En el baño más grande de toda la maldita mansión, se encontraban un grupo de jóvenes fabricando más y más espuma. Echaban todo los químicos que podían hacer burbujas a la enorme tina. El agua se desbordaba, no les importaba nada, solo risas y susurros se escuchaban dentro del gigantesco baño.
—¡Baekhyun! Pasa el jabón líquido.— susurró Kyungsoo al menor y sabrá Dios de donde sacó tal cosa, pero el chico le pasó un galón de jabón líquido para lavar platos, aquella cosa era una total grosería.
Todos comenzaron a reír bajo, sabiendo el desorden que iban a causar.
—¡Chanyeol! ¡maldita sea, Chanyeol!— gritó Yoon mirando al chico como se sacaba los mocos. —¡Vigila la puerta, mmguevo!—
Más torpe que nunca, fue hacia la puerta pero alguien la pateó por fuera. De trataba de un grupo más.
Debido a que abrieron la puerta, toda espuma salió.
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El verdadero desastre comenzó con risas y guerra de espuma en los ojos. Eran alrededor de 30 personas jugando con espuma dentro del baño como si fuera guerra de bolas de nieve. Las risas y la comedia no tardaron en sobresalirse. Los chicos se volvían como locos intentando llenar a todos de espuma.
Yoon y Jack aprovecharon y mantuvieron en la mira el gran candelabro que había en medio del baño, ambas con ayuda de los más altos subieron y por milagro de Dios este no se caiga mientras se balanceaban.
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Tanta era la espuma, que la mitad de sus cuerpos no se veían, cosa que les causaba gracia a todos en el lugar. Jack tomó ambas manos e intentó echarle en el cabello a JongDae, pero este con rostro de maldad le devolvió la ronda de espuma por la cara a la chica y comenzó a perseguirla por todo el baño y más tarde se les unió Yixing.
Yoon se montó encima de Baekhyun y comenzaron a lanzarle escupa a quien sea que les atraviese en su camino, ya que Baek corría por el inmenso baño como todo un caballo.
—¡Escuchen!— gritó Vernon llamando la atención de todos.
Y era que abajo estaban a punto de presentarse dos chicas reconocidas a nivel de reuniones y fiestas entre pandillas. Decían que eran las más candentes de toda la ciudad, y por supuesto, nadie se perdería aquella magnifica presentación. Ó al menos los hombres no.
