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Cuando Luke timbró en la puerta de mi casa, sentí el estómago justo como había sentido en la montaña rusa, como si se me fuera a salir por la garganta. Hoy era el día. Finalmente, Luke venía a mi casa a cenar.

Había estado tratando de pensar positivamente durante mucho tiempo. Todo iba a salir bien e incluso si no salía, sabía que iba a seguir con Luke con o sin aprobación de mis padres. Ellos también se veían nerviosos. Mamá había estado cocinando y cuando papá llegó se puso a ayudar también.

Mamá me gritó que abriera la puerta, porque ella aún no sacaba del horno lo que sea que estuviera haciendo. Lo que de todas formas pensaba hacer yo, no quería que ellos lo recibieran. Suspiré y le pedí al universo que todo saliera bien, antes de abrir.

Ahí estaba Luke, con su cabello aplastad, contrario a su usual volumen y con sus ojos brillantes azules. Sin piercing.

—Tu cabello y tu piercing— ladeé la cabeza sonriendo, se veía diferente, pero bien. Más maduro, aunque de alguna forma aún relajado.

—Es mi look para impresionar a los amigos de mamá, espero que funcione aquí. Y traje un pastel— bajé la vista por su camiseta azul de vestir hasta sus manos, en realidad traía un gran recipiente.

Sonreí. Tenía muchas ganas de besarlo pero no creía que eso le agradara mucho a mis padres, así que solo le di un beso en la mejilla.

—Gracias. Te ves muy guapo. Creo que va a funcionar.

—Yo también, y tú te ves hermosa—dijo y era él quien me daba un beso en la mejilla esta vez.

En realidad no me había arreglado mucho el maquillaje de siempre, pero con un labial algo rosado que casi nunca uso, un vestido color lavanda que mi mamá me compró hace tiempo y que sé que le gusta cómo se me ve, aunque a mí no tanto.

—Pasa—le dije y tomé el pastel con una mano.

Luke tomó la que estaba libre y lo guié por nuestra sala de estar hasta la cocina, que era también donde se encontraba nuestro comedor.

Mamá y papá esperaban de pie junto la mesa, por fin habían sacado lo que vi que era pollo empapelado y lo estaban colocando en los platos. Se detuvieron cuando nos vieron entrar.

—Buenas noches—escuché decir a Luke.

—Buenas noches— papá se acercó y extendió su mano, la que mi rubio estrechó de inmediato.

—Luke Hemmings, señor— pude notar que estaba nervioso, pero solo porque lo conocía más. Estaba sonriendo como le sonreía a los niños cuando usaba el disfraz de pizza, pero las comisuras de sus labios estaban más temblorosas.

—Un gusto— asintió mi padre Se veía algo tieso pero no de mala manera, siempre se ponía formal con los desconocidos.

Mi madre también se acercó, se veía más nerviosa que papá, pero por alguna razón más alegre. Fue eso lo que más me sorprendió, después de todo lo que me había dicho en esa horrible pelea, ahí estaba sonriéndole a Luke como el día que lo conoció.

—Luke trajo un pastel—declaré cuando terminaron los saludos.

Mamá parece sorprendida.

—Oh, no debiste molestarte—dice mamá halagada mientras Luke le entrega el pastel—. ¿Lo hizo tu madre?

—En realidad lo hice yo—sonríe con algo más de confianza. Probablemente porque se sentía muy seguro respecto a sus habilidades culinarias. Yo también.

De hecho antes de todo esto estaba preocupada por las habilidades culinarias de mis padres. La madre de Luke era una chef y probablemente Luke había crecido con sofisticadas elecciones de comida. Pero después recordé que Michael dijo que solían comer la pizza más barata que podían pagar antes de que Luke trabajara en Pizza Wild. Además, no creía que una mala comida fuera a arruinar todo.

pizza || hemmingsWhere stories live. Discover now