~Capítulo 45~

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Al día siguiente todo parece que se olvidó, ninguno quiso tocar el tema, creo que es lo mejor pensando en lo incómodo que fue mirarnos después de eso ayer.

Tomamos desayuno con normalidad junto al fuego y en la tarde entrenamos como de costumbre. 

Nos tomó todo el día el entrenamiento ya que no lograba hacer un movimiento hasta que finalmente lo logré cuando estaba ya sin esperanzas. No sé qué haría sin Vergil, sin pensarlo se volvió mi apoyo incondicional.

Cuando entramos escucho unos golpes bastante rápidos y fuertes en la puerta principal. Con Vergil intercambiamos miradas un poco extrañados de quién sería a estas horas.
Iba a ir a abrir pero él me detiene tomando mi lugar. 
Al abrir la puerta la figura de Dante nos tranquiliza.

—Que bueno que están despiertos, andaba por aquí cerca por una misión y quería saber si querían venir, no parece ser gran cosa pero no quiero ir solo, me da flojera, ¿Que dicen?.—Dice con una sonrisa algo cansada.

Vergil me mira a mi para confirmar, después de todo soy yo la que estuvo todo el día entrenando.

—No creo poder, sinceramente me duelen un poco los pies, si quieren vayan ustedes, creo que seré más un estorbo que un apoyo.

—¿Entonces..Vergil?.—Le pregunta Dante.

—Vuelvo en un momento.—Me dice tomando su gabardina del perchero.

Ambos se fueron dejándome sola.
Decido ir a darme una ducha reponedora antes de dormir. 
Después de eso me pongo mi pijama y seco mi cabello. 

Vergil aún no vuelve.

Me siento en el sofá e inconscientemente comienzo a recordar lo que ocurrió anoche. Me siento nerviosa de solo pensarlo.
Nunca había pensando en ese tipo de cosas hasta este momento, realmente me siento avergonzada pero..a la vez algo afortunada, Vergil es todo lo que yo quería en alguien y que sea correspondido me hace muy feliz.

La puerta suena y detrás de ella aparece Vergil. Parece cansado.

—¿Cómo les fue?.— Pregunto algo nerviosa, hace momento estaba pensando en ese tipo de cosas y ahora mirarlo aunque no sepa lo de mi mente me pone incómoda.

—No era la gran cosa.—Deja la gabardina en el sofá y va directo a la escalera.—Iré a bañarme.

—Prepararé el café para que bajes cuando termines.

Dicho esto él subió y yo preparé todo como dije. 
Las dejo sobre la mesa esperando que él vuelva.

Escucho pasos en la escalera y por fin llega a mi lado.
Noto que trae el cabello mojado así que traigo la secadora como es costumbre y comienzo a secar su cabello. 
Una vez totalmente seco beso su cabeza, no se porqué pero sentí ganas de hacerlo.
Vuelvo a su lado y me siento mirando al fuego. 
No quisiera que este momento se haga incómodo pero probablemente él también esté pensando en eso ahora.

—Vergil..—Digo con voz tímida.

Él se voltea a mirarme.

—¿Podríamos..ah..—Detengo mis palabras antes de decirlo.

—¿Que?.—Pregunta sin entender.

—¿Podría sentarme en tus piernas?

Su expresión de asombro me dijo todo. Parece pensarlo un momento hasta que finalmente asiente.
—¿Para qué quieres hacer eso?.—Pregunta mientras me siento arriba de él.

—Es que..la verdad era bastante cómodo.—Me abrazo a mi misma sintiendo el frío y también los nervios.

Vergil no se niega y simplemente me deja hacerlo.
Nos quedamos así, en silencio, sin nada más que hacer.

Eres mi única necesidad ♥ / Devil May CryWhere stories live. Discover now