Capítulo 02. H | Arrepentimiento

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Hero Fiennes

La luz que proyecta el sol y que traspasa por la ventana de mi habitación, consigue hacerme despertar.
   Paso ambas manos por mi rostro una vez que me encuentro sentado en la orilla de mi horrible e incomoda cama. Reviso por todas partes en busca de mi móvil, cuando lo diviso en una esquina muy lejos de donde me encuentro, intento ponerme de pie e ir por él. Sin embargo, vuelvo a caer en la cama en un estúpido intento fallido.

No sé cuanto bebí hace un par de horas. Travis organizó una fiesta después del pequeño desastre que causamos cada noche. Y lo único que me provoca el recordar las caras de todas las personas que han sido víctimas de Travis, son unas inmensas ganas de vomitar.

—¡Idiota!

La puerta de mi habitación se abre de golpe y detrás de ésta aparece mi compañero de departamento, con una sonrisa de imbécil.

—Si tuvieras que invitar a salir a una chica por primera vez...— prosigue desde su lugar sin moverse. —, ¿a dónde la llevarías? Y no digas motel.

Una carcajada seca se escapa de mí antes de que pudiera responder algo al respecto.

—Depende, ¿quién es la chica?

—¿Crees que soy idiota? Si te digo su nombre, estoy seguro de que la investigarás. Y por primera vez quiero una relación seria.

Alzo ambas manos en forma de disculpa. Antes de hablar. —Venga, sólo dime el nombre y sus gustos. Tal vez así... pueda ayudarte.

Me mira directo a los ojos, para comprobar si miento o no. La tentación de saber el nombre de la chica e investigarla para molestar a Gael, es grande. No obstante, esta vez no planeo interferir por más que me muera de la curiosidad. El chico a sus diecinueve años sigue siendo virgen y necesito hacer algo al respecto.

—Sólo te diré su nombre— mufa cansado. —. Marie. Le gusta ir a fiestas, eso es todo lo que sé.

—¿De dónde la conoces?

—¡Mierda, Hero!— exclama antes de pasar ambas manos por su revuelto cabello. —. Promete que no harás nada— alzo una de mis manos en forma de promesa, aun que estoy seguro de que no es muy probable que la cumpla. —. La conocí en la universidad.

—Excelente.

Me pierdo en la forma en como Gael describe a la chica; una morena de cabello largo con una personalidad increíble, según su sonrisa estúpida. Se nota que el chico que viste con ropa color vintage, está enamorado.
   O está comenzado en eso.

Antes de que se marche de mi habitación, le aconsejo que no sea un completo imbécil con la chica que lo trae vuelto loco. Si es tan buen partido como menciona, no debería dejarla ir. También, aprovecho la oportunidad para pedirle que me pase mi móvil y a mala gana lo hace.

Cuando sale de mi habitación, leo todos los mensajes que tengo en el buzón. Algunos son mensajes de voz de Travis, confirmando que está sumamente ebrio.
   Después de leer e ignorar todos los mensajes, me pongo de pié y esta vez me felicito mentalmente por no caer a la cama nuevamente.
  Me mantengo de pie en el centro de mi desordenada habitación, si viviera todavía en casa de mi madre, estoy seguro de que me pondría a ordenar absolutamente todo.

Me dirijo al baño mientras maldigo todas las veces en las que me tropiezo en el pasillo.
   Al llegar y observarme en el espejo, no puedo evitar hacer una mueca de asco. No sólo tengo lápiz labial rosa por todo el cuello de una chica que no recuerdo el nombre, la mancha de sangre de una persona desconocida, sigue en mi pecho y me culpa pesadamente por ello.

Necesito alejarme de esta jodida mierda.

Antes de meterme a la ducha, unos ojos color miel llegan a mi mente como un vago recuerdo que me relaja.
   A mis pensamientos llega una chica, de cabellera castaña y piel clara. Tan sólo recuerdo que me pide a susurros —cuando lo que más desea es gritar— que la deje seguir con vida. Y yo, la dejo ir bajo amenaza. Si Travis se llega a enterar de eso, estaré muerto.

Toque de queda | Hero FiennesWhere stories live. Discover now