Juzgada

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Capítulo 4: Juzgada

Cat

Yo en esta vida: Camila De La Rosa. Reclinada contra un asiento incómodo. Con todas las miradas sobre mí, y observando una y otra vez las imágenes proyectadas por capturas mágicas, cuando asesinó a una mujer; a un guardián, rasgando su pecho con mis garras. Son imágenes macabras. Y quien se tomó las molestias de crearlo para hacerme culpable; es un profesional en el oficio.

Mi padre, Camilo Humboldt se encuentra con los representantes del concejo a puertas cerradas, abogando por mi inocencia. Mientras, mis ojos están fijos en las imágenes formadas por una especie de humo. En donde se ve claramente como asesino a una mujer. Mi rostro se detalla a la perfección, en realidad, es muy difícil convencer al concejo de que no estuve allí. Desde que las imágenes van y vienen, el público que han traído para mi juicio se alza en murmuraciones. Lo que me tiene sin cuidado. Mi padre es un excelente a bogado, estoy segura de que conseguirá llegar a un acuerdo hasta que se esclarezca mi situación.

En cambio, mi madre Cordelia De La Rosa está hecha un mar de nervios destrozando papelitos que caen como hojas secas a su alrededor. Selt Riquelme, una bruja de 300 años. Está haciendo su mejor intento por calmar a mi madre. El embarazo la tiene muy sensible. Hoy no solo hemos venido ante el concejo porque estoy siendo acusada de asesinato, también porque han decidió enviar a las gemelas a Cirvius debido a que ahora son huérfanas, y solo tienen 16 años.

Mi padre también está tocando ese tema con el concejo, por si existe la posibilidad de que Selt se haga cargos de las chicas hasta que cumplan los 20 años.

Mis dos amigos inseparables, Maycol Andrade y Sebastián Samper están igual que yo de sorprendidos con todo lo que me han mostrado.

Recorro al público que se deleita mirándome sentada en la silla de enjuiciados, y esperando con excitación una condena acorde al delito que supuestamente he cometido. Me detengo a observar a esos bonitos ojos grises que parecen querer apuñalarme. Es ese chico atractivo con el cual me tropecé un par de horas antes de entrar a esta recamara para ser juzgada, en las instalaciones subterráneas de los guardianes, en uno de los más importantes edificios de la ciudad.

En la recepción una muchacha de anteojos le entrego a mi padre una pequeña llavecita que él introdujo en el ascensor, para luego caer al vacío precipitadamente. Las puertas se abrieron un pasillo oscuro y tenebroso se abro para nosotros, conectado a otro pasillo iluminado detrás de unas puertas como las de los hospitales, justo en ese momento tropecé con el chico atractivo que me dejo impactada con su mirada. Unos ojos grises fieros como una tormenta, podría ahogarme en ellos. Si ese fuera mi castigo estaría encantada de asumir la culpa.

Puedo entender su ira contra mí, todas las pocas pruebas que los guardianes han encontrado indican que yo mate a ese guardián. Si yo estuviera en su lugar, ya le hubiera clavado mis garritas al asesino y le hubiera regalado ese pasaje de ida al otro mundo, sin retorno. Eso me recuerda que existe alguien a quien le tengo uno de esos pasajes reservados pero no he tenido la oportunidad de descargar mi ira como debe ser.

A su lado, se encuentra una chica de cabello ondulado cobrizo con ojos risueños tiene el brazo entrelazado a un joven de cabello negro. Son los mismos chicos que lo acompañaban cuando me tropecé con él al salir del ascensor. Una mujer que guarda parecido con mi madre también se encentra con él, lleva el cabello más corto, tiene los mismos ojos violetas y es bajita.

Un poco más distante, esta otra chica con ojos violetas y un cabello pintado de verde que me mira con repulsión, hay un hombre de cabello oscuro sentado a su lado, parece ser su padre. Lo que significa que somos familia.

Secreto de la Rosa. Guardianes 5. Gato MágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora