Cuando La Luz Se Oscurece. +18 [BillDip]

🎳Dolor, sufrimiento, soledad, sensaciones que nos dicen que aún estamos vivos.

—De verdad estos querubines están empeñados en no dejarnos ir tras el rubio.

Dijo el peli azabache al derrotar al último ángel con el que se habían encontrado, siempre llegaban en pareja y esta era la tercera, parecía que en cada ocasión llegaban otros más fuertes, las peleas eran en verdad complicadas para los demonios, que aunque parecían divertirse lastimando seres alados, era inevitable que no salieran heridos, Dipper por su parte los sanaba cada vez que podía, tratando en lo maximo de disimular el dolor y los efectos de recibir las heridas, sobretodo para que su tío Ford no se preocupara.

Descansaron por un instante en un restaurante de carretera, el pelirrojo salió a fumar y Dipper lo siguió afligido porque había visto las heridas que tenía, una en su pecho parecía muy profunda.

—No sé cómo siempre haces para llegar a mi sin que me dé cuenta, pero no lo harás de nuevo, Will ya vendo mis heridas.

—Es que es mi culp...

—...Quieres dejar de hacerte la víctima? Para empezar no estoy aquí por ti.

—Lo sé, pero estoy muy agradecido de que estés aquí Kill, has peleado y nos has defendido al tío Ford y a mí.

—Eres una molestia.

El castaño lo miró esperando que dijera más.

—Los demonios pueden sentir los sentimientos que hay en el corazón humano, los más oscuros y los más dolorosos, y el tuyo siente mucha soledad, es molesto tenerte cerca porque cada vez se vuelve más intenso.

Los ojos del menor se nublaron, así que solo pudo desviar la mirada.

—Sé que no debería de ser así, pero siempre he sentido esa soledad... Me prometí nunca depender de alguien pero cuando Bill la hizo desaparecer pude ser el más feliz y el más temeroso del mundo de un día perderlo y que esa soledad regresara... Sé que no lo entiendes pero...

—Claro que no lo entiendo, no me cuentes sobre tus sentimientos...

Dijo dándole un suave golpe en la frente con sus dedos.

—...Y ni siquiera pienses en tocarme, tengo estás heridas porque soy débil.

El demonio lo ignoró y siguió mirando el paisaje.

—Perdón Kill.

El castaño puso su mano en la espalda del demonio por unos segundos, lo soltó y apretó su pecho al sentir el dolor, los ángeles en verdad, no tenían ni un poco de compasión aunque se podía decir lo mismo de los demonios.

Recordó que aquella herida había sido hecha con un tipo de hacha y que sólo había rozado a Kill que no pudo esquivarla del todo.

—Estoy bie...

El menor iba a caerse al suelo, pero Kill lo agarró antes.

—Te dije que no lo hicieras.

—Es que los demonios... No sienten su propio dolor?

—Es algo que aprendimos a ignorar.

—Pienso que es bueno... Poder ignorar el dolor.

—Casi siempre.

Kill se quedó mirando el rostro del castaño, el tiempo suficiente para pensar que ese inútil era un poco lindo, al darse cuenta de lo que pensaba lo soltó bruscamente y se alejó.