#18 "So kind"

243 25 5
                                    



De espalda a la pared, mis manos se apoyaban en mis rodillas para recuperar el aliento.

-Entonces, ¿qué película es?- mi respiración estaba entrecortada
-No te lo diré-.

Me quede pensando. Faltaban quince minutos para que iniciara la función y estábamos afuera del cine, esperando a entrar. Mi estómago estaba revuelto, habíamos corrido de regreso para que no se hiciera tarde. Por mucho que adoraba el helado, en ese momento pensaba que no había sido buena idea comer y echarse a correr en seguida.

-¿Estas mejor?- alce la vista para ver a James. Las náuseas estaban disminuyendo, para mi buena suerte
-Estoy recuperándome- intente mostrarle una sonrisa
-Mm. Sí... Te ves menos pálida- me dio unas palmaditas en la cabeza –Anímate. Inhala y exhala lentamente-. Lo hice y, al cabo de unos minutos y como por arte de magia, empecé a calmarme. El pulso se desacelero y las náuseas fueron desapareciendo. Me enderece y, entonces, entramos al cine –Puedes ir al baño a lavarte la cara, te refrescara- asentí.
-¿Y tú qué harás?-
-Voy a comprar provisiones- me guiño el ojo.

Dentro del cine el olor a palomitas era abrumador y nada apetecible, por lo menos no lo era para mí en ese momento. No se me antojaba comer ni beber nada.

En el baño de damas, me lave la cara y las manos. Aquello me refresco, el rubio había acertado de nuevo en sus consejos para hacerme sentir mejor. En ningún momento empecé a sufrir el clásico sudor frio, así que me relaje ante la idea de que las náuseas solo eran eso, nauseas. Todo se resumió a una sensación ambulatoria.

-¿Lista?- me encontré con James en el vestíbulo, el rubio sosteniendo un bote con palomitas en mano, dio un sorbo a la pajita que asomaba por el enorme vaso con soda. Asentí. –La sala es por acá- hizo un ademan con la cabeza.

El vestíbulo estaba lleno de gente que se formaba para comprar sus cajas de palomitas. Otros tantos caminaban por el pasillo donde se distribuían las entradas a las salas. La nuestra era la 4. Una grande y con numerosos asientos ocupados. Las luces ya estaban apagadas y la única fuente de luz era la de la pantalla. Seguí a James en medio del titileo sin perder de vista el cabello rubio que caía sobre su espalda y que parecía brillar con cada explosión de luz.

-Aquí- se detuvo en seco –Aquí vamos a sentarnos-.
-Ok-.

Fue hasta entonces que note que estábamos en la última fila. Desde ahí teníamos una vista total de la sala, la gente seguía llegando y buscaba lugares en el área central. Los pasillos de las filas de asientos del centro estaban llenos y parecian puntos de conflicto. Por alguna razón la gente se aferraba a tomar un lugar en esa área.

-Mira a esos idiotas- se burló James mientras estiraba las piernas y descansaba los pies en los asientos de enfrente. En la pantalla, los comerciales de ocasión seguían reproduciéndose. -¿Palomitas?- el bote apareció frente a mis ojos
-No, gracias- por encima de la blusa, acaricie mi abdomen. Mi estomago aún se estaba recuperando
-Si no quieres me las voy a acabar- advirtió –¿No creo que quieras refresco, o si?- negué con la cabeza. –Ok, más para mí- dio otro sorbo –Espero que esto no sea un plan para hacerme engordar- sonreí ante la ocurrencia. Hetfield me miraba entrecerrando los ojos
-Nada de eso, me gustas así de flacucho-
-¡Ja! Eh... ¿Gracias?-
-Y, entonces sobre la película...-
-No te lo diré- negó con la cabeza. Los anuncios estaban llegando a su fin y la pantalla se puso negra, la audiencia aulló

-Ya lo veras- le escuche susurrar en mi oído. Los vellos del brazo se me erizaron y acabaron por ser un escalofrió en mi nuca.

Estaba esperando a que apareciera Mad Max en la pantalla. Esa película eral del tipo de películas que vería James. Sin embargo, las primeras escenas no tenían el aire que mostraba la fotografía del poster.

My Friend of Misery /(En edición) Where stories live. Discover now