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—Olvídalo.

El pelinegro se giró sobre sus talones ignorando a su compañero de escritorio y ahora vecino también.

—¿Suga?

Como agua que choca con piedras, YoonGi se detuvo y dejó de respirar por un momento. Sólo había una persona que le llamaba así, la persona que lo acompañó toda su niñez y que siempre lo protegió, aunque según él era lo contrario.

—¿Cómo sabes eso? ¿Qué tanto sabes de mí?—se giró con el rostro preocupado de que NamJoon le mintiera y que en realidad no era una casualidad después de todo.

—¿No te recuerdas de mí? ¡Soy yo, Kim NamJoon!—gritó envolviendo entre sus brazos la figura esbelta del pelinegro.

"¿NamJoon? ¿Sigue aquí después de todo?"

Min colocó sus manos en el pecho de NamJoon empujándolo inmediatamente para alejarlo de su espacio personal—. No-no sé quién eres, no te recuerdo—evitó cualquier contacto visual.

—¡Oh vamos! Min YoonGi, me defendiste de un niño en primer año; desde esa entonces fuimos amigos, ¿cómo pudiste olvidar eso?—replicó.

Antes de que el pálido pudiese responder y negar rotundamente las palabras del moreno, la voz cálida de una mujer se dejó escuchar a espaldas de éste.

—YoonGi, cariño, ¿dos días y ya tienes problemas con los vecinos?—la mujer de bonitos ojos felinos llevó sus manos a su cintura tomando una postura de reproche.

—Señora Min—saludó NamJoon acercándose a la fachada de la casa.

—¡No, espera! ¿Qué haces?—murmuró Yoon jalando por detrás desde el saco escolar al más grande, fallando inevitablemente pues no tenía tanta fuerza como él.

—¡Santo cielos! ¡NamJoon, cuánto has crecido! Mírate, estás tan guapo—la mujer sonrió provocando inmediatamente una sonrisa con hoyuelos y un toque de vergüenza al peligris.

Cierto muchacho de finos rasgos se sintió ofendido, pues su señora mamá jamás le había dicho que haber crecido le hizo más apuesto, ¿no que las madres (sin importar qué tan feo estés) siempre te dicen lo lindo que eres?

¿Qué falta?

—YoonGi, no seas maleducado e invita a NamJoonie a pasar.

—Pero mamá...

—Min YoonGi—sonrió—, no quieres perder la otra mitad de tu mesada, ¿o sí cariño?

El de baja estatura suspiró regresando su mirada a Kim NamJoon, el cual tenía una expresión de socarronería.

¡Oh en serio que quería golpear esa bonita sonrisa con hoyuelos!

—¿Quieres pasar?—preguntó con aquel tono gruñón.

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Min YoonJiWhere stories live. Discover now