Jimin despertó con un fuerte ruido que provenía de lejos, haciendo eco en su memoria. Se levantó de un salto pensando que habían hallado su paradero y habían vuelto a lanzar misiles cerca de ellos. Pero la realidad era mucho más distinta.
Estaba en una tienda de campaña parecida a la que tenían en el campamento, pero un poco más grande. Y él había estado durmiendo en una cama blanca, junto a una mesilla con una caja de plástico llena de utensilios médicos.
Si los enemigos les habían cogido, se mostraban bastante amigables, ya que habían curado sus heridas superficiales y le habían dejado en una cama de hospital militar. Vio que le habían quitado el arma y la mochila, así que cogió un bisturí de la caja, algo poco inteligente de haberle dejado un arma blanca tan a mano.
Abrió la cortina de la tienda deseando que fuera al contrario y, detrás de ella, se encontrara con su familia y su amigo, sonriéndole y diciéndole que todo había acabado.
Y, al contrario, vio que estaba en otro campamento militar, pero se alegró de ver hondeando la bandera de su país en lo alto de una de las cuatro torres de vigilancia.
Pasaron grupos de hombres con su mismo uniforme que lo saludaron amablemente, a lo que les respondió inclinando la cabeza. Entre ellos, se asomaba una cabeza conocida con una gran mata de pelo castaño, que se acercó cojeando hasta él con unas muletas decentes.
- Jimin.- Le abrazó, o mejor dicho, se dejó caer con los brazos estirados.- Estamos salvados.
- ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? No recuerdo nada.
- Un helicóptero que sacaba los cuerpos del campamento nos avistó y nos trajo hasta aquí. ¡Ya te dije que había escuchado un ruido raro, eran las aspas del helicóptero!. Nos pincharon para que quedáramos inconscientes y así evitar que nos alterásemos. Ahora que te has levantado, te llevaré ante el sargento.
- ¿Qué sargento?
- Shin, el sargento Shin.
- ¿Shin?.- Sus dientes se juntaron casi sin dejar pasar las palabras por su boca.- Bien, llévame hasta él.
Minho pareció no notar su profundo odio hacia el superior, así que le guió hasta una especie de pequeña plaza, donde se reunían los grupos ha hablar. Jimin le preguntó quiénes eran y él le dijo que todos ellos eran los supervivientes de distintos ataques al norte. Eran los cadetes de la primera ronda, los que fueron a combatir antes que su grupo y fallaron. Ahora, tristemente, eran muchos más que ellos.
Hablando con otros dos hombres, en una esquina de la plaza pudo ver por un segundo una sonrisa en forma de rectángulo que le quedó familiar.
Se separó de su acompañante y se abrió paso entre la multitud, casi sin darse cuenta de lo que hacía, empujando a la gente a su alrededor.
Cuando estuvo delante no supo qué decirle, se quedó en blanco. Después de todo por lo que habían pasado separados, era difícil de expresar todo solo con palabras.
- ¡Jimin, eres tú!.- Dijo Taehyung al darse cuenta de quién era el hombre que se había parado delante de él, abrazándole fuertemente.- Oh, dios mío, ¡pensaba que habías muerto en el campamento!
- Lo siento muchísimo, yo también pensé lo mismo de ti, te busqué por todas partes. Siento haberte abandonado, rompiendo la promesa que te hice, de que no nos separaríamos, pero tenía alguien a quién cuidar.- Echó un vistazo atrás para ver cómo su acompañante se acercaba poco a poco, cauteloso hasta ellos.
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Bulletproof • Yoonmin •
FanfictionUna terrible guerra se desata entre Corea del Sud y Corea del Norte. Se requiere la presencia de todos los soldados en el campo de batalla. Min Yoongi está luchando en las fuerzas especiales por proteger al país de la invasión norcoreana. Park Jimin...
