Capítulo 49: Si es amor es de a dos.- Cristal

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CRISTAL

El dolor en la cabeza me estaba matando. No sabía dónde estaba. Solo sabía que la bruja de Paulina me engañó, me golpeó y me secuestró. Me encontraba atada, estaba en ropa interior y en una cama, el terror en mi cuerpo era agobiante. Había elementos extraños en mesas a mí alrededor. Vi juguetes sexuales, cuchillos, jeringas, látigos, esposas, cadenas, y líquidos extraños en botellas. Una careta de demonio yacía sobre una silla en una esquina. No podía hablar, quería gritar pero estaba muda. Sentí la lengua entumecida e inútil. De seguro me habían drogado, no encontraba otra explicación. Me sentía sucia. No sabía qué me habían hecho mientras dormía, pero de las miles de cosas que mi mente imaginaba ni siquiera una era buena.

¿Por qué estoy atada? ¿Por qué en una cama? ¿Dónde estoy?

Se oían pasos tras la única puerta del sitio y el ritmo de mi corazón se aceleró a un punto que dolía.

─Ha de estar aquí, sino no sé dónde buscar...─ era la voz de ¿Eric? ¿Era Eric?

─ ¡Tira el arma!─ una familiar voz gritó, es Ángel.

Vinieron por mí, no podía creerlo, se oyeron estruendos que supuce fueron disparos que me congelaron el cuerpo aún más. Temí por mis amigos, por mí y por Luis, él debía estar ahí en algún lado afuera. Él vino a buscarme, vino por mí.

Comencé a intentar zafar de las sogas que me tenían atada. Lastimé mis muñecas en vano. No pude, me sentía sin fuerzas. Fue entonces cuando noté que tenía un conducto clavado en mi pie, y  una bolsa colgaba de la cama, una muy asquerosa y maloliente cama. Me estaba debilitando por ese líquido que seguía ingresando en mi cuerpo. Moví el pie intentando sacar la aguja pero dolía como los mil demonios. Tenía negro alrededor de donde estaba clavada la maldita aguja, era un moratón muy impresionante y doloroso.

La puerta se abrió. Mi corazón se paró pero fue hasta que vi esos ojos. Los ojos del Ángel Caído. Era Eric quién llegó a salvarme.

─ ¡Aquí está!─Gritó y corrió a mí─ Nena ¿qué te hicieron?─ me hablaba y yo me retorcía tratando de contestar, pero mi lengua no reaccionaba, las lágrimas caían por mi rostro. Me besó la frente, los cachetes y cada lugar de mi cara, al terminar rápidamente comenzó a desatar mis manos. Al soltarlas yo no pude ni levantarme. Con las pocas fuerzas que me quedaban le señalé el pie y entendió de inmediato. Vi como tomó un trapo de una de las mesas y con cara de dolor sacó la aguja de un tirón.

Si pudiese hablar hubiese gritado. Solté unas lágrimas por el dolor. Eric colocó el trapo dónde mi pie sangraba y desató mis pies al fin.

Volvió a mi lado dijo algo más que no entendí debido al gran mareo y a la pesadez en mis ojos, sólo alcancé  ver que se sacó su camisa y me la puso. Me abrazó fuerte para luego alzarme en sus cálidos brazos. En tan drástica situación y yo sin siquiera poder hablar ni moverme por mi misma lo último que me preocupó fue que todos me vieran en ropa interior.

Mi chico dulce apareció ─ ¡Ay mi vida! Estás bien, estás bien...─ Elián me besó el rostro, estaba feliz y yo solo podía llorar y luchar contra la pesadez en mis ojos, debía mantenerme despierta. Amo a éste chico, es tan tierno, los amo a todos. Arriesgaron sus vidas por mí.

Quería ver a Harris.

─La han drogado o sedado, debemos sacarla pronto de aquí...─ dijo Eric─ Entra y trae la bolsa de suero o lo que sea que tenga, de seguro deben analizarla para saber que le han dado...

Caminábamos por un pasillo oscuro, oímos disparos delante y me estremecí. Eric lo notó.

─Han de ser Luis, Gab y Adhemar...tranquila nena, Dios, estás conmigo, me sentí morir cuando vi el vídeo que estos hijos de perra enviaron─ ¿video? ¿Cuál vídeo?

JUNTOS (#SYPS)Where stories live. Discover now