Toque de queda | Hero Fiennes

Capítulo 05. S | Segundo encuentro

Samantha

Mientras me dedico a indagar en las habitaciones de la casa de John con suma sutileza, leo los mensajes que Jeff me manda a cada segundo. Se supone que debió llegar a la fiesta desde hace una hora, sin embargo, se encuentra atorado en el tráfico y en estos momentos me encuentro con un montón de chicos calientes que necesitan tener sexo.

Asistir a la fiesta fue una pésima idea, después de lo que pasó hace unos días. No obstante, John prometió regresarme en su auto cuando todo terminara. Y aunque cuando lo mencionó sonaba completamente seguro, en estos momentos no me convence del todo. No cuando se encuentra tomándose su sexto vaso de vodka.

Miro mi móvil una vez más y me encuentro con otro mensaje de Jeff, maldiciendo el tráfico de la ciudad.

Bajo las escaleras y la música comienza a escucharse aún más fuerte. Cuando salgo de la casa, me encuentro con Marie despidiéndose de su hermano mayor para después correr hacia mi dirección.

—¡Lo siento!— exclama mientras me abraza.

—¿Que lo sientes? Te he esperado durante hora y media sola, viendo como mi chofer se alcoholiza hasta las venas. Jeff tampoco ha llegado.

—El imbécil de mi hermano fue quien me retrasó, lo siento mucho Sam.

Ruedo los ojos con diversión y nos adentramos de nuevo a la casa. Marie se sirve una bebida mientras comienza a bailar en el centro de la pista con el resto de las chicas.

Mi móvil vibra y en la pantalla veo un mensaje de Jeff, quien avisa que en un par de minutos llega. Aleluya.

John toma la botella de tequila de la mesa y comienza a repartir tragos a todos los que se encuentran a su alrededor. Cuando me tiende un vaso con la bebida, mis ojos se desvían a un chico que se encuentra vomitando en una de las plantas que se encuentran a lado de la puerta.
   Mierda, no planeo beber después de semejante escena.

Extiendo mi mano hacia Marie y ella se toma la bebida con gusto y sin problemas.

Mientras John continúa repartiendo bebida a todos los presentes, yo decido escaparme nuevamente hacia la segunda planta para ir al baño.

Dejo mi móvil en el estante de madera y comienzo a mojarme las manos y después mi frente para poder relajarme. Sentir una capa de sudor en mi piel me provoca un asco enorme que no puedo evitar.

—Ocupado.— exclamo cuando intentan abrir la puerta del baño.

Pasan unos segundos y la misma acción se vuelve a repetir.

—¡Ocupado!

Cuando estoy a punto de tomar mi móvil, vuelven a tocar la puerta con brusquedad y en ese momento decido abrir, dispuesta a reclamar el por qué tanta necesidad de molestar.

Sin embargo, antes de que pudiera decir algo al respecto, el chico frente a mí vomita sobre mis zapatos sin previo aviso.
   Mi cara de asco en ese momento lo dice todo. No obstante, mi cara asustada es lo que más me logra definir cuando veo un rostro conocido detrás de aquel chico que ha vomitado sobre mis zapatos.

Unos ojos verdes se encuentran con los míos de una forma rápida y fuerte. Estoy rogando porque aquel chico de tez pálida no me reconozca en lo absoluto. Sin embargo, lo hace, porque abre los ojos lo suficiente para que me de cuenta de que está sorprendido. Mientras yo me encuentro llena de miedo.

—Oh mierda...— el chico que me ha vomitado encima, se reincorpora con vergüenza. —. ¡¡Lo siento mucho!! ¡En serio! No sabes cuanto lo siento. Te ayudo...

—Gael...— el chico de ojos verdes lo llama sin apartar sus ojos de los míos y este se gira. —. Yo la ayudo.

No puedo articular palabra alguna.
   Siento un nudo en la garganta. Quiero gritar, salir corriendo a pedir ayuda. Más sin embargo, no lo hago. No puedo describir la forma en como mi corazón late aceleradamente.
   «Prometo que acabaré con tu vida». La misma frase se repite seguidamente en mi mente y mi cuerpo se comienza a congelar.