—Insulta a mi madre y te arrancare la columna.

—Imbécil —solté con odio. Jason rió, sacó de su bolsillo una caja de cigarros y me tendió uno luego de tomar el suyo entre sus dientes.

Acepté el cigarro y luego el encendedor.

—Hablaré contigo aunque no quieras oirme—dijo echando el humo, iba a negarme pero el giró su vista hacia mi—. Si tengo que darte una paliza hasta que quedes lo suficientemente débil para no quejarte ni hacer berrinches, lo haré.

Suspire rendido, realmente era capaz de fastidiarme hasta lograr que lo escuche.
—Habla.

Su vista giró hacia la collila de su cigarrillo y se detuvo a observarla como pensando que decir.

—No es un puto sermón lo que quiero darte.

—Eso espero, porque no eres el ejemplo de una mierda.

—Si no lo soy entonces ¿Por qué carajo te metes en la misma mierda que Jordan y yo?

Su cigarrillo voló hacia alguna parte de la habitación y su vista volvio hacia mi. Estaba enojado.

—Le robaste a un tipo peligroso, Jamie —pronunció mi apodo con enojo—, y ahora muchas personas están buscandote.

—No fueron así las cosas, no quise... —quise explicar pero Jason me paro.

—Me importa una mierda como fueron las cosas, James —gruño enojado—. Fuiste un imbecil y te pusiste en peligro a ti y a todas las personas que te rodean.

—Eso no tiene nada que ver...

—¿No tiene nada que ver? —rio sin gracia alguna— ¿Acaso piensas que ese tipo de personas solo quiere matarte? Quieren buscarte y hacerte sufrir, Jamie. Y usaran todo lo que encuentren en tu contra.

Mi garganta se secó y no supe que decir. Las palabras no salían de mi boca.

Jason se mantuvo en silencio observandome con enojo.

—¿Por qué crees que ha muerto nuestra madre?

Quise hablar pero mi mente estaba en blanco. Jamás había pensando en eso.

—Yo...

Jason alzó una mano en el aire callandome.

—No solo te trajimos aquí para evitar que te asesinen, Jamie —camino hacia la puerta
—, aquí está tu familia de vacaciones. Jordan ha estado vigilandolos el mismo para que no les pase nada.

—No lo sabía —susurre todavía shockeado por todo la información nueva que tenía en mi cabeza.

Jason me dedicó una mirada antes de levantarse y salir por la puerta.

—Necesito un trago —dije para mi mismo. 

***


Abrí mis ojos con dificultad y los volvía cerrar de golpe evitando que el sol lastime mi vista, me incorpore, sacudiendo de mi ropa la arena que segundos antes, Ethan había tirado sobre mi.

—Eres malo —me queje colocandome los anteojos de sol para poder observarlo mejor. El sol estaba insoportable.

—No lo soy —rió—, estoy evitando que te duermas. Tú me obligaste a estar aquí, no me abandones.

Observe a Ethan callada recordando nuestro beso de anoche, raramente no habíamos hablado de aquello pero me sentía cómoda no haciéndolo y Ethan parecía preferirlo también así.

—¿Por qué no se meten al agua? —preguntó Colton casi en un grito para que lo escuchemos. Nuestros padres estaban a algunos metros de distancia.

El color de la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora