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El lugar estaba reluciente como cada día que llegaban, no había mucha bulla pues era lunes y los lunes sabemos que la energía no era la mejor. La cafetería tenía buen olor aunque eso no significara que la comida tendría buen aspecto y sabor.

Pero, no era ese ambiente el culpable del semblante de Kim SeokJin; sus ojos apenas y si lograban descifrar que ocurría, apenas si llevaba algún trozo de esa horrorosa carne de su plato y no es que le molestara. NamJoon y YoonGi comían frente a él, ¡pero cielos! ¡ese no era el Min YoonGi que conocía!

Ambos parecían estar hipnotizados uno con el otro; encerrados en su propia burbujita en la que, con sólo verse a los ojos y un par de sonrisas podían decirse cualquier cosa.

SeokJin sintió un escalofrío.

—Bien...—el castaño susurró para sí mismo dejando de lado sus palillos-. Sólo mírenlos, par de tarados ignorándome aún cuando saben que estoy hablando en alto-siguió con su charla intrapersonal y cruzó sus brazos sobre el pecho.

SeokJin entrecerró los ojos cuando notó que Kim NamJoon se paraba, tomaba su charola y caminaba con una sonrisa al lugar de limpieza. Lo más asombroso (para Jin) es que el pelinegro siguió a Kim hasta perderlo y concentrarse de nuevo en su almuerzo, o eso intentó.

—¿Qué?—soltó rudo el de piel pálida.

El castaño más guapo del mundo (apodado así por el alumnado e incluso por el profesorado) se dejó caer en su lugar con una expresión de incredulidad-. Dios, no lo puedo creer, Min YoonGi.

—¿Qué?—exclamó ahora más fuerte—. ¡No he hecho nada hoy!—reclamó probando el arroz el cual de inmediato su expresión dió a entender que estaba horrible.

—Tú, mocoso malcriado estás escondiéndome cosas.

Yoon rodó los ojos, otro episodio había vivido en casa por la mañana mientras desayunaba, sólo que su madre jugaba el papel de Jin... O en todo caso ahora Jin juega el papel de su madre.

—Min YoonGi, a mí no puedes esconderme nada. Yo sé que algo pasó entre NamJoon y tú.

El más bajo suspiró al notar el rojo subir por el cuello del castaño; tenía bien claro que Kim SeokJin versión enojada era la tercer cosa que más le asustaba en el mundo de los vivos.

—Escucha, es el lugar y el momento menos indicado para hablar de eso... Además, quiero devolverte esto y agradecerte por ayudarme con esta locura...—YoonGi le entregó la mochila donde yacía Min YoonJi.

—¿Significa...?—inquisitivo Jin le miró.

—No creas que tu esfuerzo no valió la pena. Ji me ayudó a darme cuenta de otras cosas y... ¡Mierda, espero que sea suficiente para que entiendas lo que trato de decir!—el pálido se llevó el vaso con agua dejando a un estupefacto SeokJin.

—Tus malcriadeces, YoonGi.

Jin se mantiene con la idea de que lo entiende y en algún momento preguntará más detalles, porque es obvio que Min YoonGi había caído por otra persona y que era recíproco. Después de todo se sentía más seguro y aliviado con la pequeña confesión del felino.

—Aunque...

Seok suspiró—. Sabía que todo no podía ir tan bien, ¿cuál es el problema ahora?

YoonGi rascó su nuca con nerviosismo—. Mi mamá invitó a NamJoon y a su mamá a cenar...

—Ajá...—incitó.

—Y también a JungKook y a su mamá—el pelinegro infló las mejillas desesperado—, necesito una muy buena coartada.

Kim SeokJin cerró los ojos dejando que un suspiro inquietantes escapara de su nariz—. Min YoonGi, ¡tú lo que necesitas es huir de Corea! ¡No sólo necesitas una coartada para mañana sino también para hoy!

—¿De qué mierda hablas ahora SeokJin?

El castaño y, cabe destacar, atractivo muchacho le miró serio.

—YoonGi, te recuerdo que tu doble con falda también tiene un lugar en la escuela; ¡te miraban casi a diario! ¿cómo vas explicar la desaparición de tu hermanita?—susurró lo último con sarcasmo.

—No sé.

—¿Que no sé?—el rojo estaba reapareciendo en el rostro del mayor.

—¡Pues eso, Jin! ¡No recordaba ese detalle! ¿No tienes otro plan?

—¿¡Otro plan!?

—¡Qué se yo! ¡Algo como una máquina del tiempo, un plan de emergencia en caso de que quiera dar vuelta atrás!

—¡Pues no, no lo hay! ¡No existe!

—¿¡Que no!? ¡Fue tu idea Jin!

—¿¡Mi idea, mi idea!? ¡Tú la aceptaste mocoso malcriado!

—¡Tú me obligaste!

Los gritos de ambos adolescentes estaban elevándose poco a poco logrando llamar la atención de varios (la mayoría) de estudiantes.

—¡Ey!—NamJoon apareció tratando de calmar las aguas—. Si siguen levantando la voz pensarán que están locos y llamarán al director-susurró a ambos con voz tranquila.

SeokJin se sorprendió al ver cómo es que con sólo la presencia de NamJoon lograba volver un tigre, como lo era todo el tiempo YoonGi con él, a un lindo gatito manso que quería atención y cariño. ¡Necesitaría de Kim NamJoon todos los días si quería que Min YoonGi se mantuviera calmadito y le comprara postres cada vez que quisiera!

El castaño abrió la boca para inmediato cerrarla, pues el timbre le impidió aportar un nuevo comentario; arregló y tomó sus cosas—. Iré... iré a la siguiente clase, trataré de idear algo—salió con un toque dramático luego de ello.

—Tendré que disculparme con él después...

Los alumnos desocupaban la cafetería y lo único que NamJoon pensó fue en reanimar al pelinegro y buscar alguna forma para que todo ese embrollo con Min YoonJi tuviera un punto final en el expediente del paliducho.

El moreno tomó la mano de su pequeño mal hablado y se dirigieron al lugar favorito del más alto.

—¿Adónde vamos, piensas saltarte las clases Kim NamJoon?—se burló Min mientras se dejaba arrastrar.

—Eres un gatito inteligente, Yoon. No soy una persona irresponsable, pero creo que necesitamos un momento para pensar.

El peligris tomó la perilla de la puerta de la biblioteca sin vacilar; justamente se toparon con la joven y amargada bibliotecaria, el delicioso aroma mezclado de viejos y nuevos libros y la característica paz del lugar.

—NamJoon...—reclamó YoonGi con la pereza reinando en su tono de voz.

El mencionado se dirigió hasta las alejadas estanterías; el perfecto lugar para pasar desapercibidos.

—¿Qué hacemos en un lugar como este?-reprochó—. Pudimos haber escapado... A casa tal vez, no sé por qué eres aburrido...

Kim NamJoon sonrió mostrando sus hoyuelos echando un ojo a los lados para asegurarse de que no había nadie que los pudiese ver, y tan seguro como cuando resuelve una operación cuadrática o habla inglés frente a los demás, sus manos apresaron la cintura de Min YoonGi, quien inmediato acalló todos sus reclamos—. ¿Qué haces?—susurró.

—Nada que no te guste—Nam acercó su nariz con la contraria haciendo que el calor subiera por las mejillas del pelinegro.

—NamJoon... Nos van a ver—sus manos subieron a los hombros del peligris "tratando" de "alejarse", porque era lo que menos quería hacer.

—No me importaría—Nam le regaló un piquito—. Porque tú me gustas y yo te gusto.

—Que tonto.

—Ya lo sé.

Terminaron por juntar sus labios en un tierno pero intenso beso, haciendo que NamJoon se asegurara de que estuviera lo más cerca juntando sus caderas con las de YoonGi, quien estaba entretenido con los cabellos de Nam suspirando por lo bien que se sentía.

—Tengo un plan—Kim susurró con cansancio cuando el aire había sido insuficiente para continuar.

Min YoonJiWhere stories live. Discover now