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-California-repitió levantando una sola ceja-, como el estado.

-Mamá estaba obsesionada con Los Ángeles cuando joven- expliqué un poco avergonzada-, pasó muchos veranos ahí con papá. Y cuando quedó embarazada de mí quería ponerme así, pero papá se opuso a que me nombraran Ángel, dice que soy especial y Ángel era un cliché.

-Pues California definitivamente es especial-asintió Luke.

Me encogí de hombros.

-Supongo.

-Y no cualquier chica se niega a pizza-bromeó con su sonrisa de lado.

-Mi intestino tiene algo extraño que no soporta muchos lácteos o cosas condimentadas- gran idea Callie, háblale de tus problemas digestivos.

-¿Entonces si puedes comer de vez en cuando?

-Si, pero la pizza es como una bomba para mí, entonces tal vez una vez al mes, si no he comido ya muchos lácteos.-bajé la vista, era penoso hablar de esto.

Es decir, mi familia sabía y mis amigas también, así que podíamos incluso bromear con eso, pero Luke... era Luke. No estaba acostumbrada a estar contándole esta clase de cosas a chicos que no conocía mucho. Ni siquiera hablaba con personas que no fueran de mi escuela, pero aquí estaba, a en una pizzería de 24 horas con un ojiazul que era difícil de descifrar, esperando por comida que no iba a comer y usando una sudadera de tres veces mi talla.

-Oh, es bueno que cuides tu salud supongo-asintió y yo lo imité. Quedamos en silencio por unos segundos más en los que Luke se perdió mirando por la ventana, y después volvió de nuevo a mí- ¿Qué clase de pizza te gusta cuando comes?

-Hawaiana-sonreí sin dudar. Él arrugó la nariz-¿No te gusta?

-La piña en la pizza está mal en muchos sentidos-opinó con desaprobación

-A mí me gusta-repliqué-, es una buena combinación, es diferente.

-Pues a mí no-negó enfáticamente con la cabeza- sólo pedí una porque es la favorita de Michael y me matará si no se la llevo.

-Michael sabe-medio sonreí.

-Si cuando te gusta la piña en la pizza, te quedas dormido en tu baño y eres terrible para la universidad, prefiero quedarme con el clásico pepperoni, gracias.-medio sonrió.

-Jamás me he quedado dormida en un baño-reí ligeramente- y ni siquiera estoy en la universidad.

-¿Cuántos años tienes?-preguntó ladeando la cabeza.

-Diecisiete, es mi último año de preparatoria-agregué- ¿y tú?

-Dieciocho.-contestó con su media sonrisa.

-¿Estás en preparatoria también? Yo los cumplo hasta julio.

-No uhm-se aclaró la garganta como si fuera un tema delicado- yo... decidí tomarme un año libre para decidir qué hacer... ya sabes, de mi vida.

-Oh, eso está bien.-asentí. Las personas que tenían el valor de hacer eso tenían todo mi respeto. Era mucho mejor parar un momento para saber bien lo que querías que continuar haciendo un desastre hasta que fuera demasiado tarde.

-Sí, creo.

-¿Y cómo va hasta ahora tu plan?-inquirí jugando con el servilletero de la mesa, no quería verlo a los ojos, me ponía de nervios. Si evitaba el contacto visual podría pasar la noche sin hacer el ridículo frente a él (de nuevo).

Luke rió, y no supe si era una risa cínica o una decepcionada.

-Casi igual que cuando me gradué.-fue su respuesta

pizza || hemmingsWhere stories live. Discover now