Día 1

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2 de Septiembre de 2O14

"Querida Amanda, aún recuerdo cuando escuche por primera vez acerca de ti."

Martes, oh Martes... Solo me gustan por entrar una hora después a la escuela, más tiempo para dormir, soñar, etcétera, etcétera. La escuela suele ser aburrida la mayor parte del tiempo, y pensaba que no podría ser más aburrida que antes, hasta que escuche las siguientes palabras del prefecto:

-Todos al auditorio, hay una conferencia.

"Mierda" pensé.

-De seguro nos hablarán de sexualidad y que no debemos hacer esto y aquello y etcétera, condones gratis.

Reí al escuchar el comentario de Mike.

En casos como este, la escuela es divertida por él, entre otro grupo de amigos y amigas.

Al entrar en el auditorio, había chicos de otras aulas, lo cual me pareció más fastidioso aún, yo estaba en el aula B y los que estaban eran del A, y como saben, nunca congenian entre ellos los alumnos de ambas aulas. Incluso uno de nuestros amigos estaban en el aula A, y ahora estaba con nosotros en el B, gracias a ello lo llaman "traidor".

Había una fila de asientos sola, me acerqué y tomé asiento al lado de Mike. En menos de unos minutos la conferencia inició, la presentadora fue una chica como de 24 años o más, con frenos y cabello oscuro (de seguro artificial), y el tema era...Sexting.

-¿Quién sabe que es Sexting? - preguntó la presentadora.

Nadie alzó la mano, pero si se escuchó un grito:

-¡SEXO! - gritó un compañero.

De inmediato comenzaron todos a reír, incluso yo, pero solo porque los demás lo hacían, ya que no me causó tanta gracia.

La presentadora comenzó a explicar que era "Sexting", pero pareció aburrido, ya que yo no tenía ningún problema de ese tipo, y jamás sería tan estúpido como para dejar que me pasara. Pero a medida que continuaba con el tema, solo prestaba atención a lo que decía, y resultó ser un tema interesante, pero no demasiado, era como los casos de un programa de drama de la televisión mexicana.

Lo único bueno que le tomaba a la conferencia era que no tuvimos la clase que nos tenían que dar en esa hora, así que estaba bien.

Al final antes de terminar la conferencia, nos rodaron un video de un caso de una chica de la cual desconocía su nombre y su historia.

El video se desarrolla con la chica mostrando unas tarjetas que tenían escrito toda su historia, no se veía su cara, solo su boca, su nariz, su cabello caído, en pocas palabras, del cuello para abajo hasta el estómago.

Lo que no sabía al terminar de ver ese video es que yo quedaría marcado, y que me llegaría hasta el corazón. Resistía las lágrimas, porque yo odiaba que me vieran llorar, y al salir de la conferencia no dejaba de pensar en el video, la chica, su historia, su vida, y lo que llegó a hacer...esa chica era Amanda Todd.

Al salir del auditorio, salí con la vista hacia el suelo, sin dejar de pensar en esa chica, "Amanda Todd" repetía en mi mente, "se suicidó por culpa de este maldito mundo", pensaba.

Cuando entré en el aula, me senté y seguía teniendo la vista baja, sin decir nada, mientras mis amigos parloteaban, reían y bromeaban, no los había marcado tanto como a mí, a veces odiaba que ese tipo de cosas me llegaran tanto, no era tan bonito, a veces quería ser de piedra, pero después pienso que no sería tan buena idea como suena.

-Alech, ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan callado? - me preguntó Annie.

-Nada, estoy bien. - respondí mintiendo.

No me gusta mucho decir mis problemas, lo único que quería era llegar a mi casa y pensar tranquilo en ella, era lo único que quería en ese momento.

Todavía faltaban un par de clases más y después sería libre.

En el transcurso de todo el día en la escuela, solo pensaba en Amanda Todd, era lo único que tenía presente en mi cabeza. A veces prefería no haber visto ese video, pero no haberlo hecho, no la habría conocido, o algo así.

Cuando por fin pude salir de la escuela, tomé el autobús junto con un amigo, Isaac. Quien por alguna razón tuvo la idea de tomar el autobús que tardaba una hora en llegar hasta nuestro destino, ya que él y yo vivimos a una calle de diferencia.

No me sorprendió que también notara que algo me pasaba.

-¿Estás bien? - preguntó.

-Sí, solo que no puedo dejar de pensar en ella, en Amanda. Quisiera haberla conocido, yo podía haberla ayudado. - respondí.

-Supéralo, eso fue hace dos años, yo he visto el video cuatro veces, y no me afectó.

"Es porque tu si eres de piedra" pensé.

Para mi suerte, unos muchachos de universidad para nada maduros estuvieron diciendo cosas graciosas todo el camino, lo que me hizo reír y que me alegrara un poco, pero acabó cuando me bajé del autobús.

Llegué a mi casa, y lo primero que hice fue entrar a mi baño, sentarme en el piso y comenzar a llorar. Si, llorar por una chica que nunca había conocido, que estaba muerta, que no sabía de mi existencia ni yo la de ella, pero eso hacía, llorar por una chica.

Me sentía extraño porque dentro de mí había algo que me hacía sentir que ya la conocía, de algún lugar, de una parte, pero no podía ser posible, ya que estábamos a cientos de kilómetros, y ahora estábamos a infinita distancia, literalmente.

"Ella no merecía morir, ella merecía ser feliz y no quitarse la vida" decía como si alguien pudiera escucharme y comprender mi ¿dolor? Prácticamente estaba "de luto" por Amanda, y eso lo hacía aún más raro.

Me levanté, salí del baño y comencé a caminar por la casa, dando vueltas y vueltas. Decía palabras, como si ella pudiera escucharme, palabras como "espero ya estés bien, sin dolor" y "me hubiera gustado conocerte".

Y eso era lo que más deseaba en ese momento, conocer a Amanda Todd.

Pensaba en como hubiera sido si tuviera a alguien, si tuviera tan siquiera un amigo y si no la hubieran tratado como basura.

Pensar en ella me hacía odiar a las personas del mundo, no podía creer que hubiera personas tan estúpidas y desalmadas como para tratarla de esa manera y hacerle todas esas cosas crueles. Pensaba que si yo fuera su amigo, nunca la hubiera dejado sola, ni en las peores de las circunstancias.

Me sentía tan desesperado, impulsivo y enojado en ese momento que solo quería visitarla, encontrarme con ella, ver a Amanda Todd, abrazarla y decirle que no estaba sola, que tenía un amigo aunque no me conociera, pero que podía contar conmigo, y eso fue lo primero que sentí al encontrarme con la historia de Amanda.

Mi encuentro con Amanda Todd ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora