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—Tae—murmuró Kim al abrir la puerta principal.

NamJoon se hizo rápidamente de lado para dejar pasar al menor, el cual no mostraba un rostro muy amigable—. Hyung, adónde fuiste; estábamos preocupados por ti.

El peligris rascó su cuello con nerviosismo. Se dirigieron al sofá con lentitud, pues Tae no pudo evitar notar lo difícil que se le hacía a su hyung caminar y eso le preocupó aún más.

—Mamá programó una cita con el médico.

—¿Otra vez tienes problemas con tu tobillo?—preguntó recibiendo un asentimiento al instante—. ¿Por qué no me dijiste nada? Pudiste haberme llamado, ¡JungKookie y YoonGi hyung han preguntado por ti también!

—¿YoonGi?—levantó la cabeza sorprendido.

—Has roto tu celular, ¿cierto?—cambió de tema con un tono de reproche.

El silencio respondía todo—. Pudiste pedir prestado el de tu señora mamá.

—TaeHyung, si no sé ni mi propio número mucho menos el tuyo; ni siquiera le he pedido a YoonGi que me dé el suyo.

—Eres un desastre, hyung. Debes de tener más cuidado si no quieres morir por tratar de matar a un mosquito.

NamJoon suspiró. Tae tenía razón, tal vez era una persona responsable y amable, pero era cero cuidadoso en actividades que no estuvieran relacionadas a la utilización de su cerebro (números, lógica, habilidades abstractas).

—No te preocupes, no faltaré más; es sólo que mamá quería asegurarse de que ya no tenga más problemas y el reposo es de ayuda—el peligris estiró su mano para alcanzar una lata de gaseosa que estaba en la mesa de centro sorbiendo un poco de ésta.

—Hyung... ¿Podrás seguir en el equipo de baloncesto? Dentro de poco tendremos la interescolar y tú eres de los buenos.

Nam agachó la mirada y regresó la lata a la mesa—. No lo sé, no debes preocuparte por eso. JungKookie y tú están en el equipo, los nuevos no están para nada mal. Además—sonrió mostrando sus hoyuelos—, no es como si me quisieran amputar el pie.

TaeHyung guardó silencio por un momento, quizá solía reprender a su mayor muchas veces, pero siempre es porque está preocupado.

—Toma—el castaño sacó de su mochila un pequeño cuaderno forrado de color negro—. El hyung gruñón me dijo que te lo diera; tareas de los últimos tres días.

El Kim mayor frunció el ceño divertido con una pizca de curiosidad y tal vez hasta con alegría—. ¿En serio?

"Él normalmente no toma notas en clase, aún si son importantes"

—Tae, ¿cómo han estado las prácticas?

—SunHee ha estado algo pesada...—respondió restándole importancia al asunto.

—¿Pesada? ¿Está peleando con JungKook otra vez?

—¡No! ¡Y que bueno que no sea así!—exclamó con gratitud—. Verás, la hermana de YoonGi ha estado faltando también y ella tomó parte del trabajo.

"Lo sabía"

—Tal vez debería hablar con YoonJi...

—Hyung—llamó con seriedad obteniendo la total atención de NamJoon—. Se esparció el rumor de que tú y ella salen.

Una risa trató de escapar de sus labios—. ¡Increíble! Voy toda una semana y no pasa nada, tres días con faltar y ahora esto.

Olvidándose de temas escolares, deportivos y de rumores, ambos muchachos decidieron terminar la partida pendiente.

Pidieron algo de comer y luego de las seis de la tarde, Kim TaeHyung abandonó la morada de su amigo.

NamJoon suspiró antes de ponerse a recoger la basura y guardar la consola de videojuegos, pero el timbre de la casa lo detuvo antes de siquiera recoger la envoltura de una frituras.

—Otra vez olvidando las cosas, Tae—el peligris abrió la puerta mientras su voz se hacía más bajita al pronunciar la oración.

—No soy Tae, maldito idiota. ¿En dónde mierda te habías metido?

Obviamente existían muchas personas y sus diferentes tipos; un claro ejemplo es YoonGi y TaeHyung, ambos dijeron cosas diferentes al verlo pero significan lo mismo.

—No tardaste mucho para decir una mala expresión, eh YoonYoon.

El pelinegro entró como si fuera el dueño de aquella casa y no demoró mucho en echarle una mirada rápida a su querido amigo.

—¿Es grave?

Kim mostró una sonrisa de lado—. ¿Estás preocupado por mí?

—Haces mi tarea de matemáticas, cálculo y contabilidad. ¿Por cuál otra razón estaría preocupado?

—Auch. Yo sé que en el fondo de tu corazón me amas; recibí el cuaderno, no te preocupes, te ayudaré a estudiar en cuanto regrese.

"Ah, el cuaderno" Min tuvo que darse unas cuantas palmadas en la mejilla para poder animarse y entregarle a TaeHyung las notas que escribió para NamJoon, estaba sumamente avergonzado; incluso con tan sólo recordarlo le dan ganas de tirarse al Río Han.

—¿Por qué no has ido a las prácticas?

El peligris lo tomó desprevenido.

"Seguro el tonto de TaeHyung le dijo"

—Sólo no tenía ganas, además, no es muy divertido si no hay personas que conozca.

"Bueno, seguro que eso es sutil"

NamJoon sonrió mostrando una dentadura perfecta y brillante; estaba a punto de morir.

—¡Wou, Yoon!—el más alto se acercó para acunar las mejillas del más pálido entre sus manos—. ¿No serás tú el que debe ir al médico? ¡Estás diciendo cosas muy vergonzosas!—Kim empezó a molestarlo con apretujar su rostro haciendo que sus labios se abultaran.

La alocada idea de besarlo colisionó contra NamJoon, hipnotizado y perdido en aquellos labios que no habían pronunciado ni una grosería al estar molestando.

—¡Cariño, ya llegué!

La voz de la señora Kim despertó a Nam regresándolo a la realidad. Soltando el rostro pálido que el pelinegro portaba, se giró a saludar a su madre dejando a un pensativo Min YoonGi.

Min YoonJiWhere stories live. Discover now