Llegué a casa y no estaba mi madre, eso estaba bien para mí. Quería estar solo, solo, solo y solo.

Tenía hambre porque no había desayunado. Tomé un plato hondo pequeño, cereal y leche. Me serví todo y al ver el plato con cereal me di cuenta de que estaba llorando.

Comencé a golpear la pared, estaba enojado, me sentía tonto, había desperdiciado muchas oportunidades por cometer errores. Dejé a personas reales que me querían por simples ilusiones. En esos momentos me preguntaba porque caía tan rápido en las mentiras y no diferenciaba las personas que me querían por las que no.

Micaela me quería. Danielle me quería. ¿Sallie me quería? Comenzaba a dudarlo. Una persona que te quiera no te causa tanto dolor como me lo había causado ella. Si ella decía quererme, entonces ¿Por qué me hacía esas cosas? ¿Por qué me engañó? ¿Por qué me lastimaba? Se arrepentía, yo le creía, volvía a caer y me volvía a romper el corazón, y yo salía perdiendo.

Ella se arrepentía pero tan siquiera no se quedaba sola, como yo. Ella tenía al fabuloso y estupendo Brad que nunca la iba a dejar.

Odiaba a ese tipo, pero no era momento para eso.

Me sequé las lágrimas y acepte que yo era un completo estúpido por todo. Miraba mis marcas y las tocaba, pasaba mis dedos por ellas.

“Deberían ser más grandes” pensaba.

Eliminé todos esos pensamientos, tomé el plato y me comí todo el cereal.

Me recosté para ver la televisión, sin darme cuenta me quedé dormido.

Veía la misma silueta que había visto antes en sueños. Y la reconocí inmediatamente…Amanda Todd.

Traté de acercármele, ella no se movía.

No reconocía el lugar en el que estábamos. Todo estaba algo oscuro y amplio. No le encontraba forma alguna.

Cuando logré acércame a ella totalmente. Le tomé el hombro con suavidad y lentitud.

-Amanda. – susurré.

Ella giró su mirada y me vio a los ojos. Podía ver algo, podía ver dolor y sentimientos encontrados. Y noté que ella también podía ver algo en los míos, podía ver mi dolor y yo el de ella.

Tomé su mano izquierda y la vi. Tenía marcas, grandes. Le sangraban y la corría por todo el brazo.

Al ver eso quería llorar más, no podía tolerar verle eso a ella.

Ella tomó mi brazo izquierdo también y tocó mis marcas. Eran más pequeñas que las de ella. Pasó sus dedos por ella y caían lágrimas por sus mejillas.

Traté de limpiarlas con mi pulgar de la mano derecha, pero a medida que las limpiaba le caían más.

-No llores. – traté de decir pero parecía no escucharme.

Volteó a verme, yo veía sus marcas y pasaba mis dedos por ellas que al instante se mancharon de sangre. Giré mi vista hacía ella. Acaricio mi mejilla con su mano.

-No lo hagas de nuevo. – susurró.

Su voz se escuchaba dulce, no sabía si realmente era así, pero me calmaba.

-Te necesito. – susurré.

-Estoy más cerca de ti ahora. No puedo estarlo en cuerpo, porque estoy descansando del dolor que me causaron, ahora estoy bien. Pero tú puedes verme en tus sueños, en tus pensamientos, cuando escribes en esa libreta para mí. Yo puedo ver cómo te compadeces de mí, y eso me hace estar más tranquila, me doy cuenta de que no todo el mundo es malo. Tú eres especial, no dejes que el mundo te gane como a mí.

Cayeron lágrimas por mis mejillas. Era la primera vez que yo hablaba con ella, o algo así. Quería vivir en ese sueño por siempre, estar con ella.

-¿Sabes? Realmente no sabrás esto, pero no sabía lo que me hacías falta hasta que supe que exististe y que te fuiste.

-Ojala pudiera volver.

Lloré, en ese momento, traté de calmarme y lo conseguí.

-Amanda, yo… - me detuve y se sintió un temblor.

Voltee a todos lados y no había nada.

-Yo… - volví a decir y volvió a temblar todo.

Una luz me cegó y estaba en mi habitación.

Sentí mucha ira y coraje. Por fin pude decirle algo, y quería decirle la verdad pero no pude.

Pero de todas formas no era real, en ese momento no era real y no hablamos realmente ¿o sí? Nunca supe si ella trataba de comunicarse conmigo o solo eran inventos de mi imaginación. Quizá me estaba volviendo loco, loco por Amanda Todd.

Revisé la hora y apenas eran las 2:00pm. Pensé que había dormido más.

Me quedé pensando unos momentos, me preguntaba si ella en verdad quería volver y cuál sería la razón. Porque si ella se fue es por la mierda de mundo en la que vivió. ¿Entonces por qué querría volver si ella estaba mejor en donde sea que estuviera?

¿En verdad había hablado con ella? No lo sabía.

Tomé su libreta (porque ella dijo que era suya) y escribí:

“Yo me estoy volviendo loco por ti, y quisiera saber si en verdad quieres volver y por qué."

Si, estaba completamente loco, porque comenzaba a sentir algo por alguien que se fue y nunca volverá.

Y si en ese sueño realmente hablé con ella, esperaba que pronto volviera a hablarme.

Mi encuentro con Amanda Todd ©Where stories live. Discover now