Día 15

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30 de Septiembre de 2014

-Come algo. – dije mi madre.

-No. – respondí seco mientras tomaba mi mochila y salía por la puerta.

Después de la discusión de anoche, en uno de sus gritos, mi madre dijo que no me daría dinero para comer en la escuela. Lo cual me hizo enojar más ya que yo no tenía la culpa de que ella fuera por mí con mi abuela, yo no se lo pedí. Así que preferí irme de mi casa a la escuela sin comer nada, solo quería salir de allí. Mi día comenzaba mal.

Caminaba por la calla hasta la parada del autobús. Iba a sacar mi teléfono celular para escuchar música en el camino, pero ¡Chan! Estaba descompuesto, había olvidado ese detalle.

Esperaba tener un mejor día cuando llegara en la escuela. Siempre que iba camino a la escuela me sentía normal, pero este me sentía mal, me sentía sin ganas de nada, me sentía más feo de lo normal (sin exagerar), quería estar solo y que nadie me rodeara. Completamente solo.

Eran las 6:34am, a esa hora no tenía ningún ánimo, de absolutamente nada. Ni siquiera tenía un libro para leer en el camino, nada.

Llegué a la escuela y me encontré con Annie, Meredith y Mike. Me alegró un poco verlos, con ellos la pasaba bien, eran de los pocos amigos que tenía en la escuela. Además ellos entendían mi dolor hacía Amanda Todd, pero se molestaron un poco porque regrese con Sallie.

-¡¿Qué hiciste qué?! – dijo Annie.

-Que regrese con Sallie. – dije sonriendo con calma.

-¿De qué me perdí? – preguntó Mike perdido.

-De que volví con Sallie.

-¡¿Qué?! – dijo Mike.

Me causaban risa, así que me reí y los abrace a ambos.

-Yo también me sorprendí cuando me lo dijo. – comentó Meredith.

Me separé y los miré a los tres sonriendo de oreja a oreja. La verdad es que me comenzaba a sentir mejor con ellos, hablando de aquella situación.

-Chicos, sé que están sorprendidos y quizá a algo molestos. Pero sinceramente me siento bien, me siento feliz por primera vez en mucho tiempo. ¿Eso no los hace sentir mejor y aceptarlo? – dije haciendo un puchero falso.

Los tres sonrieron y me abrazaron al mismo tiempo.

-Claro, sabes que tendrás nuestro apoyo, pero si te vuelve a hacer algo, la mataremos. – dijo Meredith.

Sonreí más amplio. Eran mis mejores amigos, no podía querer más.

Pero mi sonrisa desapareció al pensar en Amanda, de nuevo. Ellos al instante se dieron cuenta.

-¿Qué ocurre? – preguntó Annie.

-Nada, iré al baño. – respondí y caminé lo más rápido que pude hacía el baño.

Entré al baño y seguidamente a una de las puertas del retrete.

Me senté y me tape la cara con las manos. A mi mente venían imágenes de Amanda, siendo lastimada, siendo golpeada, siendo molestada una y otra vez. Sentía coraje, tristeza y mucha rabia de haberla podido ayudar.

Ya había pasado tiempo desde que vi su video, pero esas imágenes de ella regresan a mi como un flashback. La veía a ella en el suelo mientras le gritaban cosas. Ella tratando de suicidarse. Ella siendo golpeada por aquella chica. Ella siendo llorando.

Después sin darme cuenta, estaba llorando y mi rostro estaba teñido de rojo como un tomate. Caían lágrimas por mis mejillas. Las limpiaba pero caían más y más.

Me entristecí por completo, no sabía cómo parar.

Tenía cualquier cosa para ser feliz. A mis amigos, a mi novia, pero no era suficiente, me faltaba algo, o alguien…Amanda Todd.

Sentía ese nudo en la garganta al mencionar su nombre. Yo hubiera dado lo que sea para que ella estuviera conmigo y ser su amigo, su mejor amigo. Le estaba tomando más cariño, pero no quería que pensaran que estaba loco por quererla. Aunque no me importaba, pero no estaba listo para sacar al mundo mis sentimientos.

Necesitaba a Amanda conmigo, pero imposible hacer que ella regresara. Además, estaba seguro de que ella me veía desde donde sea que estuviera y se daría cuenta de cómo estoy por ella, estaba de luto, y me dolía mucho su marcha.

Traté de calmarme lo más que pude pero seguían brotando lágrimas que quemaban mis ojos.

A pesar de lo que hacía por ella sentía que no hacía lo suficiente por ella. Quería hacer más, algo que me hiciera sentir satisfecho, pero no sabía que.

Quería verla aunque fuera una vez para poder ser feliz, para poder ser completamente feliz. Sin embargo eso era imposible, al menos ahora. Solo podía verla en mis sueños, y eso sucedía rara vez.

Sequé mis lágrimas y las contuve lo más que pude hasta salir del baño y seguía sonriendo como si nada hubiera pasado.

Las siguientes clases seguían como si nada. Sonriendo y haciendo los trabajos, fingiendo estar bien. Solo quería irme a casa.

Al salir de la escuela, por fin de todas las clases, camine hacía la entrada y fui directamente a tomar el autobús para ir a casa.

Todo el día estuve pensando en la decisión que tomé al volver con Sallie. Varias personas se enojaron conmigo y me dejaron de hablar. Personas importantes para mí, lo cual si me dolió mucho.

Llegué a casa y me encerré en mi habitación de nuevo.

Saqué la libreta de Amanda y saqué todo.

“Querida Amanda, no sé si tome una decisión correcta. Espero que en serio valga la pena y no pase algo malo de nuevo, algo que me haga arrepentirme. Perdí a personas importantes para mí, personas que jamás he querido perder y que jamás podré recuperar, jamás. Necesito de tu ayuda, Amanda, te necesito más que nunca, siento que a nadie le puedo decir cómo me siento, porque me siento como una completa mierda, de verdad. Te extraño, te necesito aquí conmigo, estuve pensando mucho en ti hoy, me hace llorar tu recuerdo y duele mucho que te hayas ido. Espero verte pronto, aunque con este dolor no creo que tarde mucho.”

Me eché en la cama, y sin darme cuenta, me quedé dormido.

Mi encuentro con Amanda Todd ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora