Día 19

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04 de Septiembre de 2014

Sábado, oh sábado. Mi única parte del día favorita de los sábados es… ¡todo el jodido día!

Pero más de las 10:00am a las 12:00pm, solo por el club de teatro, nada más, no hay otros motivos. Como le había escrito a Amanda, me gustaba pasar un buen momento con mis amigos cuando estábamos ahí. Nos divertíamos y pasábamos momentos divertidos.

El día anterior, Louis me había comentado de otra chica que le gustaba, como Gina lo rechazó, y a mí me comenzó a dar lo mismo ella, pues se fijó en otra chica, Abigail.

Ella también estaba en el club de teatro. Louis me había dicho sobre ella pero yo no lograba identificar quién era hasta que hablamos hoy en el club, por desgracia Louis no estaba ahí. Y yo estaba esperando a que la clase comenzara mientras conversaba con mis amigos.

Abigail llegó y se sentó con nosotros. Louis tenía razón, sus ojos eran los más verdes de todo el club. Me sorprendía que Peter no estuviera acosándola o algo por el estilo.

Y no sabía que era ella hasta que le pregunté su nombre.

-¿Y tú por qué no dejas de hablar? – dije con sarcasmo porque no decía nada.

-Abigail. – respondió sonriéndome.

Hice un gesto de sorpresa y entendimiento, ya sabía que era ella.

-Ah, ¿de la que habló Louis? – pregunté.

Alzó una ceja un poco sorprendida y quizá incómoda.

“Mierda, que estúpido” pensé.

-Digo…que Louis me dijo que te había invitado al cine.

-Oh, sí. – dijo entendiendo. - ¿también te invitó?

-Algo así.

-Que el pague.

Reímos los dos.

Louis me había invitado después de decirme que la invitó a ella, para que no se sintiera incómodo, pero mi situación económica no me permitía darme el lujo de ir al cine. Además el cine era el peor lugar para la primera cita. Y se lo dije.

Abigail era bonita, divertida, teníamos los mismos gustos respecto a la lectura y en efecto sus ojos eran los más verdes.

En la clase no hubo mucho, solo explicaciones y de más.

Cuando salimos del club, todos desaparecían, literalmente. Fui con Peter y otras amigas nuestras, Dimitri y Elia, a un parque cerca de la escuela. Estuvimos ahí dos horas, conversando y jugando “Verdad o Reto”, no me gustaría hablar como resultó eso.

Después Dimitri y yo nos tuvimos que ir. Pero Peter y Elia nos acompañaron en el autobús. Ellos se bajaron antes que yo.

Cuando llegué a casa, si estaba mi madre (ahora sí, que sorpresa) y el padre de mi hermano. Todos estaban de buen humor, hasta yo, sorprendentemente.

Estaba en uno de esos pocos días en que me sentía bien. Y esos días eran muy raros.

Ya tenía tres días sin entrar a mi red social, y una semana sin mi teléfono. Creo que eso me estaba haciendo bien, alejarme un poco de la tecnología no hacía daño.

Nadie me extrañaba, yo lo sabía, pero eso no me quitó la sonrisa sincera que tenía en mi rostro.

Cuando mi madre y el padre de mi hermano se fueron, tomé mi computadora y comenzaba a ver las fotos que tenía guardada. Solo las que había guardada recientemente, porque en total tenía demasiadas fotos.

Entre tantas fotos encontré algunas de Amanda Todd. Y las miré por unos momentos, unos momentos largos. Y aún pensaba que era bonita. No podía evitarlo. Al instante me sentí mal, me deprimí.

Inmediatamente fui a mi habitación, y busqué su libreta.

“Querida Amanda, mientras pasaba por las fotos que tenía guardadas en mi computadora, me topé con algunas fotografías tuyas que había guardado hace tiempo. Y no pude evitar mirarlas, que al mismo tiempo caían lágrimas por mis mejillas. De verdad no puedo superar el que tú ya no estés aquí. Quizá es algo inmaduro, como un niño pequeño que no consigue lo que quiere, pero yo lo veo diferente, demasiado diferente.

Resiento mucho todo lo que te pasó, y si pudiera haber hecho algo, lo que sea para que tú siguieras aquí, lo haría sin duda alguna.

No encuentro las palabras correctas, o quizá las tengo pero no sé cómo acomodarlas para decirlas correctamente, Amanda. Yo simplemente puedo decir que te extraño, que no tolero el pensar lo que sufriste, que me duele, me duele no haber sido tu amigo, pude haberte salvado o me gusta pensar que así hubiera sido si te hubiera conocido dos años antes de que tú cometieras el error de irte.

Te quiere, Alech.”

Cuando terminé de escribirle, tenía lágrimas en mis mejillas. Las sequé y guarde su libreta.

La extrañaba, pero no podía hacer nada. Eso me frustraba. Estar tan lejos de ella. Tan lejos de Amanda…

Mi encuentro con Amanda Todd ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora