CAPITULO 1

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Sol

8 de Marzo del 2004 - Santa Fe, Argentina.

—Me muero si la vieja cae. — Dijo Sol mirando como Miru sacudía el borrador sobre la silla de la maestra.

—Yo me muero si sale al patio con la pollera llena de tiza — Respondió Mariana que ya estaba tentada.

—¡Chicas! Todas a sus lugares, que ahí viene. — Gritó Lucrecia que hacía de campana en la puerta del aula de séptimo grado.

Todas corrieron de inmediato a sus bancos. Sol se tropezó y se doblo el tobillo por lo que tuvo que llegar rengueando. Quedó preocupada, ojalá no hubiera sido nada grave o tendría problemas con su madre por lesionarse.

—Buenos días chicas. — Dijo la Señorita Claudia quien les enseñaba Lengua y literatura. Había cierta frialdad en su tono de voz, como de costumbre.

— Buenos días Señorita Claudia.— Contestaron todas desganadas.

No les simpatizaba en absoluto esa maestra. Todas sabían perfectamente que lo que menos quería era estar en la escuela porque se iba a jubilar al año siguiente. Por eso ya no tenía ganas de nada y les mandaba tareas larguísimas, y lecciones muy difíciles que parecían para personas de secundaria y no para séptimo año.

— Siempre tan simpáticas las chicas de séptimo "A".— Dijo irónicamente.

— Es la única que dice eso.— Dijo por lo bajo Miru. Y todo el curso se río. Era cierto. Todas las maestras coincidían que las más tranquilas y simpáticas. Ya que los otros dos cursos eran de lo peor.

— ¿Se puede saber que es tan gracioso señorita Gómez?

— Eh... Nada... Nos reímos de su chiste señorita... Porque era un chiste ¿No es así?

— Para nada Gómez. Yo hablaba muy enserio. Y ahora por hacerse la graciosa va a ser la primera en pasar al frente en la lección de hoy.

— Pero no es justo. Hoy no había lección.— Dijo parándose resignada. Sabía que no tenía sentido discutir.

— No me importa señorita. Usted tiene que estudiar siempre. ¿Usted se cree que en la secundaria le van a andar avisando que días hay lección y que días hay lección y que días no?

Y así comenzó a tomarles todo lo que habían dado la semana anterior en clase. Como nadie había estudiado todas se pusieron a leer sus apuntes. Era increíble. Siempre que pasaba eso todas se sumergían en sus carpetas. Sol se preguntaba porque era la única que estudiaba.

— No, no y no. Así no se puede. A ver Mandovanni pasá vos.— Obedientemente Sol se paró y pasó a dar la lección.

Todas estaban atentas así se acordaban lo que ella decía para que cuando la maestra les pregunte ellas puedan contestar lo mismo.

— ¿Ven? No es tan difícil. Ella si que nunca me desilusiona.

Todas resoplaron. Sabían que se venía otro súper sermón sobre la secundaria. ¡Y no se equivocaron! Lo que restó de la hora Claudia se la pasó hablando de la secundaria, de las responsabilidades que iban a tener, de que el colegio tenía profesores muy exigentes que también eran profesores en la facultad y que no le iban a tolerar esas cosas. ¡Cómo si ellas tenían ganas de escuchar todo eso! Ellas en lo único en que pensaban era en que estaban en séptimo, en el acto que iban a hacer con los chicos de la escuela de varones, en el viaje a Carlos Paz...

Sol recibió un codazo de Miru, su compañera de banco. Y su mejor amiga. Desde el jardín de infantes no se baían separado nunca. La castaña le mostró el papel que le había pasado Marianela.

Nosotras (En correción)Where stories live. Discover now