• 21 •

3.4K 527 41
                                        

Tener citas a ciegas no era lo suyo, eso lo había aprendido de sobra, pero era más duro pensar que acabaría solo toda su vida. Aunque una parte de él lo quería así, otra le decía que debía encontrar a alguien o se derrumbaría y no volvería a levantarse de nuevo.

Taehyung le había intentado ayudar dándole una de las citas más incómodas de su vida con un chico que conoció en el mismo barrio donde vivía, cerca de la granja. Pero ese hombre y él no tenían nada en común, ni siquiera en lo más básico, donde la mayoría de personas coincidirían. Todo lo que hizo Jimin fue acabarse su café y desear que el camarero trajese la cuenta rápido.

En otra con un compañero de trabajo de Minho tuvo que huir por un leve ataque de ansiedad. No porque el chico fuera irritante para él, sino porque era demasiado perfecto. Le recordaba en algunas cosas a la persona que trataba de olvidar. Tenía el pelo rubio, pero muy corto, y los ojos muy rasgados y oscuros. Se vio a sí mismo reflejado en ellos, con cara de pánico absoluto y tuvo que fingir una emergencia telefónica para poder coger aire fuera del restaurante donde iban a cenar.

Nada había funcionado con él, ni siquiera la tercera fue bien. Quizá era su culpa, porque no se abría a los demás, no les daba la oportunidad que merecían.

Un día recibió en su casa una carta del servicio, donde decía que invitaban a todos los militares a unirse de nuevo para regresar a Corea del Norte, que ahora simplemente era Corea. El motivo era ayudar a las personas que habían sufrido por la guerra, con colaboración de una famosa ONG.

A Jimin le pareció una buena idea unirse a ellos. Le serviría como un punto de partida para empezar de nuevo y olvidarse de todo.

Llamó a Tae y a Minho para saber si estaban dispuestos a acompañarle pero el único que le dijo que sí fue el último. Taehyung tenía que cuidar del pequeño Kim, que se había puesto malo de la barriga. Jimin lo comprendió enseguida y le deseó a su sobrino que se pusiera bueno y fuerte. Después llamó a la oficina donde trabajaba y dejó el trabajo. Fue uno de los mejores días que había pasado en una buena temporada.

A las seis y media de la mañana cogió un vuelo directo para escapar cuanto antes.

Nada más llegar al aeropuerto cogió un coche que le esperaba con un chófer y una cara conocida. Jaehyung le estrechó la mano después de hacer el saludo militar y le invitó a entrar en el coche.

- ¿Estás preparado para volver? Vamos hacia un campamento base y...

- Tranquilo, estoy bien, puedo hacerlo. Por eso vine.

- Me alegra escucharte así de nuevo, has recuperado el color de tu piel, te ves mejor.

Al llegar al campamento, repleto de personas, médicos y militares que repartían comida, mantas y medicamentos, vio a Minho ayudando en primera fila. Visto así, de lejos, sí que guardaba un cierto parecido a su hermano, en la forma de la mandíbula y la estructura de la cara. Pero de cerca eran totalmente diferentes.

Pasaron toda la tarde haciendo faena, la cual se veía recompensada con los agradecimientos y las sonrisas de las familias que lo necesitaban.

Cuando acabaron, Minho les invitó a unas copas en un bar de un pequeño pueblo, cerca del campamento. Se emborracharon entre risas y licor, excepto Jaehyung, que era quién conducía de vuelta.

- Ahora vuelvo, voy a mear.- Anunció en voz alta Jimin, a lo que los otros se rieron.

- ¡Apunta como lo sabes hacer y dispara!- Le contestó Minho muy animado antes de volverse hacia la camarera y contarle la historia de cómo se hizo la cicatriz de su ojo en la guerra.

Jimin se perdió de camino al baño, tambaleándose entre la multitud que lo empujaba sin darse cuenta. Se acabó dejando llevar por la marea y salió del bar a la calle.

Caminando a duras penas por la acera llegó hasta un pequeño parque donde reinaba el silencio. Se sentó en un banco medio en trance, tratando de
comprender el sentido de la vida.

Comenzaba a refrescar pero él ni siquiera lo notó. Se quitó la chaqueta y la abandonó ahí, sin darse cuenta de lo que hacía.

Volvió a caminar dando un paseo entre los árboles y se tropezó con una raíz del suelo. Cayó sobre la hierba y comenzó a chillar cosas sin sentido. No le importó porque nadie pasaba para escucharle.

Se reclinó con los codos apoyados sobre la tierra y entrecerró los ojos. Un hombre, seguramente uno de los vecinos, paseaba a su perro manteniendo las distancias.

- ¡Eh, tú! ¿Me estás mirando mal? Ven, acércate.- Le dijo sin miedo, tratando de ponerse de pie con dificultad mientras todo le daba vueltas.

El hombre le ignoró dándose la vuelta con las manos en los bolsillos. Pero Jimin no se dio por vencido y le siguió hasta una zona con más luz.

- ¿Estás sordo? ¡Si estás lejos puedo chillar más! ¡Mi tono de voz puede ir más alto aún!- Recordó entonces que iba más borracho que nunca y le estaba hablando a un hombre que huía de él.- ¡¿Pero qué coño estoy diciendo?! ¡Perdone señor, continúe con su trabajo! ¡Bien hecho!

Frunció el ceño pensando en si eso era lo que debía decir, además de que lo había gritado tan alto que escuchó un "shhh" de alguna señora anciana que provenía de algún lado. Se giró para darse la vuelta cuando vio que el hombre con las manos en los bolsillos corría hacia él a toda velocidad, con su perro detrás.

Jimin se asustó pensando que iba a noquearle y llamar a la policía y huyó de vuelta al bar, dándose la vuelta a cada segundo hasta que dejó de verlo perseguirle por la calle.

Trató de buscar a Jaehyung y Minho, pero iba tan perdido que no se encontraba ni a sí mismo. Le preguntó a la camarera pero ella le dijo que no sabía nada.

Entonces salió por la puerta trasera, la de emergencia que daba a una oscura calle estrecha, por si sus amigos habían salido a fumar. Pero lo cierto era que ninguno de los dos lo hacía.

Al ver que nadie se encontraba allí tampoco, solo un frío que ya le caló hasta los huesos, decidió volver a buscarles dentro. Pero alguien se lo impidió. Una sombra se acercó por detrás y le empujó suavemente del hombro hacia su dirección para que se diese la vuelta. Era el mismo hombre del parque, solo que sin el perro.

- Yo te conozco, eres Park Jimin, ¿verdad?

Éste se dio la vuelta y le cogió por el cuello de la camisa, amenazándolo con la mirada. Por más que viera el rostro del hombre no lo había visto antes en su vida.

- ¿Quién coño eres tú? ¿Cómo vas a conocerme?

- Tranquilo, suéltame por favor.- Le pidió el otro con algo de miedo y no continuó hablando hasta que Jimin le hizo caso para que se explicara.- Soy amigo de Yoongi.

Bulletproof • Yoonmin •Where stories live. Discover now