CAPITULO 7

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Si, gordo. Te extraño un montón. No te das una idea de lo aburrido que está esto. — Mintió Celes. Estaba hablando con su novio Agustín de Buenos Aires. 

¿Y los pibes? ¡Seguro los tenes prendidos como garrapatas! ¡Si sos hermosa!

Agu... Son re feos... Todos como de pueblo... Acordate que esto no es Buenos Aires... Son todos como... eh... gauchos...brutos.... Para nada comparables con vos. No te preocupes. No tenes competencia acá. —Nuevamente mintió.

No sabes lo que me alegra escuchar eso. Hace días que me vengo haciendo la cabeza. Necesito verte. ¿En las vacaciones de invierno venís? Sino me escapo y voy yo, ya fue. No me importa lo que tu viejo diga.

No sé todavía, Agu. Porque mi viejo esta con mil cosas. Ni hablamos de eso todavía.— Dijo Celes mientras se daba cuenta que ya no ansiaba tanto volver a capital. — Ah pero  de lo que si me enteré es que vamos a ir a Tanti de viaje de séptimo. ¡Re aburrido! Es un pueblucho que esta a media hora de Carlos Paz. Yo quería alojarme en Carlos Paz como ustedes pero supongo que nos vamos a ver porque vamos a estar por allá  de excursiones porque en el pueblo no hay absolutamente nada.

—Que garrón, Celes. No puedo creer eso. ¿Al menos sabes si donde van a parar está bueno?

—Dicen que es super seguro ese complejo. Y  nos dijeron que van a ir dos escuelas más de Santa Fe también. Ocupa casi todo el pueblo el complejo de lo grande que es.

—Mira vos Re grande debe ser.— Dijo Agu— Bueno, gorda te voy a tener que dejar  porque tengo tarea que hacer. Nos conectamos esta noche ¿Queres preciosa?

—Dale mi amor. Te extraño mucho.

—Y yo te amo. No puedo vivir sin vos.

— Yo menos. Chau.

Celes colgó el teléfono y  se dio cuenta que había llegado a su edificio y que en la escalera estaba sentado Nicolás mirándola.

Nico por su parte al escuchar estas últimas palabras se sentía un tonto. MI amor, él no estaba sordo había escuchado muy bien como decía esas dos palabras mortales. Pero era obvio, una chica tan linda no podía estar soltera.

—Eh... te estaba esperando por... el perrito. — Empezó a decir para no quedar como un tonto.

— ¡Claro! ¿Queres traerlo y lo sacamos a dar una vuelta? Pobrecito no debe aguantar mas encerrado. - Dijo ella. 

— Dale ya lo busco. Esperame acá.— Dijo corriendo para su departamento.

Salieron a caminar y llegaron a una plaza. El perrito se puso contento y comenzó a corretear por toda la plaza. 

—¿Sabes que estaba pensando? - Dijo Nico mientras se sentaba en un banco y le hacía seña para que ella hiciera lo mismo.

— ¿Qué? - Preguntó Celeste.

—¡Que el pobre no tiene ni nombre! - Exclamó Nico.

—¡Tenes razón! — Exclamó ella.

— Y era verdad. Se pusieron a pensar mil nombres pero ninguno les convencía.

—Felipe. Siempre quise ponerle a un perro ese nombre. — Dijo ella.

— Es gracioso que un perro se llame Felipe. — Se río Nico. — Pero está bueno.

—Si. Felipe Felipe. — Llamó Celes, sabiendo que el perro no iba a venir porque una vez lo llame así.

—Si. Seguro que va a venir corriendo. — Se río Nico.

—Shh. Ya se va a costumbrar. — Pero el perro no vino y tuvo que ir a buscarlo y alzarlo.

La pasaron muy bien esa tarde. Se conocieron bastante bien y tenían muchas cosas en común. Celeste llegó a olvidarse de que tenía novio en un momento. Y Nico también se olvidó de que la había escuchado hablar con el novio... Por un rato, claro. Era tan linda. Con esos ojos verdes brillantes y su flequillo que le caía sobre un ojo. Y ese pelo ondulado que ni le llegaba a los hombros. Era perfecta. Hasta se olvidó de Luli.

Nosotras (En correción)Where stories live. Discover now