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«Cocina juntos»
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JiEun se disponía a probar los chocolates que le había regalado Jeon. Abrió la caja y se llevó un chocolate a la boca. Exquisito. Se dio cuenta que había un papel dentro de la caja, lo tomó y lo leyó: "Te amo."

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Era un nuevo día en Seoul. Los pájaros cantaban y Eunha y Jungkook se levantaban de sus camas con mucha pereza. Como casi todos los días, debían ir a su agencia.

Ambos aún dormidos salieron de sus habitaciones y caminaron hasta el baño. Se encontraron en la puerta, donde se miraron un segundo para luego Eunha apartar la mirada. Los dos estaban sin maquillaje y le avergonzaba que el rubio la viera fijamente.

–Pasa tú primero.–Le habló el chico. Eunha asintió y entró al cuarto. Jungkook esperó pacientemente a que ella saliera, lo cual tardaría un poco.

Mientras esperaba le vino a la mente el sueño que tuvo, el cual no había sido muy lindo que digamos. Solo recordaba una copa callendo, derramando su bebida, flores en el suelo pisadas y un llanto que le partió el corazón. Trataba de recordar más, pero no podía, además al hacerlo sentía una presión en el pecho. Sabía que algunos sueños podrían hacerse realidad y realmente esperaba que este no fuera uno de esos. Aunque no recordaba bien lo que soñó, sabía que era algo triste.

Salió de sus pensamientos al escuchar la puerta del baño abrirse. Miró a Eunha salir por ella, pero esta tenía la cabeza gacha tratando de no verlo. La pelinegra siguió de largo y desapareció por la puerta de la sala.

Sin pensar en nada se metió al baño y se preparó para comenzar el día.

Eunha comenzó a preparar el desayuno, aunque no estaba muy concentrada en hacerlo y a causa de eso cometió varios errores. No podía sacar de su mente a Jungkook y a aquella mujer. Por más que se dijera que no debía importarle, que era bueno que el chico conociera a otra chica, no podía evitar sentirse mal. ¿Por qué le dio chocolates a esa mujer? ¿Por qué le sonreía así? ¿Acaso tan rápido olvidó ese beso? Suspiró pesadamente. Sabía muy bien que ella no podía dejar de lado ese beso como ha estado haciendo estos últimos días. Estar ocupada con su agenda le ha ayudado a no pensar mucho en eso, pero al ver el rostro del rubio inmediatamente venían a ella las emociones que sintió en ese momento. Le frustraba no poder dejar esos sentimientos, no quería causar problemas y por eso lo mejor era hacer como que nada pasó aunque no fuese así.
No sabía si se arrepentía de haber venido a vivir con Jungkook. Si no hubiera venido, seguro no tendría estos sentimientos por él, pero no hubiera pasado lindos momentos junto a él y los niños. Esta es la situación más loca que le haya pasado, y era agradable. ¿Quien diría que conviviría con sus hijos del futuro? Era imposible, pero sucedió. Y sinceramente, ya no se imaginaba un día sin ellos.

Jungkook entró en la cocina a buscar algunas frutas para comer. Vio a la pelinegra preparando algo, al parecer no se había dado cuenta de su presencia. Se acercó lentamente a ella y, sin previo aviso, le habló muy cerca de su oreja.

–Buenos días.–Le dijo, y sintió a Eunha estremecerse. Pero se arrepintió de hacerlo, ya que la chica se asustó y a consecuencia de eso se hizo un corte en el dedo con el cuchillo que utilizaba en ese momento para cortar la carne. Eunbi soltó un quejido de dolor e inmediatamente se llevó el dedo a la boca. Jeon preocupado tomó la mano de la pequeña y examinó el dedo herido, se veía muy mal y no dejaba de brotar sangre. Sin dejar que Eunha dijera algo, la arrastró hasta el baño y le lavó la herida. En el reflejo del espejo podía ver las expresiones de dolor que ponia la pelinegra.

–No es necesario que hagas esto, puedo hacerlo yo...–Articuló Eunbi mirando como Jungkook buscaba el botiquín en el armario del baño. El muchacho la ignoró y siguió en su búsqueda. Finalmente lo encontró y tomó de la caja un desinfectante y algodón.

Eunha miraba como Jungkook tomaba con suavidez su dedo y le pasaba lentamente el algodón con el líquido por su herida. Cerró los ojos con fuerza, le dolía demasiado. Sintió como el rubio le soplaba la herida y no pudo evitar sonrojarse. ¿Por qué era muy atento con ella? Respiró profundo tratando de calmar su corazón, y luego vio como Jeon le ponia una bandita en el dedo.

–Perdón haberte asustado, de no haberlo hecho no te hubieras lastimado.–La miró con pena el muchacho. Eunbi bajó la mirada y asintió. ¿¡Por qué se veía tan guapo!? Con esos ojos mirándola sentía que moriría. Sin decir nada salió del baño y regresó a la cocina, Jungkook la siguió detrás.
Intentó seguir cocinando pero le era muy difícil con una bandita en el dedo índice. Sintió un cuerpo a su lado y miró de reojo a Jungkook.–Te voy a ayudar.–Anunció el rubio y empezó a cortar las verduras.

Esa mañana prepararon el desayuno juntos, claro, sin hablarse. Aún así ambos disfrutaron el momento y la presencia del otro, aunque Eunha no lo admitiera.

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Jungkook y los niños se fueron a BigHit hace ya unos minutos. Eunha salió del hotel con su bolsito y caminó por el jardín hasta sentarse en una banca. Llamó a Sowon, ella vendría a buscarla en unos minutos.

Miraba el cielo perdida en sus pensamientos cuando llegaron a sus fosas nasales un aroma de perfume de mujer. Miró a su lado y encontró a una chica con lentes oscuros mirándola.

–¿Eres Eunha de Yeojachingu, verdad?–Le preguntó.

–Si...–Respondió en voz baja.

La mujer levantó un poco sus lentes y le sonrió.

–Soy IU.








11/11/18

Cómo SucedióWhere stories live. Discover now