Día 22

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07 de Octubre de 2014

Tuve un sueño extraño donde me moría y mi fantasma se quedaba en la tierra vagando por ahí con mis amigos. Veía a mi familia llorar junto con mis amigos. Lo que recuerdo de como moría es que estaba en un restaurante, y un chico con un arma quería robar. Yo trate de detenerlo, por unos momentos lo había conseguido y había sacado a todas las personas inocentes del restaurante, hasta que voltee y el tipo me dio un tiro en la cara.

Después no recuerdo mucho, pero cuando desperté sentí que había sido verdad y que en verdad estaba muerto, pero no era así. No sabía si sentirme bien o mal al respecto, no sabía ni que quería. Pero levantarme no era una opción.

Era la primera noche en la que no tenía un sueño recurrente con Micaela. Últimamente había soñado mucho con que le pedía perdón una y otra vez. Aunque no recuerdo del todo lo que ella me respondía, pero me hacía sentir mal.

Tome fuerza de voluntad y me levanté.

Me quité el short y la playera para ponerme el uniforme. Me mojé el cabello para poder arreglarlo aunque fuera un poco, porque estaba hecho un desastre. Sentía que era como un lobo o un oso porque me crecía el cabello en dos semanas.

Cuando fui a mi habitación por mi tenis, vi la navaja con la que me había hecho los cortes, y tuve un flashback con las imágenes de las tres veces que lo había hecho con esa misma navaja.

La dejé ahí y salí de mi habitación.

Me preguntaban más de una vez que tenía en el antebrazo izquierdo. Mentía diciendo que me había caído y me lastimé con un poste exactamente en esa zona. Algunas personas lo creían, excepto Meredith.

Sentía mucha culpa acumulada dentro de mí por eso. Porque le fallaba cada vez que lo hacía. Pero yo sentía merecerlo, y en parte no, pero cuando tomaba conciencia ya era demasiado tarde.

Meredith y yo estábamos en el aula de lectura de la escuela. Ella trabajaba en un reporte del taller y yo solo estaba ahí haciéndole compañía, porque no quería estar ni hablar con nadie más. Comenzaba a creer que ella era la única que me entendía.

Cantaba en voz baja “Perfect”, la cantaba para mí solo. Después ella cantó la siguiente línea conmigo. Voltee a verla y ella alzó la vista y me sonrió. Yo le sonreí de vuelta y suspire profundamente antes de decir:

-Ayer vi a Sallie.

Abrió los ojos un poco en sentido de sorpresa.

-Intentó suicidarse de nuevo.

Abrió la boca más sorprendida todavía.

-¿Qué? – dijo casi susurrando.

Baje la vista y me cubrí el rostro con las manos, resistiendo lo más que podía las lágrimas.

-Está en el hospital y fui a verla, por eso no vine ayer a la escuela. – dije.

-No puede ser.

-No sé por qué lo hace, joder. Me hace sentir mal cada vez que lo intenta. – bajé mi cabeza hasta la mesa y sujete mi cabello de la nuca con mis manos.

Tomó mi brazo izquierdo y puso su mano sobre mis marcas.

-¿Es por eso que lo haces? – preguntó.

Levanté la vista y asentí.

-En parte. – respondí.

-No debes dejar que ella te afecte, tienen que alejarse uno del otro.

-Lo sé, pero yo no la quiero lejos y ella no me quiere lejos a mí, y ambos sabemos que debemos alejarnos.

-¿Por qué?

Mi encuentro con Amanda Todd ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora