CAPITULO 15

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La puerta se abrió y el padre de Celeste presenció la escena de los dos tortolitos. No supo que hacer pero antes de que pueda tomar una decisión ambos se separaron de inmediato. Lo habían escuchado.

—Disculpen. No quería interrumpir.— Se limitó a decir.

—Eh... No, pa. Está bien... Eh... El es Nicolás. El chico que siempre te cuento que vive acá arriba...— Dijo Celeste roja como un tomate.

Nico se levantó y fue a darle la mano a su futuro suegro.

—Me alegra al fin conocer al novio de mi hija. — Dijo su padre.

—¿Qué? Eh...Pa... El no es... Quiero decir... oficialmente...— Balbució Celeste.

Nicolás también parecía muy nervioso.

—No me mientas Celeste. Una muchachita no anda besando a un chico porque si. Yo los acabo de ver. ¿O vos besas así a todos tus amigos?— Le preguntó su padre.

Celeste más roja que un tomate contestó.

—No. Tenes razón, papá. No hay porque mentirte. Nico es mi... novio.— Dijo sin mirarlo a él.

—Me alegra que seas sincera conmigo. Aunque no estoy de acuerdo con el contacto físico adolescente, tengo que admitir que te pillé muchas veces con este otro ¿Cómo era que se llamaba?

—Matías. — Dijo entre dientes Celeste.

—Ese. Así que no te voy a decir nada por esto. Quédate tranquila.

Ambos respiraron.

—¿Te queres quedar a cenar?— Preguntó su padre dirigiéndose hacia Nicolás.

Nico la miró  ¿Qué hacía?

—Eh... Es que mi mamá me debe estar esperando con la cena. — Contestó él.

—Ah... Pero no te preocupes por eso querido, la llamamos. Dale, veni que si se enoja, le explico yo.— Y dicho esto se lo llevó al living.

Celeste se quedó perpleja. Esto era demasiado raro. Con Matías le tomó meses presentarlo como un novio oficial y que su padre lo aceptara, tomó aún más tiempo. Y ahora no era ni la novia oficial de Nico y su padre lo aceptaba antes de que ella lo sea. ¿Seria cierto que ya estaba acostumbrado? Esto era muy raro.

Al rato volvió Nico acompañado de su padre.

—Todo bien. — Dijo con una sonrisa.

Celeste lo miró para ver que cara tenía pero Nico parecía más relajado.

—¿Qué hace la guía acá? ¡Después yo no la encuentro!-  Protestó su padre mientras intentaba guardarla de vuelta en su lugar pero Celes corrió a sacársela de la mano.

—¡No! Estaba buscando el teléfono de una compañera del colegio que faltó a la escuela y tiene unas hojas mías que le preste. — Inventó sobre la marcha.

—Ah, bueno. Cuando termines de usarla la devolves a su lugar. ¿Estamos?

—Si, quedate tranquilo, papá.

—Bueno me voy. Los dejo solos.—Dijo mientras emprendía el camino a la cocina— ¡Rosa! ¡Poné otro plato en la mesa que tenemos un invitado!

Celeste se sentó en la cama y Nico se recostó sobre ella apoyando su cabeza en sus piernas.

—Es la primera vez que un padre me acepta como yerno antes de serlo.—Dijo mientras ella le acariciaba la cabeza.

—Es la primera vez que papá quiere a un chico para mi.— Reconoció Celeste.

—Debe ser mi encanto. 

Ambos se rieron.

—¿Buscamos en la guía?— Propuso Nico.

Celes asintió y la abrió.

—Cómo se llama?— Quiso saber Nico.

—Teresa.— Dijo Celes.

—Bonelli Agustin...Bonelli Andrea... Bonelli Bryan...Hay muchos.— Dijo mientras leía todos los nombres.

—Bonelli Rocío, Bonelli Rosa... Tiene que estar por acá.— Dijo Celeste.

—Bonelli Titina...—Dijo Nico.

—No, ya te la pasaste.— Dijo Celeste agarrando la guía y tratando de ver si se había salteado algo.

—Pero no está.—Dijo Nicolás.

Celeste volvió a buscar. Efectivamente. Bonelli Teresa. No figuraba.

—Todo esto para nada.—Suspiró Celeste.

Hubo un silencio en el que ni Nico ni Celeste supieron que decir. Pero luego de un rato él decidió hablar.

—Puede haber otra opción.— Dijo de repente.

Ella lo miró atentamente.

—¿Si?— Preguntó interesada.

—Puede ser que tu mamá se casó con otro y figura el nombre del nuevo marido.

—Eso es toda una odisea, Nico. Va a ser imposible averiguar el nombre del marido.—Se lamentó ella.

—Si. Puede ser... Pero quizás tu papá sabe...

—Olvidate. No le voy a preguntar eso. Le hace muy mal cada vez que le hablo de mamá.

—Entonces la otra opción es robarle una agenda telefónica a tu viejo.

Celeste lo pensó. Era buena la idea. ¿Tendría su papá el teléfono de su madre? Seguramente. Ella estaba más que segura que en estos doce años, alguna vez la había llamado.

—Si. Me gusta más esa idea. — Dijo finalmente.

—Lo que tenes que hacer es, cuando tu viejo no este, entrar a su oficina y sacarla.

—Si, quedate tranquilo. Lo voy a hacer.

—Anota el número y devolvela enseguida así no se da cuenta. — Recomendó Nico.

—Pareces un experto. — Dijo Celes sonriendo.

—Eh...Si. No importa. Otro día hablamos de eso. — Dijo Nico incomodo.

A Celeste le sonó muy rara su repentina incomodidad. ¿De que hablaría?

—Y no la llames hasta que estes conmigo ¿Dale?— Le dijo.

—Si. Quedate tranquilo que sola no me voy a animar.

La puerta sonó.

—Ya está la comida Señorita Celeste. — Era Rosa.

—¡Ya vamos!

Y ambos fueron a cenar, por primera vez juntos. Aunque les hubiera gustado que la primera vez que cenaran juntos fuera...solos. No les quedaba otra. Su padre estaba muy entusiasmado con el nuevo "novio" de su hija y quería saber todo de él.

Celeste sonrío. Era feliz.

Nosotras (En correción)Where stories live. Discover now