My Name is Rose (Shadamy)

Capítulo XL

-Narra Amy-

—¿A dónde vamos?

—Él dijo que a la casa de campo así que solo marcha.

Había olvidado tirar el comunicador de brazalete y tras el corte de la llamada y el susto que sigue enterrado en mi pecho, lo aventé por la ventana sin importarme nada.

¿La casa de campo? ¿Se trata de un suicidio al exponernos así o qué? Por más que intento asimilarlo no lo sé, pero sigo insistiendo en volver a llamarle y la línea se corta tras el tiempo de espera y de que él no coge el teléfono, ¿¡Qué carajos le pasó!? No quiero pensar en lo peor, pero no puedo, no puedo...no puedo. Mi cerebro es demasiado ansioso y no logro ubicarme en la verdadera misión ahora que es cuidarme de mis amigos.

Salir a la carretera en la que la fauna a nuestra izquierda es notoria da aviso de que estamos cerca, y pienso en que es mejor bajar y entrar a la defensiva caminando, con mucha cautela...

¡Ey! ¿logras oírme?

¡KYA! Me azoto contra el cristal de la camioneta antes de bajar por oír algo dentro mío que sé no soy yo, no es mi voz, ¿¡Qué mierda!?

Soy Tiverius, mundana rosada.

—¡Te dije que no leyeras mis pensamientos! —Ey, si lo hace es porque está cerca, pero... —¿Dónde estás? —hablo impaciente, bajando de la camioneta orillada en los límites del bosque y observando todo el alrededor como loca.

Siento la energía de intrusos, aquí, en la cueva...Quise hablar con Shadow pero no encuentro su energía; pensé estaría contigo.

—N-no, carajo, a mi tampoco me coge el teléfono... —Mirando el suelo, Scourge y Fiona bajan y me miran con susto por hablar sola, ¿Qué tan raro puede ser?

De acuerdo. Esos sujetos quieren las esmeraldas y pienso huir y dejarlas, no deseo problemas con más mortales. Doy advertencia.

—¡Espera, espera! No jodas, llevartelas a donde vayas no se las dejes. —¡Maldita sea! Ya no responde. ¡MIERDA!—. ¡HIJO DE PUTA RESPONDE!

—¿A quien le hablas, loca? —Scourge me toma de los hombros, sangoloteando porque cree ya perdí tambien la cordura—. ¡Tenemos que ir a la casa de campo! ¿Recuerdas?

—¡Basta! —Le pego manotazos muy a lo femenino con tal de que me suelte—. Estoy hablando con el cuernudo que fue quien se metió a mi mente; ¡él tiene dos esmeraldas en su cueva que le dejó Shadow!

—¿Y?

—¿¡Cómo que y!? ¡ME DIJO QUE LLEGARON CON ÉL Y QUE LAS IBA A DEJAR AHÍ E HUIRÍA EL MUY PUTO! —¡Qué poco interés, maldita sea! Me jode que no estén en sintonía con lo que estoy haciendo.

Sus bocas se mantienen abiertas, la desesperación crece entre mis poros y grito a la nada golpeando con mis puños el cofre del auto, asustando a los otros dos, ¡¿Qué carajos pasa ahora!?

—En-Entonces vayamos ya a la casa de campo, ¿ok? Hay que...hay que actuar ya. —Intentando apaciguar el ambiente Fiona habla relajada, ¡ufff! Solo quiero terminar ya.