#23 "Pacto"

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Deslice los dedos por los mechones de mi cabello, tratando de eliminar los nudos de manera cuidadosa. Ese era el día en el que iría por las fotos, el día en que se decidiría si me daba empleo Joe, el hermano de Teresa, y eso resolvería sí mi situación económica continuaría en declive hasta el fracaso.
Por otro lado, habían pasado dos días de la cena que acabo en parranda en el departamento de James y, luego de no verlo ni saber mucho de él, esperaba con impaciencia e incontrolables nervios el momento de encontrarnos, lo cual sería después de recoger las fotografías reveladas.
Tome un taxi en dirección al parque Precita. Mis ahorros se me estaban acabando y en mis adentros desee que el trabajo de las fotografías no costara más de lo que me quedaba. De momento los nervios se los adjudicaba a ese detalle en específico pero más tarde pasarían a ser propiedad del rubio.

A pesar de que James y yo no nos habíamos vuelto a ver pero sí que se había molestado en llamarme. O casi.
Justo cuando llegue a casa, aquel día, tome unas pastillas para la jaqueca y decidí que lo mejor sería dormir, aunque tenía la sensación de que si lo hacía no despertaría en un bueeeeeeeeen rato. Hacía, por lo menos, un año y cacho que no le entraba tan duro a la cerveza y en ese momento el alcohol me la jugó feo, como si tuviera la condición de una puberta poco experimentada.
No podía concentrarme en otra cosa que no fuera en el punzante dolor alrededor de mi cráneo, sentí que moriría recostada sobre el reconfortante cobertor de mi cama, mientras en el exterior la luz del día se extinguía lentamente para darle paso a la noche y así, poco a poco, ser engullida por la oscuridad que se iba creando en mi cuarto. Fue entonces que alguien llamo a mi puerta para decirme que había una llamada de urgencia para mí en el teléfono del recibidor y tuve que salir de la confortante oscuridad a regañadientes.

-¡Cris! ¿Dónde te metiste?- Exclamó una voz del otro lado del teléfono tan pronto como atendí la llamada. Me quede en silencio intentando reconocer la voz, no se trataba de James, no se trataba de alguien que pudiera recordar.
-¿Quién habla?- note como mis palabras sonaban lentas y pesadas
-¿Cómo que quién habla?- protestó el sujeto, pero entonces, tratando de pasar por alto el dolor de cabeza, pude rebuscar en mi mente y recordar la familiaridad en esa voz -¿Acaso sigues ebria, Cristine? Habla Cliff-
-¡Cliff! Claro...-
-Sí, sí, el mismo. Ahora, dime ¿Qué tal te encuentras?-
-Mm, me duele la cabeza- admití llevando una mano a mi frente. No solo me dolía, tenía la sensación de que iba a explotar.
-Ah, entiendo. Por eso estas distraída-
-No lo estoy- replique pero solo me gane el silencio del castaño. Soltó un suspiro antes de seguir hablando
-Cris, ¿Por qué te fuiste?-
-No me sentía bien-
-Pudimos haberte ayudado-
-No lo pensé, Cliff. Los busque y solo me encontré con los otros medio muertos en sus habitaciones-
-James y yo salimos por comida y a acompañar a Rebecca a casa. No pensamos que despertaras tan pronto... Espera, ¿estuviste husmeando en las habitaciones?-
-Quizas sí- solté sin una pizca de vergüenza. La conversación se alargaba y el efecto de las pastillas para la migraña también. Froté mis sienes. –Necesitaba buscar señales de vida, ni siquiera recuerdo como termine en la habitación de James-
-¿No recuerdas nada?-
-Solo algunas partes-
-Mmm... entiendo. Es normal-
-Yo sé que es normal-
-¿Segura que no recuerdas nada?-
-No-
-Ni siquiera cuando le bailaste a James encima de la mesa-
-¿¡Qué!?- el susto me provoco una descarga en la nuca que me aturdio
-Jajaja, es broma Cris- siguió riendo mientras. Cada segundo era terrible porque debía seguir aguantando el dolor de cabeza, soportar la luz y los ruidos externos...
-Cliff, no quiero ser grosera pero ¿qué quieres? ¿Por qué llamaste?- le escuche parar de reír y aclarar la garganta
-Quería saber si habías llegado bien a casa- "¡¿Solo para eso llamaste?!" reclamé en silencio.
-Pues sí estoy bien, gracias-
-Ok. Con eso me basta, y no te preocupes, no hiciste ninguna locura estando borracha- Su tono era alegre pero, en mi estado, no me causo ninguna simpatía.
-Las partes que recuerdo son que estaba bebiendo y hablando con Rebeca, nada más-
-Las buenas platicas a veces te conducen a seguir bebiendo sin reparar en la cantidad de botellas vacías de cerveza que se acumulan frente a ti- asentí para mí misma. Conocía el caso perfectamente, bien pudo ser el mío. Estaba por soltar una despedida cortante cuando tuve la curiosidad de saber sobre Hetfield.
-¿Qué paso con James? ¿Cómo está?-
-Está bien pero ahora no está, salió-
-¿A dónde?-
-A buscarte-
-No juegues-
-Al parecer ese hombre no te tiene la suficiente confianza como para creer que llegaste tu solita a casa- Trague saliva sintiéndome culpable, eso me provoco una breve sensación de nauseas.
-Tengo que verlo- pensé en voz alta. Pude notar el desconcierto de Cliff ante mi comentario –Ehh, digo, dile que mañana lo veo-
-No se puede. Mañana tenemos pruebas de pista-
-¿Qué es eso?-
-Mm, es decir que tocamos las canciones que vamos a grabar. Tenemos cambios que hacer y_-
-¿Cuándo se desocupan?- Interrumpí y Burton balbuceo un poco antes de continuar.
-Los lunes suelen ser nuestros días de descanso, idea de Lars- explicó, hice una anotación mental sobre eso.
-En ese caso dile a James que lo veo el lunes-
-Sí, Cristine-.
Después de todo aquello nos despedimos y volví a mi habitación dando zancadas.
Habían pasado los dos días faltantes para que fuera lunes y, confiada en que Burton le hubiese pasado mi recado a James, esa tarde nos veríamos en cuanto me desocupara.

My Friend of Misery /(En edición) Where stories live. Discover now