Tomó mis piernas y las pasó detrás de su cadera, mientras mordía su labio.

Sonreí con eso y me tomó con fuerza por las caderas, para después apretar mi trasero.

-¿Ya te dije que eres preciosa?- Dijo, desesperándome.

-¿Ya te dije que te calles y me beses?

Contesté, molesta por como se tomaba el tiempo para torturarme.

-¿En serio tu madre no ha llamado?

Habló de nuevo mientras acariciaba mis piernas y me besaba el cuello.

Mordí mi labio inferior.

-Mierda no lo sé Ross, mi celular se quedó sin batería anoche.

Contesté, de mala gana.

Ross rió al notar mi comportamiento y me besó con fuerza.

Le seguí el beso con demasiada prisa y cerré mis ojos en cuanto se disponía a hacerme suya de nuevo.

Tocaron a la puerta de forma insistente, provocando que nos separáramos.

-Mierda.- Se quejó Ross.

Maldije en voz baja, pensando donde demonios me ocultaría de la madre de Ross.

-Si tan sólo te hubieras dado prisa.

Hablé, con la respiración aún agitada.

Ross me miró amenazante y buscó sus calzoncillos entre todo el desorden de la habitación.

-Entra al baño y quédate ahí. ¿De acuerdo?

Me pidió y corrí, tomando mis bragas y su camisa para después encerrarme.

-¿Ross?

Finalmente preguntó Stormie al otro lado de la puerta.

-¿Sucede algo mamá?- Preguntó Ross, fingiendo estar aún adormilado.

-¿Desayunarás algo? Tengo cita con él dentista en media hora, y debo llevar a tu hermana con la pediatra, deberíamos de haber salido desde hace algunos minutos.

Escuché que Ross abrió la puerta.

Así que la madre de Ross saldría.

Le agradecía infinitamente a la vida por esa oportunidad más.

Así jamás descubriría que estuve aquí y no quedaría mal con ella.

-Oh, no mamá, puedes irte, no tengo hambre.- Respondió Ross

-De acuerdo cielo, nos vemos más tarde. Y arregla tu habitación, ¿si?

Habló Stormie y Ross asintió, de mala gana.

Cerró la puerta de nuevo, colocando el seguro y después vino hacia el baño.

Abrí la puerta y reí, observándolo completamente nervioso.

Me cargó de repente, tomando mi cintura entre sus brazos y me subió al tocador del baño.

-Te ves bonita con mi camisa.- Dijo, besando poco a poco mis labios.

Jaló y mordió el labio inferior y sonreí.

-Pero te ves más bonita cuando no traes nada puesto.

Dijo esto y me quitó la camisa de un solo jalón, abriéndola y tirándola al suelo.

Lo abracé, rodeando su cuello con mis brazos y juntando nuestros cuerpos.

-Espero que tus padres no te estén esperando en casa, porque hoy te llevaré algo tarde.

Me dijo al oído y se dispuso a comtinuar con lo que habíamos sido interrumpidos minutos atrás.

No Te Enamores // Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora