Ella: su ángel.
Él: su infierno
"Convertí mi mundo en un lugar sombrío y peligroso, hasta en el peor momento de la historia tuve la oportunidad de huir. Pero yo misma elegí ser consumida por mi propio infierno llamado Luis Harris"
¡Bienvenidos al in...
─¿Gabriel necesitas una extensión más grande en la tarjeta?─ Esa es mi madre entrando a mi habitación intentando enmendar el hecho de que mi padre me maltrata a diario.
─No madre, ya sólo déjame en paz por dios...no necesito dinero ¿cuándo lo entenderás?─ Blanquea los ojos y se larga, mi madre es una idiota, la amo pero es de las personas que creen que todo se arregla con dinero, cuando necesité un abrazo obtuve un descapotable, quería una cena familiar y me dieron un viaje a Disney... con un grupo de chicos que no conocía, obviamente.
Miro por la ventana, el sol está alto, anoche me dormí súper tarde, me metí mucha mierda, ya debo levantarme. Hoy será el día clave, hoy ayudaré a mi amigo a salir del infierno. Se lo merece, quizás un día yo pueda también huir.
Días antes...
Otro día en la misma mierda, papá insistió en que venga, que siga el legado, o algo así fue la porquería que me dijo, que honor ser el hijo de un hombre con título de abogado y todo un imperio ilegal escondido. Y que mata a miles.
Él y sus amigotes son los responsables de tantas muertes por sobredosis, ya sé que ellos no los obligan a consumir, pero les proveen, eso los hace responsables. Y también lo son de cosas mucho peores en las que prefiero no pensar en este momento.
Coloco una línea en la mesa, la acomodó con la maldita tarjeta bancaria de la cuenta familiar. Inhale...y quema, mierda. Comienzo a sentir los efectos. Lo necesitaba.
Que jodido estoy carajo.
─Idiota ya deja esa mierda por favor...─ Escucho a mi espalda la voz enojada de mi único amigo o ex-amigo, es extraño, hacía un mes o más que no me hablaba...
─Amigo, no soy como tú...─ esa es mi triste realidad, yo no puedo vivir feliz si no estoy consumiendo, mi vida es una mierda, más de uno de mis familiares es un asesino y yo estoy condenado por el sólo hecho de ser un Anderson.
─ ¿En verdad...eres mi amigo?─ Se sienta a mi lado, siento su voz temblar, algo malo pasa.
─ Lo que oíste hace un tiempo, es lo que ellos piensan, los dos.─ le cuento y notó como se relaja un poco.─ Yo no pienso así y estoy seguro de que el resto tampoco, pero les temen, a ellos dos y a sus propios padres, si nosotros nos metemos esta mierda...─ Le muestro la bolsa plástica que tengo en mi mano con el maldito polvo─ Es sólo porque es una salida...la única que tenemos, sin ésta porquería no aguantaríamos.─ No sé si entenderá lo que le digo pero sé que debe sospechar sobre los negocios de este lugar. Y sobre lo peligrosos que son Paulina y Demián.
─ Amigo yo...necesito que me ayudes, sólo si puedes hacerlo...─ Percibo el miedo en sus palabras. Es mi amigo, si me necesita tengo que ayudarlo, él jamás debió llegar aquí, él no pertenece aquí, sino fuera por su estúpido padre...
─Siempre puedo... Y quiero hacerlo ¿cuál es tu plan?─Digo y le sonrió.
─ Maldito niño mimado sabía que podría contar contigo...─ También sonríe.
─ Mimado y de ojos azules, no te olvides de los ojos...─ Reímos a la vez.
Me cuenta de su plan para deshacerse del Príncipe y ser solo Luis, el chico diez, porque aunque él lo niegue, es un ñoño oculto al igual que yo. Recuperé a mi amigo y lo ayudaré a ser feliz con su chica de vidrio. Me siento realmente bien con eso, al menos él podrá dejar el infierno.
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