CAPITULO 33

6 0 0
                                    

-Ay señor, no se da cuenta que mi hija tiene que bailar. Necesito que busque esa llave.

-Le digo que no encuentro el llavero, señora.

-Entonces tire la puerta abajo, pero mi hija tiene que salir a escena en media hora.

-No puedo romper las intalaciones del teatro, señora.

-¿Y que sugiere? ¿Qué me quede sentada mirando como bailan todos mientras usted busca como abrir la puerta?

-Señor.- Max se estaba poniendo nervioso también.- Mi hija tiene una gran oportunidad hoy. Y si no consigue que salga a tiempo, hago que lo echen. Se lo juro.

-Bueno, señor, no se enoje. Voy a llamar a un amigo cerrajero.

-¿Y cuanto va a tardar?

-Es amigo mío, en unos minutos va a venir.

-Eso espero.- Sentenció Tere.

El hombre se fue corriendo.

-No puedo creer que pase esto. Ella se esforzó tanto, Max. Es su sueño. No quiero que se lo pierda.

-No se lo va a perder, Tere, te juro que yo mismo voy a tirar esa perta abajo, si no llega a tiempo ese cerrajero.

En ese momento apareció Guillermina.

-Lo que faltaba.- Dijo Tere.

Max ignoró el comentario.

-Guille, andá a la sala o nos van a robar los lugares.

-Pero mi amor, estoy sola allá. Además me preocupo yo también.

-Andá con ella, no te preocupes.- Le dijo Tere.

-De ninguna manera, hasta que no salgan mis dos hijas de ahí, me quedo acá.

-Yo también.- Dijo Guillermina.

Tere suspiró.

Adentro del camarin:

-¿Papá?

-Hija, ¿Estan bien?

-Si, estoy llamandote con el celu de Nico. Porque el mío se quedó sin batería.

-Ah, que bueno que me avisaste. ¿Y Sol?

-Algo nerviosa.

-Estoy acá esperando que venga el maldito cerrajero.

-¿Ya empezó?

-No, Tere les avisó y retrasaron la apertura, pero por unos minutos, no pueden retrasarla por mucho más tiempo...

-Está bien.

-No la preocupes a tu hermana.

-No, un beso pá.

-Mandale saludos. Chau hija.

-¡Sol! Llamaron a un cerrajero y retrazaron la apertura por vos.

-¿Enserio?

-Si, me dijo papá recién.- No le dijo que estaba afuera, así cuando salía se llevaba la sorpresa al verlo.

-Sol, se te cayó tu celular.- Le dijo Sebas.

-Guardalo en mi mochila.

Pero Sebas lo estaba mirando. Comenzó a ver los mensajes. Bien, ningún otro flaco que le mandara mensajes. De repente se detuvo en un mensaje con su nombre.

-Sol...esto... vení.

-¿Qué?- Dijo mirando ese mensaje.

-¿Qué haces revisando mis mensajes, Sebastián? – Dijo, intentando sacarle el celular , sin conseguirlo.

Nosotras (En correción)Where stories live. Discover now