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Salí de clases y camine apresuradamente por los pasillos hasta llegar al vestíbulo de la escuela. Los estudiantes entraban y salían y, aunque conseguí subir a una banca para observar a ese mar de gente con más claridad, no conseguí ver señal de él.

-¡Carajo, ¿Dónde está?!- solté. El grupo de estudiantes sentado al otro extremo de esa larga banca me lanzaron miradas de extrañeza y se marcharon.

Agudice la vista lo mejor que pude y continúe alerta por lo que me pareció una eternidad. Empecé a detectar los indicios del amargo sabor de la derrota cuando finalmente lo vi, él se deslizaba rápidamente entre la gente que entraba y salía del vestíbulo. Lo seguí con la mirada hasta que desapareció detrás de la entrada principal de la escuela.

De un salto bajé de la banca y me apresure a adentrarme al mar de gente. Mi pulso se acelero y mi adrenalina iba en aumento. Necesitaba alcanzar al rubio.
Entre tantos empujones logre salir del edificio y a las afueras de las puertas principales me detuve nuevamente para localizar al desgarbado rubio, ahora, en la plazoleta de la escuela. Al verlo, ya había bajado los veinte largos escalones que conducían a la entrada del instituto y ahora se aproximaba a una vagoneta, con evidente necesidad de mantenimiento, estacionada en la acera frente a la escuela.

Baje los escalones a prisa pero manteniendo cuidado. Iba muy lenta, podía aumentar velocidad y alcanzarlo más pronto pero entonces caí en la cuenta que aun llevaba mis libros de clase conmigo frente a mi pecho. Me entraron ganas de lanzarlos por ahí, pero no pude. Eran MIS libros y mi sentido de ñoña me lo impidió.

-¡James!- grite, o al menos eso intente. Me ruborice al escuchar que mi voz había sonado desafinada y débil de tanto correr.

Para mi suerte el rubio se detuvo justo a unos pocos metros de la vagoneta y se giro a buscar quien le había llamado. Con mis pocas fuerzas, me "arrastre" hasta donde estaba él. Estaba agotada y la adrenalina... bueno, seguía ahí.

-¿Cristine?- dijo, y me observo -vaya, vaya... parece que alguien tuvo una pequeña aventura a lo Indiana Jones- se burlo de mi aspecto y soltó una risita
-Cállate, vengo siguiéndote desde el vestíbulo- dije entre jadeos. Mi respiración volvía a la normalidad
-¿Desde el vestíbulo?- repitió, -no es mucho que digamos. Deberías considerar hacer ejercicio, sabes-
-No me interesa- conteste con enfado
-Bueno, no creí que te interesara-.

Se dio vuelta y siguió caminando.

-Hey- le detuve tirando de la manga de su chaqueta, -no me dijiste que habría ensayo hoy-
-No lo hay- contesto -Tenemos una actuación en dos horas y hay que ser puntuales- me guiño el ojo
-A tu banda le faltan miembros, es imposible que hayas conseguido una actuación para hoy-
-Cristine...- me llamo con ese tono que frecuentaba para darme uno de sus sermones. Nunca funcionaban, por supuesto, pero aun así él continuaba haciéndolo.
-¿Por qué no puedo ir?- pregunte claramente molesta.
-Porque habrá gente más grande que tú-
-¿Gente más grande que yo?- repeti y alce una ceja -¿Y?
-Cris, no puedes defenderte de ellos, ademas son gente...
-¿mayores, grotescos, descontrolados? ¿Con intenciones sucias?-
-Emm, sí- me miro, esperando que cambiara de opinión.

Pero no fue suficiente.

-No es suficiente- dije -quiero ir-.

My Friend of Misery /(En edición) Where stories live. Discover now