"Feliz Aniversario"

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[Ocho Meses Después]
(Julio)

[POV ALEC]

La pequeña Amelia cumplirá ocho años en tan sólo tres días, los mismos en que Amanda y yo celebraremos nuestro primer aniversario. En tres días el calendario marcará 17 de Julio. Tenemos planeada una fiesta en casa para los amigos de la escuela de Amelia y para toda la familia. Mis padres se encargaron de organizar la fiesta para nuestra pequeña mientras Amanda y yo viajamos al centro de la cuidad a comprar un hermoso vestido para Amelia como regalo de cumpleaños.

Tengo planeado una sorpresa para Amanda como regalo de aniversario y espero que todo salga bien. Ella siempre ha querido admirar los fuegos artificiales y es precisamente lo que quiero otorgarle, pero primero lo primero, la fiesta de Amelia y por la noche la sorpresa para Amanda.

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La fiesta de Amelia resultó bastante bien, sus amigos y compañeros de clases asistieron y lograron que nuestra pequeña la pasara de maravilla en su cumpleaños. Amelia usaba el vestido color azul celeste que Amanda y yo habíamos comprado para ella, se veía preciosa con el hermoso peinado que Amanda le hizo. Todos la pasamos bien en general, el día era perfecto para la fiesta, soleado y templado. Al final toda la familia y yo terminamos llenos de pastel por el único motivo de que a Jace se le ocurrió una guerra de pastel. Sin duda éste fue uno de los mejores días de nuestras vidas como familia.

Por un momento Amanda comenzó a tener dolor de cabeza y se sintió algo mareada, por lo que subió sólo unos minutos a nuestra habitación para descansar un rato. Le insistí para que durmiera más horas pero se negó a obedecerme alegando que no quería fallarle a Amelia este día. No le insistí más, no iba a pelear una batalla que ya sabía que iba a perder.

La fiesta terminó un poco tarde, Amelia se quedó dormida en mis brazos mientras descansábamos en el sofá de la sala luego de que todos los invitados se marcharan. Amanda reposaba su cabeza en mi hombro, su respiración era tranquila y relajada pero sabía que no se había dormido aún. Sabía que estaba agotada por todo el tema de la fiesta aunque ella lo negara, quería decirle que fuéramos a descansar, quería estar con ella en nuestra cama rodeándola con un brazo mientras su espalda descansa en mi pecho. Pero aún faltaba la sorpresa de aniversario, y no iba a dejar que el día acabara sin darle su regalo a Amanda.

Apreté la mano de Amanda suavemente logrando que así me mirara. Cuando lo hizo, una sonrisa se formo en mis labios al ver cómo sus párpados luchaban por no cerrarse.

—Acompáñame un momento —le susurré.

Ella frunció el ceño ligeramente pero me siguió cuando me levanté con Amelia en mis brazos, su suave carita estaba enterrada entre mi cuello y mi hombro y uno de sus brazos me rodeaba el cuello. Sostenía a Amelia con mi brazo izquierdo y con mi mano derecha tomé la de Amanda. Comencé a caminar hacia la puerta y antes de cruzarla Amanda me detuvo.

—Deberíamos ir a acostarla —dijo señalando a Amelia.

—Aún no. Quiero que los tres disfrutemos esto —salimos de la casa notando inmediatamente el aire fresco. Pasé mi brazo libre encima de los hombros de Amanda, rodeándola para cubrirla del ligero frió que nos rodeaba. Caminamos por la playa un rato hasta llegar a un punto exacto donde ya sabía que apreciaríamos el espectáculo.

Mis padres, Jace y Clary también estaban fuera de la casa, se quedaron en el pórtico de la entrada esperando a que los fuegos artificiales comenzaran. Ya les había contado sobre la sorpresa.

—Hace mucho frío, Alec —la voz de Amanda salió con un hilo áspero, se abrazaba a sí misma mientras cerraba los ojos y fruncía el ceño fuertemente esta vez. La pegué más a mí abrazándola más fuerte.

—Ya casi, sólo espera unos segundos —le susurré mientas la besaba en la coronilla de su hermosa y calva cabeza.

No pasó más de un minuto cuando el cielo oscuro comenzó a llenarse de asombrosos colores, acerqué mi rostro al de mi pequeña Amelia y comencé a susurrarle que despertara, tardó unos momentos pero cuando lo hizo sus ojos se iluminaron igual que el cielo sobre nosotros cuando observó el espectáculo.

—¡Mira papá! ¡Son fuegos artificiales! —gritó emocionada estirando su brazo y señalando el cielo que en cada segundo se iluminaba con un color nuevo. Giré mi rostro hacia Amanda quien me mostraba una enorme y deslumbrante sonrisa.

—Feliz aniversario —dije antes de inclinarme y besar sus labios.

Amanda ya tenía lágrimas asomándose en sus ojos cuando nos separamos del beso. Se acurrucó en mi hombro mientras yo sostenía a mis dos princesas entre mis brazos.

Nos quedamos varios minutos en esa posición, admirando la hermosa vista frente a nosotros. Giré mi rostro hacia mi familia, ellos al igual que nosotros disfrutaban del panorama. Los ojos de Jace se cruzaron con los míos y una sonrisa se formó en nuestros labios. Fue Jace quien me ayudó a preparar la sorpresa para Amanda y gracias a él lo logré.

—¿Mami por qué estás sangrando? —la voz de Amelia hizo que me girara rápidamente hacia ellas. La sonrisa que estaba en mi rostro se borró al instante en que vi cómo salía sangre de la nariz de Amanda. Me preocupe al instante y antes de que pudiera hacer algo Amanda cerró los ojos y poco a poco -como en cámara lenta, como si el mundo a mi alrededor se estuviera deteniendo- su cuerpo cayó al suelo sin darme tiempo de tomarla adecuadamente.

Como pude sostuve parte de su cuerpo y apreté a Amelia hacia mi cuerpo. Caí de rodillas en la arena tratando de mantener la cabeza de Amanda sobre mi regazo.

—¡Amanda!

En un segundo tuve a Jace a mi lado quien sostuvo a Amelia apartándola de mis brazos, gracias a ello pude sostener mejor a Amanda.

—¡Mamá! —gritó Amelia asustada. No quería que la viera así.

—¡Llévatela! —le grité a Jace quien me obedeció al instante.

—¡Mami! ¡Papá qué le pasó a mamá! —Amelia seguía gritando mientras Jace y mis padres se la llevaban dentro de la casa. Clary se acercó al instante mientras tomaba su celular y llamaba a una ambulancia.

—¡Amanda, mi amor despierta! ¡Vamos! —No podía apartar mi mirada de mi esposa. No sabía lo que le estaba ocurriendo. Aún salía demasiada sangre de su nariz y sus labios comenzaron a tornarse ligeramente azules.

No sabía qué hacer, no sabía si estaba bien.

Tenía miedo.

Nos vemos más tarde en más actualizaciones... ❤🍃😻

Un 17 de Julio Where stories live. Discover now