Su rostro

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Capítulo 40: Su rostro

Cat

     Algo no está bien. Las calles de la ciudad están desoladas y silenciosas. Con cada respirar me lleno de temor. ¿Dónde están los carnivus? ¿La población que no pudo ser desalojada? ¿Dónde están todos? La luna se burla de mi desesperación con su delgada sonrisa, me engulle en la oscuridad que la rodea.
     Los guardianes se han dispersado por toda la ciudad en busca del peligro que se suponía encontraríamos al llegar, en cambio, Pétalos de Oscuridad nos ha recibido con una soledad mortífera.
     No me gusta la dirección que nos está llevando el rastro de Arcángel. He recorrido tantas veces estos callejones de piedra, innumerables recuerdos se aglomeran en mi mente reviviendo el pasado en toda su
gloria. Más aun cuando Sergio se detiene frente a la antigua casa de mis padres, mi primer hogar.
     —Arcángel está dentro —dice Sergio.
     Nuestro grupo es reducido, Frank, Selt, Sergio y yo.
     —Tenían que estar aquí —digo con amargura—. Ya se inició el círculo de sangre.
     Las olas de energía traspasan las paredes con una intensidad que altera a mi bestia, me hormiguea la piel en respuesta a la necesidad del cambio. Sergio aprieta
los puños hasta enterrar sus propias garras en su piel. Frank es el menos que se ha podido controlar, las facciones del felino han resurgido en segundos.
     Mi magia se acciona como un interruptor recorriendo mis venas con urgencia para desplazar esa energía destructiva de mi ser, y al mismo tiempo equilibro lo irracional que puedo llegar a ser siendo toda peluda.
Sergio tiene buen autocontrol, no se puede esperar menos de un hombre con más de trecientos años. En cambio a mi primo no le está yendo nada bien. Selt camina hacia la puerta y ni siquiera toca la madera cuando la puerta se ha abierto de par en par expulsando toda esa energía que nos intenta dominar hacia el interior de la casa, como el soplido del viento en una sola
dirección.
     Poner un pie dentro de la casa en la que crecí me derrumba por completo y no son solo recuerdos, no es solo el pasado es el presente, es lo que ha ocurrido y ocurre. La sala de la antigua casa se ha convertido en un escenario de muerte. La sangre cubre el pentagrama.
     Mis ojos solo pueden observar el cuerpo de mi padre sin vida. No puedo contener las lágrimas, me falta el aire. Ya he visto esto una vez, el asesinato de mis padres en mi
segunda vida. Porque me tiene que arrebatar todo.
     —Cat —Frank me toma del brazo y me hace avanzar un paso. Pero estoy atrapada en el dolor. Lo miro por unos pocos segundos, sus ojos están rasgados y urgidos por lo que ocurre a nuestro alrededor. Yo solo tengo ojos para mirar a mis padres muertos. Cordelia también se ha ido, ya no tiene un pronunciado vientre solo sangre
mucha sangre.
     — ¿Dónde está el bebé? —pregunto en un susurro.
     —No lo sé —responde Frank.
     El círculo de sangre ahora es diferente, no hay tantos sacrificios como antes solo la sangre de mis padres ha sido derramada. Lo que ha cambiado es la cantidad de oscuros involucrados, me sorprender ver el rostro de Dulce con una malévola mirada, Nariel sonríe como diciendo veme triunfar. Como siempre preside el pentagrama. A su derecha se encuentra Marian con las
manos manchadas en sangre, y siento una ira que arrasa con el dolor. La madre de Frank también está allí.
     Del lado izquierdo Cornelius y su esposa. Solo mi madre Marian tiene las manos manchadas de sangre, ella los
sacrifico.
     Nicol también está allí llorando desconsolada pero siendo participe del ritual. Arcángel tiene las manos atada a la espalda e hincado de rodillas al lado de
Cornelius, Sebastián se encuentra en las misma condiciones solo que del lado de Estela.
     Encuentro el aire que no llegaba a mis pulmones mientras veo como Selt intenta cruzar una línea inexistente que de alguna manera nos mantiene fuera del círculo de sangre como simples espectadores.
    —Están usando a Sebastián y Arcángel en el ritual —dice Selt convocando todo su poder. Su cuerpo se cubre de fuego azul e inmediatamente el suelo se agrieta con el choque de su magia y la energía del ritual. Rayos golpean cada punta del pentagrama, veo inestabilidad y terror en Nariel y creo que es la primera vez que la veo de esa manera.
     —Frank tu busca la forma de sacar a tu madre de todo esto —dice Sergio—, yo voy a intentar sacar a Arcángel del ritual, si él muere Sonia Riquelme se liberará con
plenitud.
     —Alguien tiene que encontrar a mi hermano —digo dejando fluir mi magia.
     —Esa tarea se la dejaremos a Sebastián una vez que tú y Selt rompan lo que nos impide avanzar —explica Sergio intentando dar un paso más hacia delante pero es
expulsado hacia atrás hasta ser golpeado contra la pared.
     Hago que Frank retroceda y camino hacia el pentagrama, doy el primer paso y siento la energía oscura como una fuerte ventilada que no me permite caminar. En cambio Selt tiene medio cuerpo dentro de
esa barrera de poder, un poco más de magia y conseguiremos que quiebre como una copa de cristal al caer al suelo. Solo tengo que avanzar dos pasos más.
     Extiendo la mano para tocar la estática de tanto poder en el aire mientras mis garras emergen bajo un temblor debajo de mis pies. Del círculo de sangre a comenzado a emerger una mujer, su cabello rojo cae sobre su hombros cubiertos por una tela negra que se convierte en un vestido negro ceñido al torso y como una campana al caer a los pies.
     Cornelius sostiene una daga y agarra a Arcángel por el cabello exponiendo su cuello, a la espera de una señal. No puede ser que sin el libro hayan conseguido
llegar tan lejos con el regreso de Sonia Riquelme, porque esa mujer que ha emergido tiene que ser ella.
     Los ojos de Arcángel pasan de ser grises a negros mientras el filo de la daga se acerca a su cuello. Termino de alcanzar ese lindero que me impide avanzar y mi magia golpea, al tiempo que él libera su oscuro poder como una bomba que termina por resquebrajar la barrera que los rodea. Selt se impulsa hacia el interior, con cada paso las grietas alcanzan el pentagrama debilitando la conexión de su madre con este mundo. Solo lo necesario para que Frank empuje a su madre fuera del
pentagrama, desde ese preciso instante es como si todo ocurriera con lentitud.
Selt entra al círculo de sangre envuelta en fuego y frente a su madre un espectro infernal, un demonio. Los ojos de esa mujer ya no son carmesí sino negros, tan oscuros como siempre lo fue su retorcida alma.
     La crueldad se apodera de mí ser y el fuego escucha mi llamado, acaricio el alma de Estela y dejo una pequeña llama dentro de su cuerpo. Compartirá el mismo final que su hija. Deseo que esa llama crezca y su cuerpo comienza a quemarse desde el interior, sus gritos desesperan a los demás, y le da oportunidad a Sergio de alcanzar a Sebastián y liberarlo.
     Nicol no se mueve de donde está, veo el terror tatuado en su rostro. Intento hacer lo mismo con Cornelius pero soy golpeada por una fuerza descomunal que me lleva hasta el suelo. Me incorporo y estoy sangrando por la nariz. La daga de mi tío va directo al
corazón de Arcángel, y no hay forma de evitarlo. Sergio desgarra a Cornelius pero es tarde, la sangre del demonio ya está siendo derramada y Sonia Riquelme se alimenta de ella.
     —Tengo que tomar tu cuerpo hija —dice la voz de ese espectro infernal.
     —Eso no va a suceder madre —responde Selt.
     El círculo de sangre que rodea el pentagrama se reduce hasta acorralar solo a Sonia Riquelme. Nariel y Marian que son las únicas que se mantiene en pie para el ritual son expulsadas por una ola de magia
proveniente de Selt. Cuatro de las puntas del pentagrama reposa un elemento, una llama naranja suspendida en el aire representando el fuego, una gota de agua, una débil y pequeña roca y una insignificante ráfaga de viento, en la quinta punta no hay más que un brillo blanquecino.
     —Adiós madre —son las únicas palabras de Selt.
     El círculo de sangre se traga a Sonia como lo hizo el agujero en el suelo con Sasha.
     —Lo lamento tanto —escucho decir a Nicol—, los he liberado.
     Sé que se debe sentir culpable por todo lo que ha pasado pero mi atención en este momento está en otra persona.
     — ¿Quién los mato? —pregunto.
     —Miriam lo hizo —responde ella con firmeza.
     Mi madre se aleja a gatas sobre el suelo, ya no parece tan segura de mi amor por ella. Acabo de quedarme huérfana, mis padre han muerto y ella también debe
morir. Ya no puedo sentir más dolor.
Sergio intenta contener la sangre que brota del pecho de Arcángel. Sebastián se ha ido por el pasillo al fondo de la casa, quizás en busca de mi hermano recién nacido.  Mientras el enfrentamiento entre las dos
hermanas Riquelme ha comenzado a generar fuego por todo el lugar. El humo se cola en mis pulmones pero eso no es impedimento para que Marian viva.
     —Ves cariño —dice mi madre—. Todos te abandonan, menos yo.
     Sonrió con lágrimas corriendo por mis mejillas.
     —Nadie me ha abandonado madre. Todo me lo has arrebatado tú —digo con amargura.
     Ella se levanta con las piernas temblorosas, nunca había visto tanto terror en sus ojos ni siquiera con mi padre y sus maltratos. Acorto el espacio entre nosotras.
     Ella abre los brazos para abrazarme, levanto mi mano y la entierro en su pecho siento los fuertes latidos de su corazón mientras su tibia sangre cubre mi piel.
Los ojos de Marian me observan con gran sorpresa mientras la vida se le escapa con cada respiro, cada gesto en su rostro indica que jamás se imaginó morir en mis manos.
     —El amor nunca fue suficiente madre —susurro y extraigo su corazón.

Secreto de la Rosa. Guardianes 5. Gato MágicoWhere stories live. Discover now