#5 "Detrás de los ojos azules"

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Llegamos tarde al Stone. Dave quería que bebiéramos un trago más antes de salir del depa, como sí las dos horas anteriores no hubiéramos bebido lo suficiente.

-Creo que no es tan tarde- me dijo Cliff después de hablar con uno de los organizadores.
-¿De qué hablas?-
-Se volvió a retrasar la tocada- explico.

Típico. Te dicen que tocas a eso de la 10:30, te piden que llegues a las 8, y en realidad llegamos a las 9:45, para enterarte que probablemente vas a tocar hasta las 12 de la madrugada.

La organización siempre suele fallar.

-Te invito una cerveza- me anime a decirle a Cliff, a pesar de que él desaprobaba la idea de seguir bebiendo después del empacho que nos echamos yo, Lars y Dave en casa.
-Supongo que sí. Me estresa esperar- aceptó para mi sorpresa.

El Stone estaba lleno de gente como de costumbre, y eché un vistazo al banquillo de la barra en el que me senté la primera vez que vine. Algo tenía ese banquito, porque solo recuerdo que me senté en él y todo empezó a dar vueltas y a ponerse borroso.

-Dos cervezas- grito Burton al barman, Rogelio.

Desde nuestra llegada frecuentamos el Stone un par de veces a la semana. No era mala idea hacerse amigo del hombre que estaba de encargado del bar.

-James, Cliff...- exclamo Rogelio – ¿Dónde está su amigo el danés?-
-Por ahí- hice una seña con la mano.
-¿Y Dave?- alce los hombros como de "no sé", y Rogelio pareció desanimarse –Mmm. Es mi cliente preferido, jajajaja-
-"Me pregunto por qué"- me dije para mis adentros mientras daba un buen trago de cerveza
-¿Están nerviosos?-
-Nah- respondió Cliff con indiferencia, tomo su cerveza y bebió
-Jajaja, perdí lo nervios desde hace meses- mentí.

Los nervios se pasan con el tiempo, cuando tocas en una ciudad donde ya te conocen, sientes que la pequeña fama que tienes te sube el ego. Pero cuando eres nuevo en una ciudad totalmente diferente y no tienes la misma popularidad que en tu ciudad natal, bueno... los nervios llegan. Quizás por eso bebimos dos horas antes de salir. Tomamos asiento en los bancos de la barra, me fui hasta la orilla para beber alejado del montón de gente; a mi derecha tomo su asiento Cliff y a mi izquierda solo había un muro.

-Burton- dijo alguien que llego y se quedó al lado de nosotros (al lado derecho de Cliff exactamente). Rogelio se fue a atender al resto de la gente y nos dejó en la orilla de la barra con nuestra nueva compañía: Gary Holt.
-Que hay, Gary-
-Nada interesante, lo de siempre, malditas mujeres ni ellas se entienden- se quejó. Seguí bebiendo, hablar de mujeres en plan sentimental me parecía patético –Lidia ha estado preguntando por ti- agrego Gary y sentí a Cliff darme un codazo. Casi derramo la cerveza de mi boca
-Te hablan- me dijo el castaño
-¿Ah sí?- dije tratando de pasarme el trago
-¿Qué le dijiste para que la dejaras tan interesada en ti?-
-Nada, solo que iba a tocar hoy, que no soy de San Francisco...- hice memoria –no recuerdo, ella se la paso hablando, yo solo bebía cerveza-
-¿Ah sí, y que te dijo?-
-No sé, no me importaba- Gary y Cliff empezaron reírse de mi indiferencia
-¿Es decir que la ignoraste?- dijo Cliff entre risas
-No. Es que yo estaba bebiendo y... Mmm bueno básicamente sí-.

Estallaron en risas pero yo no entendí porqué. Todos tenemos otra mentalidad cuando se nos sube el alcohol y al menos yo no era de los que les gustaba escuchar las pláticas de las mujeres. Una vez que escuchas a una, ya te las sabes todas.

-Ahí esta esa perra- gruño Gary y bebió cerveza
-Le rompiste su corazón de princesa varias veces, ya era hora que te dejara-
-¿De qué carajos hablan?- pregunte al ver que la charla entre Burton y Holt había tomado nuevo rumbo
-De mi ex, James- explico Gary
-Se quedó ardido cuando ella lo dejo- me susurro Burton en un tono burlesco y comenzó a reírse
-Cállate- Gary le dio un manotazo en la cabeza.

Alce las cejas y seguí bebiendo. Gary era castaño claro, y tenía su fama por ahí. No lo conocía muy bien pero sé que si yo fuera mujer, sería el último tipo en quien me fijaría.

-James, ¿sabías que a Cliff lo rechazaron hace poco?- escuche decir a Gary
-No me digas- mi tono de desinterés no podía ser más obvio
-Gary, no empieces con eso. Además es historia vieja-
-Lo mío con Diana también es historia vieja y aun no lo superas-
-Pero en tu caso las cosas no terminaron bien, y conmigo, bueno, me rechazaron pero seguimos siendo amigos-
-Burton, una mujer borracha haría lo que fuera- guiño el ojo
-No soy tan cerdo-.

La charla de los corazones rotos comenzaba a estresarme, y no mejoro cuando la supuesta ex se acercó a pedirle una cerveza a Rogelio.

-Roge, dos cervezas- dijo la chica en un tono agudo
-Ya van, en seguida te las doy, preciosa- contesto el barman
-¿Para qué quieres dos cervezas?- habló Holt en tono molesto
-Que te importa, Gary-
-¿Ya andas con otro, verdad?-.

Cliff y yo nos miramos un poco tensos e incómodos con el dulce reencuentro.

-Los dejamos solos- dijo Cliff, me jalo del brazo dándome a entender que era hora de irnos de ahí. Tome mi cerveza y me puse de pie.

Por curiosidad, una maldita y diminuta curiosidad, se me ocurrió mirar a la ex de Gary.

Una chava esbelta, con un cuerpo bien dotado, cabello pintado y un maquillaje digno de una dama. Era de esas mujeres a quienes ves y sientes curiosidad por verlas brincar. Sin embargo, la atracción solo me duro un segundo, pues en seguida la reconocí.

Ella también me vio y su expresión de asombro fue notoria. Trague saliva, sí, yo conocía a la mentada ex de Gary, Diana. La había visto antes, mucho antes de llegar a San Francisco. Nunca la trate, ni siquiera me caía bien y sé que el sentimiento me era correspondido. Ella es, o fue, la mejor amiga de Cristine y tenía el presentimiento de que, si Diana estaba ahí, quizás también lo estaría Cristine, eso sí su amistad hubiese sobrevivido con los años.

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My Friend of Misery /(En edición) Where stories live. Discover now