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El pelinegro (pelinegra) abrió los ojos con sorpresa al fijarse de quien estaba ahí. Empezó a maquinar algún tipo de plan para poder escapar, en el caso más primordial, no darse por discubierto por su molesto compañero de escritorio.

—Min YoonJi, te dije que estuvieras puntual—comentó SunHee severa.

El chico se mordió la mejilla desde su interior, quería responder de una forma para nada bonita, pero ahora... Debía ser una educada jovencita—. Lo siento. No volverá a pasar—murmuró haciendo una pequeña reverencia en signos de culpa falsa.

Y el caballero llegó—. Está bien, SunHeenie, es el primer día—JungKook le sonrió a YoonGi, y éste se regañó por haberse puesto nervioso.

En cuanto a NamJoon, observaba todo con la boca abierta mientras su mano estaba sobre ella, con sorpresa y una inmensa curiosidad.

Juraba que hace unos minutos esa falda, el cabello a los hombros, el maquillaje natural, su actitud pacífica y educada... No existían. ¿Qué rayos estaba ocurriendo? ¿Acaso era el único que estaba desconcertado, el único que lo notaba, el único que sabía que Min YoonJi era un chico?

Taehyung se acercó a NamJoon mientras ambos miraban la pequeña conversación que iniciaron SunHee, Kook y la chica.

—¿Qué piensas?—preguntó el castaño.

—Nada, sólo que es un poco... extraño.

—Hyung, tú siempre dices cosas extrañas y piensas cosas extrañas.

—No empieces... Sólo es que... No sé—el peligris tenía la necesidad de contarle lo que sabía, sin embargo, sus valores (la confidencialidad) atacaban su sistema y de alguna forma no podía faltarle el respeto a su compañero y divulgar algo que no era de su incumbencia.

—Estás imaginando cosas. Ella...—el Kim menor regresó su mirada a la muchacha de cabellos negros, inclinó la cabeza y la visualizó por un rato. Es linda, pero...

—Se ve poco femenina, es todo—concluyó el menor. 

Antes de que el moreno pudiera dar una respuesta, el silbato rosa que cargaba SunHee colgado en el cuello se hizo presente empezando a dar órdenes.

Mientras que los muchachos hacían sentadillas, saltos, abdominales, planchas de cuatro sets cada uno y corrían alrededor del perímetro de la cancha, NamJoon y YoonJi compartían aquella banca de madera vieja.

El silencio, el cruel silencio que Kim NamJoon detestaba cuando compartía su espacio personal con alguien. Quizá el muchacho no era muy solicitado por los estudiantes (a menos de que se tratara de raíces cuadradas, fórmulas científicas y how are you fine thank you) pero le agradaba conversar con la gente.

Desde la perspectiva de YoonGi... Él sólo sabía que nunca le pedía nada a Dios y que lo único que deseaba era que su compañero (del cual no sabe o no recuerda su nombre) no lo descubriera.

El piel pálida se había sentido tan nervioso de que el peligris dijese algo que arruinara el plan de SeokJin, nervioso de que JungKook lo pusiera tan inquieto y que por ello tuviera que pedir que le repitieran su trabajo, tan nervioso de que lo descubrieran y todos se burlaran de él.

Había sido semejante descarga de adrenalina, que ahora sólo estaba shokeado y no creía que al fin estaba dentro del Seoul Stars.

Nam carraspeó queriendo llamar la atención del muchacho fallando en el intento, como segunda opción (y con un poco de timidez) le dió un pequeño empujón fallando otra vez. Chasqueó los dedos frente al rostro del pálido, y aún así éste no respondía.

Min YoonJiWhere stories live. Discover now