Día 3

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4 de Septiembre de 2014

Tuve un sueño, donde estaba Amanda. No pude verle el rostro pero la vi de espaldas, su cabello lacio y su piel blanca.

Al despertar, me sentía muy confundido, pero entendía algo, que quizá podía hablar con ella en sueños, aunque realmente no fuera ella.

Salí de mi casa para ir a la escuela, aún era de noche. Las calles estaban con charcos grandes por la lluvia de anoche que yo no escuche, tenía que caminar por en medio de la calle, por suerte no pasaban coches.

Miraba al cielo mientras caminaba, pensando muchas cosas, escuchaba música con mis audífonos puestos. Y después de esa conferencia donde conocí la historia de Amanda, solo escuchaba canciones tristes, y la mayoría, sobre perder a alguien cercano.

Llegué a la parada del autobús y me quedé de pie junto con las demás personas que también esperaban.

Mientras seguía ahí, en mis audífonos comenzó a sonar una canción (de pérdida) sobre un muchacho y una muchacha. Donde el muchacho le dice a ella como esta desde que ella falleció, y ella le comenta como es allá en el cielo y como ambos se extrañan mutuamente. Eso me hizo pensar…si yo pudiera hablar con Amanda, ¿Qué cosas me diría? Porque yo tengo mucho que decirle, pero… ¿aceptaría mi amistad, mi apoyo o mi cariño? Comenzaba a tener mis dudas.

Pero después se me ocurrió algo, hablar con Amanda Todd, bueno, no hablar y que ella responda. Si no, solo hablarle como hablara con alguien, solo que sin esperar respuesta alguna. Podría platicarle cualquier cosa, cuando me sintiera mal y necesitara a alguien, porque tenía momentos en los que me sentía solo, muy solo.

Tenía la sensación de que ella podía verme, los católicos dirían que si puede verme desde el cielo. Pero yo la sentía mucho más cerca, como si estuviera a mi lado.

“Querida Amanda, soy Alech, mucho gusto, eres la única persona que tengo, déjame ser tu amigo que yo nunca te dejaré.” Buen comienzo.

Estaba cansado de siempre llegar a la escuela y que el prefecto me llamara la atención por usar mis Converse tintos, no tenía zapatos y no iba a comprarlos. Era la prepa, no una oficina.

Hoy no era un buen día en la escuela, ya que era el único día de la semana que teníamos cinco horas con la misma profesora. No era tan genial, de hecho, no era nada genial.

Para mi suerte solo trabajamos en equipos, yo con Frank, Javi, Peter y Angie. Sentía lastima por Angie ya que éramos solo chicos y ella era la única chica en nuestro equipo, además era muy callada y trabajaba sola. Yo intente hablar con ella, pero mejor decidí que comenzara a abrirse ella sola.

En fin, el trabajo que teníamos que hacer no era para nada complicado, terminamos temprano, salimos temprano, todo bien.

Tenía ganas de regresar a casa, y pensar en paz, pensar en Amanda Todd.

Quería comenzar a escribir aquella canción que tenía planeada para ella, solo que no tenía como comenzar, ni siquiera ritmo. Tenía inspiración para la letra, pero algo me faltaba y no sabía que era.

Al recordar el video de su historia, yo volvía a ponerme triste, me daba mucha tristeza, coraje, y muchos sentimientos encontrados que yo odiaba. Y me molestaba más que estuviera muerta por culpa de personas tontas e inadaptadas, quería golpear a toda esa gente que le hizo la vida imposible.

“Querida Amanda, me gustaría compadecer tu dolor y acompañarte justamente ahora, no me conoces, pero puedes encontrar en mi a un buen amigo.”

Si Amanda pudiera escuchar o saber lo que pienso…

Mi encuentro con Amanda Todd ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora