"Un cambio externo para uno interno"

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Luego de una semana, por fin completamos los trámites necesarios para la adopción de Amelia. Desde el días en que la conocimos no hemos dejado de visitarla en el orfanato. Bastó sólo una semana para que Amelia se robara nuestros corazones por completo.

Cuando hablamos con ella para saber si le gustaría ser parte de nuestra familia, no lo dudó, se lanzó a nuestros brazos gritando de felicidad. Le contamos un poco sobre mi enfermedad tratando de hacerlo de una forma que ella entendiera. Y lo aceptó -aun con su edad de sólo siete años, es muy lista- ahora somos una familia, los tres, una feliz familia.

Pero no por mucho...

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[UNA SEMANA DESPUÉS, LUEGO DE LA ADOPCIÓN]

[POV AMANDA]

No me había sentido tan feliz y llena de vida desde que conocí a Alec, él siempre me ha echo sentir tan feliz. La llegada de Amelia a nuestras vidas lo cambio todo -en un buen sentido- la felicidad no cabe en nosotros.

Pero no todo es bueno, he tenido recaídas debido a las quimioterapias, mi cabello comienza a caerse y sinceramente planeo cortarlo por completo, cada día me siento más agotada, pero saber que ahora tengo una familia, me da las fuerzas necesarias para seguir adelante y no rendirme.

Fui a buscar a Alec a nuestra habitación, Amelia estaba dormida, pues ya era de noche. Lo encontré sentado en la cama leyendo uno de sus libros que tanto le fascinan. Cuando notó mi presencia dejó su libro a un lado de la cama y me acerqué sentándome a horcajadas sobre él.

-¿Todo está bien?- su tono de voz sonaba preocupado y confuso, sus ojos me estudiaban tratando de encontrar aquello que me afligía.

-¿Me harías un favor?- pregunté mientas me acercaba a su rostro y unía mis labios con los suyos en un beso sueve y lento, cargado de amor y melancolía.

-Haría cualquier cosa por ti.

Sólo eso me hizo falta para estar segura de mi decisión. Tomé su mano y lo ayudé a salir de la cama. Lo dirigí por el pasillo de la casa hasta el baño y una vez adentro abrí uno de los cajones del mueble a un lado del lavabo, saqué el objeto y se lo entregué a Alexander...

-Recuerdo que en nuestra primera cita me dijiste, que una de las cosas que más te encantaban sobre mi era mi cabello. Bueno, ahora no es muy bonito que digamos, así que quiero que le des un buen uso a esta máquina, elimina cada fibra de cabello en mi cabeza.

Sus ojos se abrieron enormes ante la sorpresa y su ceño se frunció lentamente. Me miró extrañado, buscando con su mirada en mis ojos alguna señal de estar jugándole una broma, pero al ver mi rostro lleno de decisión, se rindió.

-¿Estás segura de esto?

-Más que segura. Sólo mira mi cabello Alec, cada día pierdo más de el. No quiero esperar hasta que un día despierte y tenga sólo cuatro fibras de cabello.

-Aún serías hermosa si tienes sólo cuatro fibras de cabello en tu cabeza. Para mi siempre serás hermosa, no importa cómo te veas, Amanda.

-Alec no hago esto por que piense que no te pareceré "hermosa" como tú dices. Lo hago por que no quiero esperar, no quiero que esto sea algo lento y doloroso. Piensa en Amelia...¿Qué crees que ella piense al ver que a su madre se le cae la mitad del cabello de la noche a la mañana? No quiero que ella tenga que ver todo esto a su edad. Aún es muy pequeña para que tenga que precenciar todo lo que el cáncer me está provocando.

Mis palabras lo golperon claramente, su ceño seguía fruncido y sus ojos todavía me estudiaban. En estos momentos me di cuenta de algo, Alec tampoco se merecía presenciar todo esto, no se merecía ver cómo me marchito lentamente.

-Está bien, si es lo quieres lo haré. Te ayudaré.

¡Dios! ¿Por qué es tan perfecto este hombre?

-Gracias.

Me senté en uno de los bancos frente al espejo del tocador mientras Alec conectaba la máquina rasuradora. Cuando se paró detrás de mi me miró a travez del espejo.

-¿Lista?- preguntó

-Hazlo.

Pude sentir cómo la máquina pasaba por mi cabeza, iniciando desde mi triquion hasta mi nuca. Con cada pasada podía notar lo ligera que se sentía mi cabeza al caer mi cabello al suelo. Luego de unos minutos, Alec desconectó la máquina y besó mi cabeza -ahora calva- en un gentil gesto.

-Definitivamente sigues siendo hermosa, Amanda. Siempre lo eres y lo serás.

A veces me pregunto qué hice para merecer a alguien como Alexander. Es la mejor persona que he conocido y tengo la dicha de amor y que me ame.

-¿Cómo un corazón como el tuyo pudo amar a uno como el mío, Alexander?

Me sonrió y besó mis labios. Fue un beso decidido y lleno de amor, de esos que te hacen viajar a otra galaxia olvidándote de dónde te encuentras, de esos besos que te encierran en una burbuja junto a la persona que amas.

-Eso es por que no puedo evitar amarte, aunque quiera -y no quiero-, no puedo.

Nuevo capítulo. 😻💕🍃
En serio espero que a quienes lean les esté gustando la historia. 🙈❤
Me serviría de mucho saber que es lo que opinan. Voten y comenten. 💕👌😊
Hasta luego. ❤👋

Un 17 de Julio Where stories live. Discover now