Al día siguiente, cuando a Jimin se le pasó el terrible dolor de cabeza gracias a las aspirinas de Minho, decidió pasarse por el barrio para buscar la calle que el amigo de Yoongi le había dicho.
Cogió prestado el coche de Jaehyung y se dirigió al pueblo.
La dirección que le había dado estaba a unas calles cerca del bar donde habían estado la noche anterior, así que no le fue difícil conseguir aparcamiento y buscar el número de la finca, la cual era vieja y tenía muchas grietas en las paredes.
Llamó al timbre varias veces, impaciente porque no le abrían. Un anciano que tenía llaves del portal le invitó a pasar cuando le dijo que iba a visitar a su amigo Honsoo. El anciano le miró con el ceño fruncido y le dijo que ningún hombre con ese nombre vivía en su edificio, pero aún así le dejó pasar al ver que llevaba el uniforme militar.
Jimin se extrañó pero subió las escaleras hasta llegar a la puerta siete del piso cuatro, como le había indicado. Llamó al timbre pensando que Honsoo le habría mandado a uno de esos grupos de terapia que tanto odiaba, seguramente para acabarlo convirtiendo en budista. Pero no perdía nada por probar. Sin embargo por mucho que desgastara el timbre, nadie le abrió.
- ¿Qué clase de broma es ésta?.- Se enfadó él y después procedió a darle una patada a la puerta.
Honsoo le había hecho recorrer todo el camino hasta allí para que luego nadie le abriera. Y, para colmo, cuando salió a la calle se había vuelto todo oscuro, de noche.
Subió al coche de nuevo, decepcionado, y miró el billete de avión que había en la guantera. Se iban esa misma noche. Pegó un golpe al volante con su mano, haciendo sonar un fuerte pitido. Arrancó el motor y condujo hasta el primer semáforo, que se puso en rojo.
<< Genial>>, se dijo a sí mismo, pegándose un cabezazo contra el volante, <<ahora llegaré tarde al aeropuerto>>.
Se mordió el labio inferior, preocupado por su situación, y miró por la ventana del retrovisor, para darse cuenta de la fila de coches que se acumulaban detrás de él.
Esperó que se pusiera en verde pronto para acelerar hasta el campamento y dejar el coche, coger su mochila e ir en taxi al aeropuerto.
Entonces le pareció escuchar una voz que decía su nombre. Miró por el retrovisor y los espejos laterales sin encontrar de donde provenía esa voz, que le llamaba.
Los coches de detrás empezaron a pitarle para que se moviera y se dio cuenta de que el semáforo ya estaba en verde. Él aceleró pero tuvo que frenar de golpe, cuando vislumbró que una persona cruzaba el paso de cebra a toda velocidad.
En unas décimas de segundo su cuerpo se inclinó hacia delante y después de vuelta a su asiento, sujetado por su cinturón de seguridad. Estaba en shock por haber casi atropellado a la persona que había decidido arriesgar sus dos vidas para cruzar en el momento menos adecuado, cuando el semáforo estaba en rojo para el peatón.
Jimin se pasó una mano por la frente, retirándose el pelo con miedo y los ojos ampliamente abiertos, con la otra todavía pegada al volante.
Al levantar el rostro y ver a través del cristal del coche, se quedó helado.
Era él.
Estaba vivo.
Yoongi estaba frente a él.
Estaba parado en medio del paso de cebra, vestido con la camisa del pijama desabrochada, descalzo, con la respiración agitada. Había cambiado su pelo, antes rubio, ahora negro y liso, despeinado hacia abajo y mojado, estaba empapado.
Jimin se frotó los ojos con fuerza, tratando de deshacerse de sus vívidas alucinaciones pero, cuando abrió los ojos de nuevo, continuaba viéndolo. Limpió el espejo con el parabrisas pese a que se veía claramente y eso tampoco lo evitó.
Finalmente abrió la puerta y bajó del coche, escuchando de fondo los conductores enfadados que le insultaban por hacerlo y le pitaban cabreados. Pero dejó de escucharles cuando se acercó a Yoongi y éste le siguió con la mirada.
- Park Jimin.- Le dijo con la voz raspada y grave que conocía. Sus ojos rasgados brillaban bajo la luz verde del semáforo, emocionados.
Yoongi se acercó y le estrechó fuertemente entre sus brazos, dejando que apoyara la cabeza sobre su hombro, apretando su cuerpo con el de él, para que no dejarle ir de su lado. Los ojos de Jimin se nublaron en un segundo, tras sentir su contacto, y comenzó a llorar desesperadamente, dejando que el llanto se apoderada de su cuerpo, dándole pequeñas sacudidas y gritó de la frustración por encima de su hombro, al que pegó su rostro después y le rodeó la espalda con los brazos.
- Te quiero, te quiero, te quiero.- No paraba de repetirle Yoongi, acariciando su pelo. Jimin sorbía por la nariz sin poder calmar sus sentimientos.
Permanecieron así un buen rato hasta que se tuvieron que separar cuando un hombre amenazó con llamar a la policía.
Yoongi le cogió de la mano a Jimin, que no quería apartarse de él ni por un segundo, y subió para aparcar el coche a un lado de la calle con el otro de copiloto. Apagó el motor y se giró hacia él.
Jimin tenía la mirada fija en la guantera, intentando asimilar lo que estaba ocurriendo. Yoongi le dio algo de tiempo antes de explicarse.
- Jimin, he corrido lo más rápido que he podido para alcanzarte al darme cuenta de que el que llamaba a mi puerta eras tú. Yo estaba en la ducha y no suelo tener visitas.
Yoongi dejó de mirar al suelo para mirarle a los ojos, de los que todavía le quedaban lágrimas que derramar en silencio.
- Estás vivo. Pensé que habías muerto en la guerra. Te enterramos en un ataúd vacío.
- Lo siento tanto.- Yoongi le cogió de la mano, tratando de compensar el dolor que había sentido el pequeño al que quería.- En cuanto pisé Corea del Norte me arrestaron y me retuvieron. Al acabar la guerra decidieron liberarme pero no pude cruzar la frontera ni comunicarme con nadie, estaba solo, no podía hacer otra cosa que quedarme aquí. Me hice amigo de un hombre, Honsoo, él me consiguió un piso y un teléfono, pero jamás lo usé.
- ¿Qué? ¿Por qué no me llamaste?.- La expresión de Jimin cambió en su rostro, ahora dolido.
- Jamás quise hacerte daño, sé que suena ridículo pero pensé que si lo hacía y sabías que estaba retenido aquí y no podía volver, eso te destruiría.
Jimin apartó su mano de las de él, enfadado por su respuesta, que no parecía tenerle sentido. Si hubiese sabido todo lo que había sufrido al pensar que estaba muerto, no hubiese hecho eso.
- Me has hecho más daño te esa manera, ¿no te das cuenta? ¡Pensaba que estabas muerto! ¡No tienes ni idea de lo que era levantarse todos los días sabiendo que tú no estabas en este mundo! ¡Me desgarraba por dentro ver tu reloj a todas horas, recordándome que jamás te tendría de nuevo a mi lado!, joder, Yoongi, ¿por qué lo hiciste?
- Pensaba que... pensé que te iría mejor sin mí, que saldrías adelante.- Ésta vez era Yoongi quien se echaba el pelo hacia atrás, culpándose por sus acciones.- Te quiero, Jimin, te amo y jamás haría algo que pensara que pudiera dañarte. Perdóname. Por favor.
Jimin cerró los ojos, suspirando. Buscó a oscuras su mano y la aferró, perdonándole. Lo importante era que estaba vivo y estaban juntos.
- Prométeme una cosa, que volverás al Sur esta noche conmigo.
- Te lo prometo, conseguiré un billete falsificado si hace falta, haré lo que sea. Te quiero.- Le repitió, acariciando sus pequeños dedos con su pulgar.
- Te fuiste una vez, no te dejaré ir de nuevo.- Le dijo Jimin determinado a llevarle consigo, y se acercó poco a poco para darle un beso.- Yo también te quiero.
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Bulletproof • Yoonmin •
FanficUna terrible guerra se desata entre Corea del Sud y Corea del Norte. Se requiere la presencia de todos los soldados en el campo de batalla. Min Yoongi está luchando en las fuerzas especiales por proteger al país de la invasión norcoreana. Park Jimin...
