Tengo que hablar con Cinthia. Es la única en quien puedo confiar porque cuando pasó todo lo del duende me apegué más a ella que a la colorada. Creo que se debe a que Romina fue la que planeó todo y me cuesta volver a confiar tanto como antes.

Saco mi teléfono y decido enviarle un mensaje.

Olivia/ 14:55

Hola, preciosa. ¿Será que podés pasar un instante por la pastelería? O decime si puedo ir a tu casa a la noche... Necesito hablar con vos a solas, sin Romina.

Burbuja/ 14:58

Hola, Oli. Si podés vení a casa, no fui a trabajar porque Fede está con cólicos y no podía dejarlo con la niñera.

Olivia/ 15:01

Ok. Cuando vuelva Kevin a la pastelería voy para allá. Nos vemos.

Muerdo mis uñas y empiezo a ocuparme del negocio para olvidarme de las cosas. Kevin todavía no vuelve, así que decido enviarle un mensaje a él para preguntarle dónde está. El registro civil está a un par de cuadras de nuestro local así que es imposible que se haya perdido.

Olivia/ 16:03

¿Dónde estás, galán?

Idiota/ 16:06

Ya estoy llegando :) voy con compañía.

Frunzo el ceño. ¿Con compañía? ¿A quién se habrá encontrado en la calle ahora?

Dos minutos después, abre la puerta del negocio, seguido por María. Ruedo los ojos. ¿Lo está siguiendo o algo por el estilo? ¿Cómo puede ser que se la cruce tanto?

—Fui al registro —dice luego de darme un beso—. Después fui a comer a casa y me la crucé a ella cuando estaba saliendo. Me dijo que está trabajando en el nuevo spa de acá a la vuelta, donde estaba mi pastelería antes.

—Ah. ¿Y por qué está acá con vos? —interrogo con tono molesto. Él se ríe.

—Porque quiso venir a probar lo que hacemos, amor. No seas celosa. —Me da un beso dulce en los labios y me guiña un ojo—. La fecha más cercana que conseguí, quince de junio.

—¿Junio? —cuestiono incrédula—. Faltan como cinco meses todavía.

—Sí. Espero que sigamos juntos porque ya la reservé.

—¿Y por qué pensás que no vamos a estar más juntos? —Me cruzo de brazos y niega con la cabeza.

—No pienso eso, solo digo que falta tanto que me da miedo de que te arrepientas y decidas no hacerlo —replica con tranquilidad—. Voy a atender a Mari.

¿Mari? ¡Ahora ya le puso apodo!

—Ya la atendió Laura —le digo cuando está a medio camino. Se gira para mirarme—. La vi mientras hablábamos.

Instantes después, nuestra compañera deposita una bandeja adelante de María y le guiño un ojo. Lo que Kevin no vio es que le hice un gesto para que estuviera atenta a ellos dos y a lo que hablan.

—Me tengo que ir —comento, sacándome el delantal—. Cinthia me necesita, Fede se siente un poco mal y quiero saber qué tiene. Vuelvo en una hora.

—Bueno, yo me quedo a cuidar, no te preocupes —responde Kevin con una sonrisa. Me acerco para darle un beso en los labios, pero justo se mueve y termino depositándolo en la mejilla.

No lo intento de nuevo, simplemente le sonrío y le hago un gesto a Laura para que recuerde su misión. Ella asiente con la cabeza.

Voy caminando a casa para buscar la bici, ya que la casa de Cinthia queda a unos veinte minutos y no quiero tardar el doble yendo a pie.

Las galletas de los deseos |EcdC#2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora