Un 17 de Julio

"Mami estará bien"

[Cinco Meses Después]
(Diciembre)

Cinco mese habían pasado ya, cinco meses en que Amanda ha estado internada en este hospital, cinco meses de buscar y esperar donadores de Médula Ósea.

No hemos encontrado a ninguno.

Los doctores encargados de los tratamientos de Amanda, así como la doctora Clare, habían estipulado un plazo de cinco meses como límite.

Creyeron que no pasaría de cinco meses, pero aquí estamos. Lo estamos logrando, sin la ayuda de la médula ósea, sólo con el tratamiento lo estamos logrando.

Todos los días estoy con Amanda en la habitación de hospital, rara vez es cuando nuestra familia y yo nos turnamos para que yo pueda ir a casa con Amelia y pueda descansar. Me es muy difícil dejar a Amanda sola, pues a pesar de que no ha sufrido ninguna recaída, no quiero arriesgarme, no quiero que algo le pase mientras yo no estoy presente.

Gracias a la ayuda de la doctora Clare, logramos que Amelia pueda visitar a Amanda una hora después de clases. Algunas veces no es posible que se vean por mucho tiempo pues Amanda comienza a tener menos fuerza poco a poco, su energía va disminuyendo con el paso de los meses, pero eso nunca le ha impedido aprovechar cada minuto que tenemos para estar los tres juntos.

Amelia me ha preguntado varias veces si Amanda morirá...

Yo no sé qué decir. No sé qué contestar. A pesar de que Amelia tiene apenas ocho años, su manera de ver las cosas y su grado de madurez es mucho más alto que cualquier niña de su edad. Afortunadamente, Rapha entiende la situación por la que estamos pasando. Y eso me hace sentir orgulloso de ella.

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[Siete Meses Después]
(Julio)

Un año...

Había pasado un año desde que la doctora Clare nos dio un límite de cinco meses.

Gracias a los tratamientos,  Amanda ha podido sobrevivir más tiempo del que debería.

He tenido mucho más tiempo con mi esposa. Y Amanda ha tenido más tiempo de calidad y convivencia con Amelia.

Pero aunque los tratamientos nos brinden esa gran ventaja, también agotan y acaban poco a poco con Amanda.

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Conducía a casa luego de pasar la mañana con Amanda en el hospital. Margaret había llegado a medio día para pasar la tarde con ella mientras yo volvía a casa para estar con Amelia como todos los días.

Al llegar a casa y abrir la puerta, el ruido de la televisión invadió mis oídos. Me dirigí a la sala de estar dejando mis llaves en la pequeña bandeja de la entrada. Recargue mi hombro en el arco de la sala observando así a la hermosa niña de cabellera castaña, concentrada en la película animada: "El Cadáver de la Novia"

Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver lo tranquila y concentrada que se encontraba viendo aquella película.

De pronto, todo lo sucedido meses atrás se vio opacado por este sentimiento de reconfort y felicidad que siento al ver a mi pequeña aquí, con salud y sin falta de amor.

Me acerqué a Amelia y me senté a su lado en el sofá, en cuanto notó mi presencia dio un pequeño salto en su lugar e inmediatamente sonrió y se lanzó a abrazarme.

—¡Papá!

—Hola pequeña, ¿cómo te fue hoy en la escuela? Lamento que no pudieras ver a tu madre hoy.

Es la verdad, Amelia siempre va a visitar a su madre después de clases, por lo menos una hora, y el día de hoy no se permitieron visitas para Amanda pues era el día en que realizaban la quimioterapia por la mañana y se encontraba indispuesta para recibir visitas.

—No te preocupes papá. Yo sé que mi mami no se sentía muy bien para que pasará tiempo conmigo.

—Sabes que si por ella fuera, estaría cada segundo del día junto a nosotros. Pero sabes que eso no es posible de momento, ¿verdad?

Ella sólo asintió con la cabeza y continuamos viendo la película. Estábamos en un silencio muy cómodo para los dos, Amelia se encontraba a mi lado y yo la rodeaba con uno de mis brazos.

La película continuó, hacía mucho tiempo que no veía esta película. Llegó la escena final donde el personaje de la Novia se despedía del protagonista y su prometida y de un momento a otro, la esencia del personaje se convirtió en cientos de mariposas azules...

Azul...

Me recordó tanto a aquella ocasión en la que le pedí matrimonio a Amanda; las rosas azules, la cena en la playa, nuestro baile...

Amelia me sacó de mis recuerdos cuando me abrazó más fuerte que antes.

—¿Pasa algo pequeña?

—Papá...mami estará bien ¿verdad? —preguntó Amelia en un susurro que apenas y alcancé a escuchar.

No quería mentirle a Amelia, ella sabía lo suficiente respecto a la enfermedad de Amanda, pero no quiero meterle la idea errónea de la muerte de Amanda en su cabeza.

Las probabilidades de que sobreviva al cáncer son muy escasas, a lo largo de este año ha recibido más tratamientos de los que puede soportar su cuerpo. Su energía se agota poco a poco y conforme va pasando el tiempo menos esperanzas tenemos de encontrar a un donador de Médula Ósea.

La simple idea de que Amanda pueda morir un día de estos, hace que mi pecho duela y me corazón se rompa.

No estoy listo para dejarla ir. No quiero dejarla ir.

Amelia me mira, entiende perfectamente que no hay respuesta pues me sonríe de boca cerrada.

—Tranquilo papá, yo sé que mami estará bien. Le encontraremos a alguien que pueda salvarla para que pueda volver a casa con nosotros y así podremos ir Orlando, al parque de Disney, como ustedes me prometieron. Mamá va a estar bien.

Amelia me abrazó con sus delgados brazos y enterró su carita morena en mi cuello.

Me sorprende tanto ver que mi hija es así de fuerte, siempre viendo el lado positivo de todo y siempre manteniendo la esperanza. Sin duda eso lo aprendió de Amanda.

Estoy tan orgulloso del gran corazón de mi hija.

¿Qué opinan de la actitud de Amelia? 😍🙈❤
Sigamos... 😥❤🍃