Extraños fantasmas

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Capítulo 12: Extraños fantasmas

Selt

     El brillante y ardiente sol se mantenía en la cúspide del cielo pero sus rayos son suaves y delicados al contacto con la piel. La tarde es fresca y silenciosa. No he podido encontrar ninguna anormalidad en Cirvius, las clases siguen su curso, los entrenamientos, los profesores, los guardianes… como si ninguno de ellos
hubiera sentido a presencia de mis hermanas. Lo que para mí es excesivamente extraño, tanto silencio por parte de los oscuros no me gusta para nada. Nariel ni
siquiera ha intentado tomar mi cuerpo de nuevo. He logrado hacer espacio entre las horas de clases de los chicos para reunirnos a entrenar, bueno ellos entrenan mientras yo los observo.
     Sebastián le está enseñando a Nicol como usar una espada para defenderse, ella se mueve con torpeza mientras intenta blandir una espada contra un contrincante que no le da espacio ni para respirar. En ningún momento ella ha dado un paso hacia delante para hacerlo retroceder, todo lo contrario con cada paso hacia atrás es como si quisiera escabullirse de él: balancea su espada una y otra vez hacia ella con una
agilidad y limpieza en cada movimiento que determina la experiencia de tres vidas como un guardián.
     Verlos, me hace recordar aquella vez en que un gran amigo mío me convenció de tomar clases de entrenamiento, solo por si algún día mi magia me fallaba y me viera en la necesidad de defender por otros medios. Damián fue un hombre muy sabio, sus buenos deseos y las sugerencias que a la final terminaron siendo ordenes, se han convertido en realidad y herramientas de vida. Cuando Cat vino a este mundo por primera vez, el llamado de mi propia sangre me llevo de regreso a pétalos de oscuridad después de años de ausencia por mi parte. En ese tiempo fue cuando mis lazos con la
familia De La Rosa se forjaron de nuevo, con ese nueva vida que aún se encentraba en el vientre de su madre, Cat. Después de ese día permanecí unas dos semanas
en la ciudad, y no pude negarme a tomar clases con Damián.
     Ver a Nicol intentando mantenerse en pie, esquivando y rechazando golpes, el chirriante sonido que producen las espadas al tocarse me traslada esa época en la que
era yo quien daba pasos torpes, y con un equilibrio deplorable en mi mano para sostener la espada.
     Ella cae al suelo, y la espada de Sebastián se detiene justo en su garganta.
     —Muerta, de nuevo —anuncia su novio complacido, y con una arrogante sonrisa.
     —Ya lo sé —. Expresa Nicol desde el suelo casi sin aliento, aceptando su derrota—¿sabes dé que me doy cuenta?
     —¿Que? —responde Sebas con una pregunta.
     —De que soy una experta dejando que me maten.
     Dejo escapar una risa.
     Él la ayuda a ponerse en pie de nuevo.
     —¿Recordando cómo eras de torpe cuando aprendiste a usar una espada? —pregunta él, incitándome a un duelo. Espada en mano y listo para tener un contrincante con mucha más edad que él.
     —Así es, recordando tiempos que no volverán —digo con un poco de melancolía.
     —¿Lo intentaras? porque yo, ya no puedo más —dice Nicol entregándome su espada. Se ve exhausta y jadeante, no lo ha hecho nada mal para ser la primera. El
peso de la espada se siente extraño en mi mano, hace mucho que no sostenía una. Es un intervalo de tiempo corto, a medida que mis pies dan cortos pasos para estar frente a Sebastián la espada se vuelve tan liviana,
despertando mis destrezas dormidas.
     Me coloco frente a él, y bailamos una danza rápida de golpes mortales. Las espadas se acarician con ferocidad. El filo de su espada me roza el hombro, dejando la
manga de mi blusa colgando de mi hombro, que ahora se encuentra descubierto mientras, que, el filo de mi espada besa su palpitante garganta. Una gota de sangre
sale de su cuello y se desliza por la platinada hoja.
Apenas y un rasguño.
     —¡Eres buena! —exclama Sebastián fatigado.
     Retiro la espada, y tomo un poco de aire.
     —Tú en cambio, eres mejor con la magia—expreso ayudándolo a levantarse del suelo.
     —En eso tienes razón —admite.
     El alcance de su magia no es de la altura de la que yo poseo, pero si es uno de los mejores magos que ha tenido la historia. En su primera vida les facilito una herramienta importante para las bestias al momento del cambio que sufren sus cuerpos, una gema capaz de contener magia para facilitar la vestimenta de una bestia al regresar a su piel humana.
     —Eso fue impresionante —dice Nicol—, ¿Ya hemos terminado por hoy?
     —Sí, ya se pueden ir a descansar.
     Ambos recogen sus cosas del césped y
desanduvieron hacia la residencia. Él camina rápido y Nicol se ve demasiado cansada como para seguir su ritmo. Así que se queda atrás un par de veces. Nuestra
conexión es intensa y puedo percibir su inquietud, la sensación de alguien va tras ella. Pero no hay nadie detrás de ella, aun puedo verla por el sendero, voltea y se encuentra con mi mirada. Una helada brisa proveniente de los alrededores boscosos de Cirvius hace que los vellos de mi cuerpo se ericen. Los pierdo de vista, y me froto los brazos en busca de un poco de calor. Pronto el cielo se teñirá de tonos rojizos y naranjas dando paso al atardecer.
     Después de la presencia de mis hermanas, no he podido dejar de pensar en Sergio. Y debo admitir que tengo miedo. Estoy aterrada de solo pensar que el tiempo y mis decisiones hayan fragmentado nuestra unión. Ese amor tan puro y bonito que nació entre los dos y que no nos permitieron disfrutar. El tiempo no ha borrado la huella que dejaron sus besos sobre mi piel ni mucho menos la alianza que vincula nuestras almas.
     Tengo tanto miedo de perderlo otra vez. La vida se ha ensañado conmigo, arrebatándome a quienes más he amado. No creo que mi corazón resista una perdida más.
     —Señora Riquelme —me sorprende escuchar la voz del director. Giro sobre mis pies, para encontrarme con un hombre barrigón—. La estaba buscando.
     —¿Para qué?
     Mi poca empatía no le afecta, una sonrisa grotesca muestra una dentadura que está muy lejos de ser saludable.
     —Le han enviado un sobre —extiende su corto y gordo brazo hacia mí.
     El sobre es amarillo y se encuentra cubierto de letras, un impresionante sello para que no sea abierto por las manos equivocadas.
     —Gracias —expresó sin ninguna intención de abrirlo delante de él. El director después de unos incomodos
minutos delante de mí, decide irse. Doy vuelta, apenas un par de pasos y me detengo porque mis ojos están
mirado lo que Nicol observa.
     Allí entre unos árboles, casi imperceptible se encuentra una mujer de felinos ojos en un matiz gris dorado, suaves ondas cayendo a sus hombros en un tenue dorado. La observa con curiosidad y Nicol a ella de la misma manera, es una gata y se encuentra muerta, no hay duda de ello, parece estar flotando entre la oscuridad. Su rostro se me hace conocido pero no me da
tiempo de detallar sus facciones, Nicol ha girado la mirada y mis ojos vuelven a estar frente al sendero adoquinado.
     Son escasos los momentos en que la conexión con Nicol me permite observar a través de ella, y al igual que en ese extraño sueño, la presencia de ese felino enciende una alarma dentro de mí que aún no he podido descifrar.

     Ha caído la noche, como un torrencial de oscuridad. Ni un lucero se puede observar, termino por cerrar la ventana. El sobre ha permanecido sobre la cama, a la espera de que mis manos liberen el sello. Ha sido
enviado por Marta, su nombre resalta entre toda la demás escritura que cubre el sobre. Me acomodo en el borde de la cama, extiendo el brazo para tomarlo y la
conexión con Nicol me traslada a otra habitación.
     Sus ojos me dan una amplia visión de la recamara, el cuerpo de Zoe con el alma de Maycol se encuentra plácidamente dormido, y cerca de la puerta Está de
nuevo esa mujer de felinos ojos.
     —¿Quién eres? —la voz de Nicol es apenas un susurrar del viento en mis propios oídos.
     No hay una respuesta, pero ella comienza a titilar como las luces de navidad, un efecto que nos es propio
de un fantasma. Su titilar se vuelve más fuerte como si aferrara a algo, ¿un cuerpo quizás? y desaparece.
     Mis ojos vuelven a observar el sobre en mi cama. Esa mujer no se encuentra realmente muerta, es como si estuviera en medio. Pero ¿Quién es?
     Tomo el sobre, y con solo mi tacto el sello de letras se alza y desaparece. Lo rasgo por un lado, y en su interior solo hay una hoja con un corto texto.

     Querida Selt, te escribo para informarte que el libro que fue escrito por tu madre Sonia Riquelme se encuentra en custodia de la Familia Arias, bajo la protección de mi persona y la mana de lobos de la ciudad.
     Además, estamos recibiendo carnivus por las calles que son mucho más rápidos que los que en tu pasado has visto, algo que nos preocupa y que intentamos controlar. Sin embargo, ya hemos tenido algunas
pérdidas importantes entre humanos y bestias que se nos están haciendo difíciles de ocultar. Sé que en el lugar que te encuentras no puedes hacer nada al
respecto, pero es mejor que estés informada de lo que ocurre afuera.
     Se despide, Marta.

     El libro de mi madre, una colección de hechizos malignos donde reina la oscuridad. Un libro que ha pasado por las manos de los guardianes y ha regresado
a las manos de mis hermanas. La única forma de que este en custodia de los lobos es que alguien se los haya entregado, y ese tiene que ser Sergio.
     Busco papel y lápiz, con una sonrisa anclada en mi rostro.

Secreto de la Rosa. Guardianes 5. Gato MágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora