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El resto de la fiesta fue genial, cuando sentí mi barbilla irritada de nuevo, le dije a Luke que tenía sed y salimos de nuestro rincón para tomar algo. Mi rubio novio comentó que la cerveza era de raíz, me preguntó si podía tomar eso, pero la verdad es que preferí agua.

Volvimos a la sala luego de charlar un poco. Mis amigas seguían justo en donde habían estado cuando las dejé, aun bailando; la música, ahora si era ensordecedora. Luke dijo que si yo así lo deseaba, bailaría conmigo, y sonreí enormemente cuando lo hizo, después de todo realmente podía bailar.

No era John Travolta, pero no se movía de manera extraña o descoordinada, saltaba y se mezclaba con el ritmo que siguiera, era un poco impresionante, considerando lo alto que era, también hacía movimientos ridículos, cuando la canción lo ameritaba. Keira y Dina se reían bastante. Fue divertido, y me alegraba demasiado saber que él también se estaba divirtiendo.

A las once y media, le recordé que tenía que llegar a casa antes de las doce, por lo cual nos despedimos de las chicas, no sin antes volver a desearle feliz cumpleaños a Keira.

El aire era fresco cuando salimos de la casa, contrastando con el ambiente en que había pasado las últimas horas dentro de la casa de Keira, sudoroso y caliente. Luke se quitó la chaqueta y la puso alrededor de mis hombros, argumentando que tenía calor. No le creí pero sabía que lo heriría el que no aceptara la chaqueta y realmente la necesitaba, así que deje de protestar.

Febrero estaba por terminar, los arboles estaban comenzando a volver a la vida, si bien no estaban llenos de flores y hojas, ya no daban escalofríos o parecía que podían perder una rama en cualquier momento. Las corrientes de aire eran frías pero había noches en las que era sofocantes todo el calor. Mi madre siempre decía que febrero era una locura, yo estaba de acuerdo.

Luke había dejado su camioneta estacionada un par de calles atrás, pues la mayoría de las que estaban cerca estaban ocupados o eran cocheras. Traía unos flats, así que no me importaba mucho caminar, en especial si era con su chamarra puesta y nuestros dedos entrelazados. Caminamos en silencio, uno pacífico pero que aún así, me hizo recordar que necesitábamos hablar; cuando llegamos a la camioneta, subí al asiento del copiloto.

—Luke—comencé mientras él arrancaba. No me había olvidado de la charla que teníamos pendiente.

—¿Si? —parecía callado, supuse que presentía que quería que me respondiera esta vez, en lugar de besuquearnos. Alargó su mano, rozando mi rodilla con sus dedos, para encender el estéreo.

—De verdad me gustaría que habláramos sobre lo que íbamos a hablar antes de distraernos— por supuesto que toda la diversión había sido grandiosa, pero realmente no quería que comenzáramos a ocultar cosas.

—Lo sé. —se mordió el labio, para jugar de nuevo con el piercing.

—Llevas raro desde San Valentín—observe tímidamente y comencé a juguetear con mis dedos para poder soportar la tensión, mis manos ya estaban comenzando a sudar.

—¿Qué? —Luke sonaba sorprendido.

—Yo...—de verdad lo había notado raro— no lo sé. Antes del carrusel no tenía idea de lo que me ibas a pedir, estabas todo distraído. Y hoy, en la cocina...

La música llenó el auto, era Green Day, habíamos puesto el disco cuando íbamos a casa de Keira, pero no habíamos terminado de escucharlo. La música si hacía todo más relajado, pero la manera en que podía ver las venas en las manos de Luke, mientras sujetaba el volante me decían que él no estaba relajado.

—No tiene nada que ver ¿de acuerdo? —dijo finalmente y a su declaración le siguió un largo suspiro.

—¿Entonces qué es?

pizza || hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora