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El silencio en mi casa era lo único que me había estado dirigiendo mi padre, sólo se despidió de mí cuando salió de viaje, porque los dos teníamos cierta clase de ansiedad, teníamos que despedirnos porque temíamos que papá no volviera. Todo fue culpa de las películas de destino final que me permitieron ver cuando era pequeña, ahora temía que el avión de papá se estrellara, o una de las turbinas estallara, temía que lo asaltaran o una bala perdida de algún robo llegara hasta él, y entonces yo no me habría despedido y me odiaría por siempre.

Lo que no significaba que ni siguiera enojada con él, y con mamá, pero ella era más como yo, más débil y necesitada de cariño. Cuando papá se fue me hizo galletas, por una semana seguida, incluso me compró tacos de un lugar mexicano que había en el centro de la ciudad.

Yo cedía, claro, porque aún tenía todas las redes sociales que éste siglo me brindaba para comunicarme con Luke, además los últimos días, antes de que las vacaciones de primavera comenzaran, había ido a visitarme a la escuela, con la camiseta negra y los jeans negros, que indicaban que había estado usando el disfraz de pizza. Y nos besábamos durante todo lo que era posible antes de que él tuviera que regresar al trabajo.

Ahora, ni siquiera tenía eso. La escuela había terminado por un par de semanas, pero siempre recibía snapchats de él, con la camiseta verde y la gorra, deseándome buenas noches antes de salir a entregar una orden. Había pensado en que viniera a casa como la noche de la pelea, pero era demasiado riesgoso hacerlo muy seguido.

Por supuesto mamá no sabía eso, supongo que lo sospechaba, pero aún se sentía mal porque ella odiaba verme llorar, y triste, lo peor es que ahora, ella era la causa. Sabía que eso la carcomía, que ella amaba a papá y cuando él no estaba me tenía sólo a mí. En ocasiones me sentía mal por ella, había considerado incluso perdonarla, pero la recordaba diciendo todas esas cosas horribles de Luke, sus sospechas de que yo estaba embarazada, o los comentarios que hacía a veces durante nuestras tensas comidas "Tú padre y yo sólo queremos lo mejor para ti", y entones volvía a sumirme en el enojo.

Habían pasado exactamente once días desde que papá se fue y seis de ellos eran vacaciones, sin Luke, sin amigas, ni escuela (Solo yo, internet y mi madre con sus galletas de disculpa), cuando Ashton llamó. Tendría una fiesta en su casa, una fiesta para celebrar la primavera y pequeñas las vacaciones, yo estaba invitada y "Luke va a venir" había gritado Michael. "Te extrañamos, Callie". Yo también los extrañaba, pero ¿los extrañaba al punto de volver a mentirle a mi madre?

Probablemente.

Pasé la noche en vela, escuchando cancones tristes y pensando en que podía decirle, y si en realidad volvería a mentir. A mamá la que me traía mantas y me daba mi comida favorita, incluso si yo le había estado contestando en monosílabos por días. Mamá la que llamaba a Luke delincuente.

Desperté a la mañana siguiente, aún dándole vueltas al asunto y para la tarde, mis manos ya estaban sudando mientras bajaba las escaleras para ir a la sala, donde mamá miraba una película sentada en el sofá. Tenía su teléfono en la mano, tal vez enviándose mensajes con sus amigas del club de manualidades al que asistía ocasionalmente. No estaba tan sola, pero a ella le gustaba hablar mucho y le irritaba tener que escribir todo lo que quería decir.

—¿Ma? —ella levantó la vista de inmediato.

—¿Estás bien, nena? —preguntó examinándome.

—Si.. yo. Uhm. Las chicas quieren ir al boliche mañana, como a las siete ¿crees que pueda ir? —sueno lo más inocente que me es posible.

—Estás castigada, California. —me recordó, como si no lo supiera.

pizza || hemmingsWhere stories live. Discover now