-Meredith, lo siento, volví a fallarte. – dije en voz baja.

-Esa no es la solución y lo sabes.

-Lo sé, lo sé, voy a dejar de hacerlo, lo prometo. Perdón.

-No lo hagas por mí, hazlo por ti. – me dijo.

Ella tenía razón. Yo más que nadie sabía que no era la solución. Siempre ayudaba a las personas con este tipo de problemas, siempre les decía que no era bueno. ¿Y ahora? Había caído también.

-¿Por qué lo volviste a hacer? – preguntó.

-Estaba solo, no tenía a nadie, necesitaba ayuda, aunque fuera un abrazo pero en ese instante, no había nadie conmigo.

-No estás solo, Alech, tienes a muchas personas que te quieren. Tienes amigos que se preocupan por ti, tienes una novia…

-No más. – la interrumpí.

-¿Qué? – dijo.

-Terminé con Sallie.

-¿En serio? – preguntó sorprendida.

-Demasiado en serio. – dije serio.

-No puedo decir que me alegra, pero en serio me alegra que lo hayas hecho, de que te hayas dado cuenta de que era lo mejor y que eres mucho para ella.

-Eso ya no importa, Meredith.

-Tienes razón. Por favor no lo hagas de nuevo.

Estaba triste, no sabía que decir o hacer, así que solo asentí y la vi a los ojos. Lo que me decía era sincero y lo decía con sentimiento de verdad. Ella me quería mucho como a un hermano y yo también a ella.

-Por más estupideces que hagas yo no te voy a dejar, pero prométeme que no lo volverás a hacer. Sé que tienes problemas, pero esto no soluciona nada.

-Tienes razón. Gracias. – dije y sonreí o lo intenté.

La clase terminó, y todos se iban. Yo iba caminando con Meredith, Annie y Mike. Ellos se reían sobre algo pero yo estaba mirando hacia el otro lado. Estaba pensando. Siempre pensaba mucho. A veces me gustaba y a veces no. Tenía sus pros y sus contras.

No vi a Sallie en ningún lado, ni a Brad, eso sí me alegró. Tenía que olvidarme de ellos dos, dejarlos y aceptar que yo perdí y el ganó. No me había dado por vencido pero estaba cansado de pelear por nada.

Brad no valía la pena, ni Sallie tampoco, pero me dolía dejarla, tuve que hacerlo por mi bien y para dejar de hacerme daño. Debía salir adelante, con o sin ella.

Me despedí de mis amigos y tomé el autobús para irme a mi casa.

En él solo iban unas cuantas personas, eran las 11:34am, los demás estaban en la escuela y nosotros salimos demasiado temprano.

En la primera parada del autobús se bajaron todas las personas y yo me quedé solo en el último asiento. Me gustaba estar así, así es como quería estar en ese momento.

Canté para mí solo en voz baja Te acompaño a llorar de Magnolia y los no me olvides. Un dúo de folk, donde la mayoría de sus canciones solo tenían guitarra, piano y armónica. Me gustaba cuando tenía mis momentos tristes, y ese era un momento perfecto para cantar esa canción, y la cantaba porque no tenía mi teléfono, era comprensible y nadie me escuchaba, aún mejor.

Detestaba usar el autobús de la escuela a mi casa porque me dejaba algo lejos y no estaba tan agradable el clima para caminar.

Me bajé y caminé tres calles hasta llegar a mi casa. En todo el camino no dejaba de pensar en lo que había pasado los últimos días: Brad rompió mi libreta. Lo golpee. Sallie me dijo que Brad era su novio. Volví a golpearlo. Sallie y yo volvimos. Terminamos. Me corté por primera vez. Soy un tonto, y todavía no acaba la lista.

Mi encuentro con Amanda Todd ©Where stories live. Discover now