~Capítulo 49~

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La mañana se ve agradable. Intentando tener mejor ánimo me levanto y me pongo la ropa que amablemente Atalía me dejó a los pies de mi cama, es un vestido rojo con una capucha blanca, se me hace bastante lindo. Una vez lista tomo mi cabello en una cola de caballo y bajo al primer piso.
Me encuentro con todos reunidos en la mesa tomando el desayuno, al verme todos me sonríen y me invitan a sentarme.

—Muy buenos días.—Digo mientras me siento junto a Credo.

—Buenos días, espero que hayas dormido bien.—Dice mientras llena mi taza con agua caliente.

—Si, la cama era muy cómoda. No saben cuanto les agradezco todo lo que están haciendo por mi.

—No te preocupes, nosotros estamos para ayudar, en este familia el ayudar al prójimo es lo que nos guía y nos hace ser mejores.

—¡Así es, hijo!.—Dice su padre con aire orgulloso.—Siempre intentamos brindar la mayor ayuda posible a todo aquel que lo necesite, es por eso que trabajamos en el orfanato hace años.

—Vaya..que hermoso detalle, son ustedes de muy buen corazón.—Digo sonriéndoles.

Tomamos un desayuno delicioso y armonioso. Cuando terminamos nos levantamos pero ellos parecen arreglarse para salir.

—Amy.—Me llama Atalía.—Iremos a la iglesia, no se si tu serás religiosa pero nos gustaría que nos acompañaras.

—Claro, no me molestaría.

—¡Bien! Vamos entonces.

Salimos de la casa para bajar caminando hacia el centro de la cuidad, la mayoría de las personas va en nuestra dirección y todos visten de manera parecida, no he querido preguntar la razón de porqué cubren su rostro pero de todos modos lo hice.

En la esquina siguiente logro divisar algunos edificios en malas condiciones. Cuando llegamos en frente de ellos puedo notar que en letras grandes tiene escrito "Orfanato de ciudad Fortuna".
Mi cabeza siente otra vez ese dolor agudo que me deja aturdida unos segundos.

Siento una mano en mi hombro, Credo me observa preocupado.

—Es una tragedia..—Dice mirando al edificio.

—¿Que pasó aquí?

—Fue víctima de un ataque a la ciudad que hubo hace poco, se tardan bastante en arreglarlo porque los fondos no alcanzan para todo, la ciudad es bastante grande pero se que hacen lo mejor que pueden.

—¿Hablas de los encargados de la ciudad? ¿trabajas con ellos?

—Si.—Dice mientras apunta hacia un símbolo rojo en su uniforme.—Hace unos meses logré ingresar a la Orden de la espada, somos los encargados de proteger a todas estas personas.

—Es algo muy importante, tus padres deben estar orgullosos.

—Lo están, siempre han sido creyentes y creen que unirme a la Orden hará feliz a nuestro dios.

—Niños, no se queden atrás, no queremos llegar tarde.—Dice Atalía mientras continúa caminando con una sonrisa amplia.

Todas estas personas son bastante respetuosas y religiosas, al parecer su dios es muy importante. Me pregunto de que religión serán.

Caminamos varios minutos hasta llegar a una iglesia enorme, es muy alta y cada lugar donde mire está lleno de detalles en las paredes. Recorremos los pasillos de mármol hasta llegar a la habitación principal, hay muchas sillas largas y bien ordenadas. Al mirar hacia enfrente noto la enorme estatua que según puedo asumir debe ser al dios que veneran. Jamás había visto a uno así, tiene un rostro humano pero unas especie de cuernos en su cabeza, me parece muy curioso.

Eres mi única necesidad ♥ / Devil May CryWhere stories live. Discover now