#21 "Aturdida"

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Los ligeros efectos de la cerveza fueron disminuyendo con nuestra caminata. Cada vez me sentía más yo. Tomamos un bus que nos llevó hasta el norte de San Francisco y luego de un par de rodeos por calles desconocidas bajamos cerca de Fort Mason.

-¿Cómo te sientes ahora?- pregunto el rubio recién bajamos del bus.
-Más despejada-
-¿Cómo es que una cerveza...- reprimió unas risas que se convirtieron en tos. Al parecer aquello aun le causaba gracia. –Perdona-
-Hace meses que no bebía, James- explique con calma –Faltaba que me animara a hacerlo de nuevo, nada más-
-¿Esa amiga tuya te convenció de beber?-
-No, solo íbamos a pasar el rato- su silencio me dijo que estaba analizando la situación, supuse que también esperaba por más explicaciones. –Se llama Teresa- continúe –Vive en el mismo edificio que yo-
-Nueva amiga, eh. No me habías dicho que ya habías remplazado a tu Diana-
-No la remplace, James- él me miraba en con un gesto de diversión –Sé que no te caía bien pero tampoco te hable de Teresa porque nunca salió el tema-
-Hmm. Tienes razón-
-Ella tiene más aguante. Bebió más de una cerveza y aún estaba normal- la imagen de Teresa despidiéndose, con medio cuerpo fuera de la ventana del taxi, se reprodujo en mi cabeza como escena de película vieja. –Bueno, casi normal. Estaba muy animada- me corregí.
-Una bebedora empedernida, eh- dedujo James -¿Cómo es que siempre atraes ese tipo de gente?-
-¿De qué hablas?-
-Tú sabes de qué hablo... Conocí a tus amigas siendo unas santas y, mira, la última vez que las vi fue hace unas semanas. Subieron a tocar en sostén y terminaron la noche escupiendo cerveza- empecé a reír un poco. -Y cuándo salías con Dave, bueno... eso fue demasiado- me quede en silencio. Hablar del ex con el chico con quien pretendía salir de manera oficial no era algo que me animara mucho. James notó mi seriedad y cambio el tema –Bueno, mi punto es que te has rodeado de la gente más loca que yo pudiera conocer. Y ahora está la amiga nueva, ¿No crees que pueda ser una mala influencia para ti?-
-¿Mala influencia? Jaja. No. Somos muy diferentes y... creo que me respeta como soy- el rubio permaneció en silencio
-¿Estas segura?-
-No la conoces-
-¿Y tú sí?-
-Pues mejor que tú, sí- el rubio resopló
-Está bien, Cris. Solo digo que nunca me habías hablado de ella, por lo que supongo que no tiene mucho que se conocen. Y aun así, fue lo suficientemente capaz de convencerte para beber, siendo que no habías bebido en años-
-Meses- le corregí
-Meses, perdón-.

Permanecimos en silencio. No había visto a James hablando un tema como ahora. Lo abordo y expuso su opinión como un muchacho sabio, como si poseyera la experiencia de detectar la mala hierba de la sociedad. Lo analice mientras continuábamos andando. Su expresión estaba relajada, y seguía caminando a paso seguro con aire indiferente. Hace años que nos conocemos, era normal que se preocupara por mí, además de que Diana nunca le cayó bien, que al caso era una versión 2.0 de Teresa. O viceversa.

-Así que, ¿desde cuándo te preocupas por mí y las amistades que hago?- la pregunta pareció tomarlo por sorpresa. Entorno los ojos y se relamió los labios mientras se disponía a contestar
-Supongo que desde ahora- dijo él –O quizás desde siempre- se corrigió y no evite sonreír
-No me digas. Que halago- bromee. Caminamos otra cuadra en silencio antes de que me hablara otra vez.
-Cris, sé que antes no fui un tipo muy detallista pero...- me tomo del brazo y nos detuvimos en la esquina de las calles Bay y Polk –Ahora puedo cambiar eso- sus ojos estaban fijos en mí, la sinceridad en su mirada fue tal que me intimido y me obligo a apartar la vista de él
-Eh, no te entiendo- tenía un presentimiento de saber qué era lo que quería decirme, pero no haría nada hasta escucharlo de sus labios
-Bueno, yo, eh...- exhalo y miro al cielo mientras untaba sus manos en los costado de su pantalón –Vaya- soltó como si hablara para sí mismo. –Da... dame un momento- balbuceo nerviosamente. Me causó gracia que la mirada penetrante y sincera se hubiera desvanecido tan rápido
-Esta bien, James-
-Además, hay otra cosa que debes saber-
-Pues dime- le anime, mi pulso se aceleró sabiendo que en cualquier momento tendría que lanzarme hacia él
-Ok. La razón de esta cena es que debemos partir a Nueva York para terminar la edición del nuevo álbum... esta semana-
-¿Qué?- fui consciente del tono de desilusión en mi voz. El gesto del rubio se suavizo y espero por una respuesta más compleja
-Te lo habría dicho antes pero...- se quedó en silencio. Mientras ordenaba mis pensamientos y mis emociones, los cuales habían levantado vuelo y hacían caos dentro de mí, sentí la mano de James en mi cabeza. Me acariciaba y me sentí como un perro al que tratan de calmar y por un momento un destello de ira se asomó en mi rostro. Este hombre siempre me dejaba. Aparecía y se esfumaba. Era la historia de nuestras vidas. Nunca se formaba nada en concreto entre los dos y eso era lo más exasperante que había. Sin embargo él apartó la mano y la ira que había sentido desapareció. Reprimí los impulsos y trate de calmarme. -¿Estas bien?-. Con el poco ánimo trate de esbozar una sonrisa.
-Sí, James- sonreí a duras penas –Así son las cosas con esto de tener una banda, ¿verdad?- me encogí de hombros
-Por ahora. La otra cosa es que quiero que vengas conmigo- trago saliva y me miro esperando respuesta pero me quede en shock. Al ver que no reaccionaba, James continuo –No eres una chica que apenas conocí ayer, Cris. Te quiero. Lo sabes- abrí la boca pero no salió palabra. Cuando James parecía que continuaría hablando un grito llamo nuestra atención.
-¡Eh. Ya era hora!- el rubio tenso la mandíbula y miro al otro lado de la calle Polk. Había gente caminando pero James no miro en dirección de la banqueta sino que echo la cabeza hacia atrás para mirar a lo alto de un edificio. En la esquina frontal de Polk y Bay, un edificio de apartamentos tenía lugar. De los niveles superiores un par de jóvenes se asomaban de una ventana –Nos estamos muriendo de hambre, viejo-
-¡¿Vas a subir ya o qué?!- gritaron esos dos. En silencio James levanto la mano y les hizo una seña para que entraran de nuevo al departamento. Le escuche soltar un suspiro.
-Vamos, Cristine- con evidente mal humor, James me indico que continuáramos caminando. La charla tendría que esperar.

My Friend of Misery /(En edición) Where stories live. Discover now