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Cuando salió el sol, Jimin abrió los ojos por el reflejo que producía en su cara, despertándole.

Se había quedado dormido en el suelo de la entrada a la cueva sin darse cuenta pero, al darse la vuelta y ver a Minho respirar, supo que todo estaba bien.

Decidió que lo mejor sería no despertarle y volver a bajar al campamento en silencio. Antes de ello, se aseguró de dejarle su arma cerca de él, por si surgía un imprevisto mientras no estuviera.

Bajó por entre los árboles y se escondió al llegar a la orilla del bosque, por si hubiera enemigos todavía regodeándose de su victoria. Pero lo cierto era que, al asomarse un poco, vio que no quedaba nadie en pie.

Pasó por las tiendas de campaña viendo los cuerpos de los que, horas atrás, habían sido sus compañeros. Incluso reconoció algunas caras entre ellos, con los ojos todavía abiertos, por la sorpresa del ataque.

Jimin tuvo que parar y sentarse en el suelo, conmocionado por todo lo que había ocurrido. Era demasiado duro y no había tenido ni un momento para desahogarse y llorar en silencio, para asimilar que los cuerpos estaban muertos de verdad. Que aquellos hombres no iban a regresar nunca más.

Cerró los ojos de los que pudo, diciendo unas pequeñas palabras, como << descansa en paz>>, << siento estar vivo y no haber hecho nada por evitarlo>> o <<seréis recordados, hermanos>>.

Al cabo de unos minutos, llegó a acostumbrarse a ello, o al menos eso se dijo. Debía asimilarlo y seguir adelante o la guerra acabaría con él, dejándole lo menos cuerdo posible. Veía montañas de cuerpos, ensangrentados o medio calcinados por las bombas, y trataba de no chafarlos, caminando con cuidado y respeto. Tuvo suerte, se dijo, él podía haber acabado de la misma manera de haber dado un paso en falso.

Pasó unas horas recorriendo toda la explanada, sin rastro de su amigo. Sinceramente, no sabría cómo reaccionar si hubiese visto el cuerpo sin vida de Taehyung entre los demás. O quizá una bomba le había alcanzado. No supo qué era peor, encontrarse con que su amigo estaba desaparecido, o fallecido.

Prefirió no pensarlo.

Caminó de vuelta a la cueva pesaroso pero se alegró de que el aire de los árboles le refrescara la cara, despejándole.

Al llegar se encontró con un Minho despierto y, para su sorpresa, estaba de pie, apoyado sobre una larga rama que le hacía de muleta. Al menos le quitó un peso de encima, ya que si tenía que cargar con él se destrozaría la espalda. Minho era más alto y, por tanto, pesado que él.

- ¿Lo has encontrado?

- No, pero te he traído algo.- Descargó dos de las mochilas que traían el primer día al campamento, cada uno tenía la suya y les descontaban comida si perdían algo de dentro. Le paso una a Minho.

- Nuestro kit de supervivencia. ¡Eh, pero si es mi mochila!, ¿cómo sabías mi número?

- Lo vi en tu placa esta noche, en una de las veces que comprobaba que seguías vivo. De nada, cadete 164. Por cierto, ¿cómo van tu ojo y las heridas?

- Pues todavía no me he mirado al espejo, pero seguro que seré el tío más feo de esta cueva y eso ya es difícil.

Aquello hizo reír a Jimin, que le pegó suavemente un codazo en el brazo, bromeando. Lo cierto era que Minho había sido uno de los chicos más guapos del campamento. Era alto, con una cabellera espesa y la mandíbula cuadrada. De hecho, Jimin pensó que todavía lo era, a pesar de sus evidentes heridas y su ojo. De no ser por su horrible personalidad, incluso podían haber llegado a llevarse bien como ahora. Parecía que estar tan cerca de la muerte lo había cambiado radicalmente. Pero, ¿y a quién no?. Jimin no le culpó por ello, le entendía.

Bulletproof • Yoonmin •Where stories live. Discover now