25

3.7K 307 226
                                    


Los exámenes en general no eran tan malos, lo que me estresaba era todo el concepto, una mala nota podría arruinar mi promedio y las cartas de aceptación aún no llegaban, por lo que aún importaban mis calificaciones.

Fallar era una de las cosas que me provocaban estrés, y no el simple hecho de fallar, era que mi familia probablemente me regañaría si mi calificación era menor a lo máximo. Mi padre decía que me exigía demasiado porque sabía que yo podía lograrlo pero eso sólo me ocasionaba una terrible ansiedad a equivocarme en una pregunta.

—Callie—escuché a Dina susurrar detrás de mí. Seguramente me iba a preguntar algo, pero odiaba que hiciera eso porque me ponía aún más nerviosa el que la profesora nos descubriera.

—¿Qué pasa? —susurré de vuelta. La maestra estaba pasando por la última fila, del salón, lo que agradecí porque de otra forma no le hubiera respondido a Dina y hubiera fingido no escucharla con tal de que no nos escucharan.

—¿Sabes la respuesta de la cinco? —deslicé mi vista hasta el número cinco en la página y para mi alivio, era una de las que yo no tenía.

—No—suspiré, al menos era verdad. La mayoría de las veces le daba la respuesta que yo tenía, y si aún no la contestaba pero la sabía, le decía la creía que era la correcta. Sin embargo, una vez tuve que decirle que no sabía porque la respuesta era demasiado larga y sin duda iban a descubrirnos. Nos quitarían el exámen y nos enviarían a detención.

—Demonios, nunca vimos esto—se quejó detrás de mí.

No era cierto, lo habíamos visto algunas semanas atrás, estaba segura de haberlo leído en mi libreta mientras repasaba mis apuntes en la mañana, pero no podía recordarlo, no podía recordar la respuesta. Esto pasaba cuando estudiaba de forma tan apresurada, usualmente estudiaba una noche antes y una hora antes de clase repasaba todo, pero eso no sucedió.

Los últimos días me habían pasado las noches demasiado preocupada, porque como Luke había anunciado antes, su madre quería conocerme. Y eso había resultado en una invitación a cenar en casa de los Hemmings, lo que significaba conocer a sus padres, a su hermano Jack y a su cuñada Sierra.

Luke había estado tratando de disuadir mis preocupaciones, y yo trataba de hacerlo pensar que estaba tranquila, pero en realidad estaba demasiado nerviosa, más que cuando salimos con los chicos oficialmente, en el billar. Enfrentar a su familia y la realidad de que éramos novios públicamente me ponía de nervios, porque eso significaba que más temprano que tarde tendría que confesárselo a mis padres; no estaba muy emocionada al respecto.

—Quince minutos—sentenció la profesora mientras pasaba al lado de mi silla.

Aún me faltaban dos preguntas y una de salvación. Tenía que apresurarme, también me faltaba la cinco.

—Keira dice que la respuesta de la cinco es la c—murmuró Dina, casi inaudiblemente, aunque no lo suficientemente bajo.

—A sus exámenes, señoritas. —nos advirtió la profesora, pero decidió pasarlo por alto y continuar caminando en dirección a la última fila, de nuevo. Agradecí mentalmente a mis amigas, porque por lo menos me dieron una cosa menos en qué pensar.

***

—Diviértete, cariño, paso por ti a las 11—dijo papá mientras yo abría la puerta del copiloto para salir. Estábamos estacionados frente a la casa de Luke, le dije que era una cena de los padres del rubio, pero que nos había invitado a todos sus amigos para tener a algunos jóvenes ahí.

Últimamente estaba sintiendo que todas las dudas que mis padres tenían sobre mí, podían tener un fundamento, había estado mintiéndoles y ellos confiando, a regañadientes pero confiando, en mí. Lo que me hacía sentir culpable y ansiosa, pero me calmaba diciéndome a mí misma que pronto les diría sobre mi noviazgo, las mentiras terminarían. Con suerte lo aceptarían de buena manera. Con suerte, los padres de Luke también.

pizza || hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora