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¿Cómo resumir la vida de Min YoonGi después de reencontrarse con su viejo amigo de aventuras?

Sigue sin ser un alumno ejemplar, sigue sin llegar a ser un alumno promedio, no destaca en algún club extracurricular y no olvidemos que usa una falda.

Y aparte de eso, se está dando cuenta que probablemente dentro de su centro siempre estuvo equivocado con respecto a lo que sentía.

Es decir, ¿de verdad le gusta JungKook? No puede negar que en algún momento se sintió atraído por el pelinegro y que estuvo celoso porque SunHee podía estar con él.

Está confundido y NamJoon no lo ayudaba a decir verdad, mucho menos cuando el moreno está ahí junto a él diciéndole de qué forma llegar al corazón del capitán de baloncesto.

—... Y entonces ¡bum! lo tendrás a tus pies—NamJoon se giró a verlo y frunció el ceño al notar que YoonGi no estaba prestándole atención—. Ey... YoonGi, ¿estás bien?—picó la mejilla pálida con su índice.

Para ponerlos en contexto, YoonGi y NamJoon acordaron en ir a un parque después de clases y sentarse en una de esas bancas de madera desgastada; necesitaban armar un cronograma para estudiar y otros para dedicarle su tiempo a Jeon JungKook. El problema es que Min ya no se sentía muy seguro de querer continuar.

—Pareces pensarlo demasiado, otra vez.

El pelinegro analizó el rostro del moreno y con aquellos ojos de gatito decidido le quitó la libreta (de SeokJin) a NamJoon creando un ruido seco por la fuerza que utilizó al cerrarla.

—Hagamos otra cosa—pidió en un murmullo suave y calmado.

—¿Otra cosa?—Nam elevó una ceja curioso; siempre se sentía así cuando estaba con YoonGi—. Pensé que hablaríamos de JungKook y de tus clases extras.

Para Kim NamJoon, YoonGi parecía ser sacado de un libro de matemáticas, probablemente porque el muchacho era muy difícil de entender, pero al final lograba ser leído por él.

Es en este momento donde aún no podía resolver la encrucijada, el problema; el extraño comportamiento de Min YoonGi. Cada día es como si tuviera que resolver un problema matemático diferente gracias a su amigo; curiosidad es lo que sentía, porque a pesar de que resuelva la operación siempre se sentirá atraído en querer más y más.

Y a NamJoon le gustan las matemáticas.

El pelinegro suspiró buscando una respuesta rápida—. Siento que caeré dormido si seguimos hablando de eso y con lo de las clases, puedes enseñarme otro día.

Una risita escapó del peligris—. ¡Eres todo un caso!—NamJoon se levantó de la vieja banca de madera y estiró sus brazos hasta donde podía, escuchándose el clásico ruido de sus huesos acomodándose. YoonGi esperó en silencio mientras miraba el bien formado cuerpo del moreno y este se giró a verlo, parecía que ya había tomado una decisión—. Bien, sígueme.

Ambos muchachos se pusieron en marcha, el pelinegro detrás del más alto, pues de esa manera YoonGi evitaba a toda costa el sol que tenía la impertinencia de molestarlo con sus fuertes rayos.

—¿Bus? ¿Adónde vamos?—preguntó el más bajo al verse en la posición de esperar el transporte público.

NamJoon sonrió y le dió un golpesito en la espalda baja—. Ya verás. Sólo espera.

Min bajó la mirada, apretó con fuerza el agarre de la mochila que cargaba y sonrió mínimamente. Hace tanto que no se sentía emocionado, ni siquiera se comparaba a lo que siente o sintió en sus primeras semanas en su no tan nuevo instituto.

Min YoonJiTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang