Un calabozo

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Capítulo 20: Un calabozo


Cat

Doy vueltas en la cama entre despierta y dormida. Algo me perturba.

— ¿Cat? estas allí.

Esa voz en la cabeza me sobresalta. La habitación está a oscuras pero mis ojos recorren el lugar con claridad. Miro hacia la cama de Reichel ¿en qué momento llego? está dormida. Busco por toda la habitación y nadie se encuentra llamándome. Quizás ha sido producto de mi imaginación. Me dejó caer de nuevo sobre la cama, apenas y cierro los ojos y allí está de nuevo.

—Cat, ¿puedes escucharme?

Esa voz, claro es Sebastián. Es tan difícil reconocer la magia cuando ya no es parte de mí.

—Sí, Sebas estoy aquí.

—Qué bueno, pensé que no funcionaria. Ya sabes eras la única que podía comunicarnos y ya no tienes magia.

—No tienes que recordármelo, eso quiere decir que estas desarrollando muy bien el poder mental.

—Si en eso estoy trabajando, pero luego te cuento. Tengo cosas importantes que decir.

— ¿Paso algo?

—Ni te imaginas.

—Habla de una vez

—Hubo un ataque aquí en Cirvius. Asesinaron a una chica, y están inculpando a un lobo, Bruno. Lo encontraron en la escena pero él parece aturdido. Lo han llevado directo a la ciudad de las sombras, Selt se ha ido con él. Tanils y Nariel están aquí, ocultas en la academia.

— ¡¿En la academia?! ¿Se han apoderado de la academia?

—Al parecer sí. Pero, todavía no se han pronunciado en público, por así decirlo. Ya debo irme.

Su voz se desvanece.

Ya no puedo conciliar el sueño. Cirvius siempre ha sido uno de los lugares más seguros y ahora es el nido de los Oscuros. ¿Qué estarán planificando? Odio sentirme con las manos atadas. El consejo de Guardianes no se está dando cuenta de lo que ocurre a su alrededor. Retiro la sabana y salto. Caigo de cuclillas.

Reichel está profunda en un sueño. Sus instintos felinos ni siquiera me han percibido. Que extraño.

Alcanzo la puerta del baño, dejo la luz apagada y comienzo por lavarme el rostro, para terminar dándoseme un ducha rápida, el agua esta helada. Si mis cálculos no me fallan deben de ser como las tres y cuarenta de la mañana. Trato de hacer el menor ruido posible mientras me cambio, me mantengo sobre un solo pie mientras paso una de las mangas del pantalón deportivo por la otra pierna, hago el cambio y termino por subirlo hasta mi cintura. Reichel se remueve sobre su cama, pero sigue estando dormida. Paso un suéter de algodón por mis brazos y cabeza, me saco el cabello que ha quedo pegado a mi espalda, y lo sostengo con una liga en una coleta. Ubico los zapatos, me los calzo y me escabullo hacia el pasillo.

Me detengo frente a la puerta de los chicos con la mano lista para golpear la puerta. ¿En qué estoy pensando? Ellos no van a ayudarme para ver a ese lobo, bruno. Mucho menos, a Selt. Lo mejor es buscarlos por mis propios medios. Doy vuelta.

— ¿A dónde vas tan temprano? —la voz de Arcángel hace que se me erice la piel de los pies hasta la cabeza. Que susto me ha dado. Doy vuelta.

¡Oh, Dios mío!

Hombre para atractivo. Qué manera de comenzar el día. El felino lleva el cabello húmedo, y algunos mechones caen sobre su frente, sus ojos se ven más claros que de costumbre; enfundado en la característica ropa de los Guardianes.

Secreto de la Rosa. Guardianes 5. Gato MágicoWhere stories live. Discover now